¡°No se ha de buscar la originalidad¡±
Nacido en Argentina tuvo que escapar de su pa¨ªs en 1976 huyendo de la junta militar
Hay arquitectos que se refugian en la elegancia de las l¨ªneas puras, que prefieren dejar su huella en lo p¨²blico, al servicio de las necesidades de fondo de las sociedades que habitan, y construyen hospitales, escuelas o pabellones, antes que deslumbrantes edificios singulares para clientes de renombre. Mario Corea (Rosario, Argentina, 1939) es uno de estos. El Colegio de Arquitectos de Catalu?a le rindi¨® homenaje el mes pasado por medio de la deliciosa exposici¨®n El quadern dels inicis. Mario Corea, y acaba de terminarse un documental titulado El valor de la idea, producido por Nihao Films, que pr¨®ximamente se emitir¨¢ por televisi¨®n.
A Corea, la concepci¨®n de su oficio le viene marcada por su peripecia vital. Lleg¨® a Barcelona en 1976 huyendo de la dictadura militar argentina, con una mano delante y otra detr¨¢s. Hab¨ªa hecho el M¨¢ster en la Universidad de Harvard y en 1970 recibi¨® el diploma en Arquitectura de la Architectural Association School, en Londres. Todo iba viento en popa. Residi¨® y ejerci¨® como arquitecto en Estados Unidos durante siete a?os y colabor¨® en el despacho de Josep Llu¨ªs Sert ¡ªque hab¨ªa sido uno de sus maestros¡ª y de Paul Rudolph.
Entrada la d¨¦cada de 1970 volvi¨® a Argentina y entr¨® como profesor de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Nacional del Litoral, en Rosario, la misma donde se hab¨ªa graduado en 1962. Eran a?os intensos y de inevitable compromiso, y Corea nunca escondi¨® su condici¨®n de hombre de izquierdas. Lleg¨® el golpe militar y un d¨ªa se enter¨® de que hab¨ªa sido ¡°liquidado¡± ¡ª¨¦ste era exactamente el t¨¦rmino burocr¨¢tico¡ª como profesor, y ante la evidencia de que iba a ser chupado por los milicos, se subi¨® a un avi¨®n con destino a Espa?a, porque Sert le asegur¨® que iba a darle trabajo.
¡°Sal¨ª como pude de Argentina, temiendo que, en la obligada escala en Brasil, me devolvieran¡±, recuerda ahora, ¡°y cuando llegu¨¦ a Barcelona Sert no estaba. Pero tuve suerte. Oriol Bohigas y Manuel de Sol¨¤-Morales acudieron en mi ayuda y pronto estuve dando clases en la escuela de Arquitectura¡±.
Fue en esta ¨¦poca que Corea empez¨® a trabajar con sus cuadernos, plasmando de forma compulsiva las ideas y proyectos que, por entonces, no pod¨ªa llevar a cabo. Y son estos cuadernos, rescatados ahora, los que vertebran la exposici¨®n que ocup¨® el COAC hace unas semanas. Una muestra que Corea ha dedicado a sus cinco maestros: Louis Khan, el primero que le hizo la gran pregunta sobre el oficio de la arquitectura; Fumihiko Maki, su profesor en el m¨¢ster del GSD, que le fue a buscar personalmente a su casa el d¨ªa del examen porque se hab¨ªa quedado dormido; Frank Lloyd Wright, por la profunda influencia de su obra; Mies van der Rohe, porque asisti¨® a la reconstrucci¨®n del Pabell¨®n de Barcelona, impulsada por Bohigas, y naturalmente Sert, de quien cita una frase clave: ¡°El Parten¨®n es s¨®lo el mejor ejemplo de muchos tipos similares de edificaci¨®n. La novedad no lo hizo inmortal¡±.
La relaci¨®n con Sert nace por casualidad cuando tan s¨®lo era un estudiante en Harvard. ¡°Un d¨ªa, en la lavander¨ªa, un tipo que se encargaba de buscar trabajo para los estudiantes, me pregunt¨® si se me daban bien las maquetas. Me present¨¦ y me dieron el trabajo. De Sert aprend¨ª casi todo lo que s¨¦, pero sobre todo que la originalidad no hay que buscarla, sino que es mucho m¨¢s importante hacer bien nuestro trabajo¡±.
Dibujos y maquetas son, todav¨ªa, los instrumentos de trabajo de Corea, que no utiliza ordenador para sus proyectos, lo hace la gente de su estudio una vez que ya tiene el proyecto articulado. Por eso funciona tan bien la idea de los cuadernos, que rellena compulsivamente, est¨¦ donde est¨¦, plasmando las ideas que se le van ocurriendo. No es de extra?ar que tambi¨¦n haga pintura, como elemento de liberaci¨®n. En cierta ocasi¨®n, explica un galerista le hizo una exposici¨®n de la que se vendieron varios cuadros. ¡°Despu¨¦s¡±, explica, ¡°me vino para decirme como ten¨ªa que hacerlo para triunfar como pintor, y le dije que, imposible, que precisamente pintaba porque era un g¨¦nero en el que no ten¨ªa ninguno de los condicionantes que tiene la arquitectura¡±.
La trayectoria profesional de Corea se articula, como corresponde a su pensamiento pol¨ªtico y social, en torno a la obra p¨²blica. ?ltimamente se ha convertido en un arquitecto de hospitales, una especialidad que, en principio, asegura, no se hab¨ªa planteado, pero el ¨¦xito de la Unidad de quemados del Hospital Vall d'Hebron, de Barcelona, la ampliaci¨®n del Hospital Verge de la Cinta, de Tortosa o el Hospital Universitario Sant Joan, de Reus y el Hospital General de Mah¨®n, le consagran en este g¨¦nero.
Tambi¨¦n particip¨® en la construcci¨®n de la Barcelona ol¨ªmpica de 1992, en una obra de la que ha aprendido lo tozuda que es la realidad. Recibi¨® el encargo de construir en l'Hospitalet del LLobregat el Estadio Ol¨ªmpico de Beisbol, con un aforo para 8.000 espectadores. Consciente de la escasa popularidad de este deporte en Espa?a, sugiri¨® evitar la muy peculiar forma de los estadios de beisbol y darle una forma circular para que, as¨ª, pudiera ser reciclado como estadio de f¨²tbol cuando acabaran los juegos. Pero la federaci¨®n internacional de este deporte, que se estrenaba como deporte ol¨ªmpico, tem¨ªa precisamente esto: que el beisbol fuera desplazado por el f¨²tbol, y exigi¨® que el estadio tuviera la cl¨¢sica forma de diamante. Pero las predicciones de Corea se cumplieron implacablemente. Ahora, en estadio se juega a f¨²tbol, eso s¨ª, con una incongruente tribuna. En este campo, es tambi¨¦n el autor del estilizado Estadio de Atletismo de Sabadell.
La vida es larga y da muchas vueltas. Si Corea sali¨® de Argentina sin nada y temiendo por su vida, ahora ha vuelto por la puerta grande y pasa en su pa¨ªs natal varios meses al a?o. Ha vuelto a dar de nuevo clases en su universidad y trabaja para una administraci¨®n p¨²blica gobernada por la izquierda. Su viejo amigo Hermes Binner, gobernador de la provincia de Santa Fe, el primer socialista que ocup¨® un cargo de este nivel en la historia de la Argentina, le contrat¨® para construir escuelas y centros culturales. Cuenta, emocionado, como cuando inaugur¨® una peque?a escuela en un pueblo que carec¨ªa de todo, un anciano del lugar le hizo ver la dimensi¨®n que para ellos ten¨ªa aquel peque?o trabajo. En esto ¨²ltimos a?os ha realizado el Hospital HECA de Rosario (2007) y asesora la Unidad de Proyectos Especiales del Ministerio de Obras P¨²blicas y Vivienda del Gobierno de la provincia de Santa Fe. Por otra parte, convertido ya en maestro de arquitectos, mantiene una intensa actividad como profesor invitado y conferenciante en universidades y escuelas de arquitectura y urbanismo de Espa?a, Argentina y EE UU.
Babelia
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