Pirlo

Lo que hizo Pirlo el domingo en la tanda de penaltis contra Inglaterra confirma una frase que repet¨ªa Rafael Azcona para cabreo de algunos: "Las mayores demostraciones de inteligencia las he visto en algunos lances del f¨²tbol". Lo que hizo Pirlo fue utilizar la habilidad para voltear el estado de ¨¢nimo. Su equipo hab¨ªa llegado a la ruleta de los penaltis despu¨¦s de jugar mejor y se encontraba en desventaja tras el fallo de un compa?ero. El portero contrario, Hart, decidi¨® exhibir una especie de tonta altaner¨ªa para achantar a los rivales. As¨ª que Andrea Pirlo lo vio tan crecido y tan seguro que intuy¨® que no bastaba con marcar el gol, hab¨ªa que invertir el estado de ¨¢nimo. As¨ª que ensay¨® una cucharita a lo Panenka y logr¨® que el bal¨®n entrara suave y despacito por el mismo centro de la porter¨ªa. Unos se vinieron abajo, los otros arriba.

El f¨²tbol se ha convertido en una ceremonia tan invasiva que es imprescindible protegerse de ¨¦l como del sol en verano. La atenci¨®n desmedida que recibe en un panorama tan demoledor como el actual es un insulto a la sensibilidad social. Pero ser¨ªa est¨²pido perderse esos estallidos de ingenio por culpa del prejuicio que convierte en irritante lo que se hace en exceso popular. En esa inteligencia para cambiar la din¨¢mica est¨¢ la m¨¢s elocuente denuncia de quienes insisten en la demolici¨®n de derechos, conquistas y protecci¨®n ciudadanos, pero siguen enfrascados en no se sabe muy bien qu¨¦, pero que podr¨ªamos definir como la pol¨ªtica del patad¨®n a seguir.

La Eurocopa nos ha dejado la imagen de Merkel y Rajoy viviendo los partidos con bastante m¨¢s intensidad que viven las cumbres financieras. La nueva publicidad sobre la selecci¨®n espa?ola se apoya en anuncios de estilo argentino sobre la patria unida y el ¨¦xito colectivo que bordean lo cursi. Las hermanas Telecinco y Telecuatro, tras a?os en que desde la cadena se insist¨ªa en la falta de rentabilidad del f¨²tbol televisado, se aplican en su estilo. Pero todo eso se puede soportar gracias al gesto de alguien como Pirlo, cuyos 33 a?os de futbolista, equivalen en la edad de las personas normales a unos 80.