Una visi¨®n imponente
Zurita
Ra¨²l Zurita
Delirio. Salamanca, 2012
752 p¨¢ginas. 24 euros
Un volumen de poes¨ªa de m¨¢s de setecientas p¨¢ginas cuyo t¨ªtulo es igual al apellido del autor: bien podr¨ªa confundirse con una ¡°obra reunida¡±. Porque ?qui¨¦n, qu¨¦ poeta, en cu¨¢l lengua, escribe hoy un libro suelto sustentado en semejante ambici¨®n? Es chileno, se llama Ra¨²l Zurita, ha practicado todas las formas de escritura o de inscripci¨®n: desde quemarse una mejilla para poner la foto de la cicatriz en la portada de su extraordinario primer libro (Purgatorio, 1979) hasta trazar con cinco aviones unos versos en el cielo de Nueva York (La vida nueva, 1982), o escribir con topadoras en una gran extensi¨®n del desierto de Atacama, o incluir un encefalograma en uno de sus libros, y hasta unos gr¨¢nulos de braille; y en Zurita, las fotos ¡ªque abren, cierran, disparan el libro¡ª de la espuma del Pac¨ªfico abrazando los inmensos acantilados de la costa chilena. Zurita es lo contrario de la est¨¦tica del fragmento y del silencio: toda superficie y todo lenguaje mueven la escritura, porque la poes¨ªa (americana) es un magma que no debe interrumpirse, que tiene que fluir y envolver el mundo como una segunda capa de pintura, no para embellecerlo, sino para revelarlo.
Zurita ¡ªuna parte breve del cual hab¨ªa salido bajo el t¨ªtulo Cuadernos de guerra (2009) en la madrile?a Amargord y que tambi¨¦n ha sido publicado por las ediciones de la Universidad Diego Portales de Chile¡ª no es, sin embargo, una apuesta de poes¨ªa conceptual, no es solo proyecto: hay en este libro una intensidad inspirada y hasta una crudeza no mitigada por su propia excentricidad, porque se trata de la periferia de un n¨²cleo vac¨ªo, pues solo en los m¨¢rgenes es posible, hoy, alguna forma de grandeza. Zurita traz¨® desde el principio su divisa dantesca, y este libro tiene algo de nostalgia g¨®tica. La violencia inici¨¢tica es a la vez personal e hist¨®rica: su arresto durante la dictadura de Pinochet, a la que el poeta convierte en cifra de un destino individual y nacional, as¨ª como la monta?a y el mar de Chile son omnipresentes en su escritura.
Zurita es un poeta de una convicci¨®n y de una fuerza en verdad inusuales; el personaje que construye, y que revisita un infierno muy de este mundo, aparece fr¨¢gil, angustiado, a un paso del colapso sin retorno; pero la escritura que de ¨¦l se destila despliega un rango completo, capaz de abarcar lo f¨²til y lo sublime, el detalle y el sistema (en todo lo cual, una vez m¨¢s, se trasluce la referencia a la Comedia de Dante; pero un poco como William Blake frente a Milton: no como imitaci¨®n, sino como visi¨®n). Esa convicci¨®n y esa fuerza le permiten fundir registros que parec¨ªan inconciliables: cierta ambici¨®n nerudiana de cartografiar en el verso la vastedad y el mito del paisaje americano (hay toda una secci¨®n de Zurita dedicada a los grandes r¨ªos de Chile, asociados a profetas b¨ªblicos); la ra¨ªz rom¨¢ntica y vanguardista de la transfiguraci¨®n subjetiva de ese paisaje en poema (que vagamente recuerda el viaje vertical del Altazor de Huidobro), la historia reciente de Chile como ¨¢mbito en que todo lo anterior adquiere pleno sentido: ¡°Hace meses que la / radio est¨¢ estropeada, pero sigo escuch¨¢ndola. / Me visto deprisa y salgo a la calle. Ahora la / canci¨®n parece surgir de todas partes y al bajar / los ojos veo la cadena de las otras monta?as / emergiendo en la nevada. La voz de V¨ªctor / Jara cubre ahora por completo las cimas / de los Andes (...)¡±. Y est¨¢n los sue?os ¡°Kurosawa¡±, dimensi¨®n cinematogr¨¢fica de una pesadilla en la que se amasan Pinochet, el Valium y la tortuosa vida emocional del Zurita personaje de este libro; libro imponente, en todos los sentidos del t¨¦rmino.
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