Seis escritores en busca de William Faulkner
Varios escritores homenajean al autor de 'El ruido y la furia' en el cincuentenario de su muerte Siguiendo la mirada poli¨¦drica de Faulkner descifran algunos de los aspectos clave de su obra Matute, Moix, Giralt Torrente, Landero, V¨¢squez y Mar¨ªas se adentran en la obra Se trata de uno de los escritores m¨¢s innovadores del siglo XX
Ese hombre con el pelo blanco y bigote entrecano vestido con camisa blanca de algod¨®n un poco arrugada y corbata a rayas que teclea una m¨¢quina de escribir en su estudio rodeado de libros, es el mismo hombre que est¨¢ sentado en una terraza bajo la luz de California con gafas de sol, exhibiendo su piel bronceada sin camisa, bermudas blancas y zapatos con calcetines, inclinado frente a otra m¨¢quina de escribir. Dos im¨¢genes distintas de un mismo autor que escribi¨® por placer y por dinero pero con la misma entrega caudalosa de palabras al servicio de historias ins¨®litas que iluminan sombras de la naturaleza humana. Se llama William Faulkner y es uno de los escritores a quien m¨¢s deben los autores de la segunda mitad del siglo XX.
Los ecos de su torrente literario, aunque han pasado por diferentes decibelios en estas d¨¦cadas, estos d¨ªas suenan con fuerza con motivo del cincuentenario de su muerte, 6 de julio de 1962, a la edad de 64 a?os. Fue el creador de un calculado universo ca¨®tico reflejado en su nombre laber¨ªntico: Yoknapatawpha. Un territorio ficticio inspirado en el condado de Lafayette (Misisip¨ª) y el sur de Estados Unidos, en su ¨¦poca de derrota y abandono y donde el Tiempo tiene vida propia para que Faulkner lo muestre no solo oxidado o lento, a veces, sino tambi¨¦n con un movimiento de electr¨®n. All¨ª suelen transcurrir la mayor¨ªa de sus historias innovadoras en forma y fondo a la que tanto deben escritores de todas partes del mundo, especialmente, latinoamericanos que van desde Alejo Carpentier y Juan Rulfo, hasta Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez y Mario Vargas Llosa pasando por Juan Carlos Onetti y Guillermo Cabrera Infante quienes siempre reconocieron su influencia por obras como El ruido y la furia, Mientras agonizo, Santuario, Luz de agosto, ?Absal¨®n, Absal¨®n!, Las palmeras salvajes¡
¡Historias faulknerianas que zigzaguean y penetran en las zonas de penumbra y oscuras de las emociones y los sentimientos y la raz¨®n y los instintos del ser humano en una mara?a perfecta donde el tiempo, el espacio y la acci¨®n est¨¢n concebidas solo para ese mundo y no para otro.
En un homenaje a la mirada poli¨¦drica de Faulkner (premio Nobel de 1949), seis escritores se adentran en sus predios para tratar de descifrar la riqueza de su universo en expansi¨®n que se presta a tantas interpretaciones:
EL LADO OSCURO
Ana Mar¨ªa Matute
M¨¢s all¨¢ del mal emponzo?ado que se percibe en las narraciones, para Ana Mar¨ªa Matute es el mejor escritor que ha sabido imbricar una atm¨®sfera especial con los odios y amores familiares, sentimientos anudados cuyo influjo contamina todo a su alrededor. ¡°Describe como nadie el lado oscuro del ser humano, lo turbio e inquietante que puede haber en ¨¦l¡±, arrostrado con un lenguaje ¡°inconfundible por su fuerza y con un torrente que parece que no se acaba nunca¡±. Para Matute, el escritor ejerce una especie de embrujo sobre el lector al saber mezclar el misterio y la realidad sin llegar a ser fant¨¢stico, incluso con las acciones en apariencia vulgares pero que va desvelando poco a poco. Una de sus obras preferidas es Luz de agosto.
LA ATM?SFERA
Ana Mar¨ªa Moix
La comuni¨®n del entorno con los personajes y los hechos acaecidos, sospechados y futuros crean, para Ana Mar¨ªa Moix, un personaje esencial e irrepetible: la atm¨®sfera. Todo, dice, tan aparentemente suelto en un ambiente donde el clima y el tiempo parecen complementar los sucesos. ¡°Aunque nada tan medido como sus relatos con una trama argumental realzada por la fuerza de la prosa que se desborda. Es la fuerza del estilo sobre el argumento que lo controla todo para crear un ambiente y una atm¨®sfera donde todo fluye y encaja¡±. Y se aprecia en Luz de agosto, que es, para Moix, una de las novelas que m¨¢s le gusta.
LOS PERSONAJES
Marcos Giralt Torrente
El sino de los personajes de Faulkner se siente y se vive, desvalidos, solitarios, criminales, inocentes, marginales, corruptos¡ Para entenderlos, Marcos Giralt Torrente sugiere imaginar por un momento que Dios existe y que conoce el desino de todas sus criaturas. Los personajes de Faulkner, dice el escritor, est¨¢n predestinados de la misma manera: ¡°su pasado o el grupo social al que pertenecen dictan su futuro, pero, como la mayor¨ªa ni siquiera es conscientes de ello, la aparente pasividad con que lo aceptan no es elegida, sino apenas una huida hacia adelante (una huida solo de vida) que resulta especialmente f¨¦rtil a la hora de poner en un primer plano las aristas de la condici¨®n humana¡±. Dos de sus novelas preferidas son El ruido y la furia y Mientras agonizo.
LA MUJER
Luis Landero
Una criatura clave en este mundo literario es la mujer por todo lo que la envuelve en lo terrenal e imaginario. Luis Landero dice que la mujer joven en Faulkner es casi siempre el desencadenante de un proceso tr¨¢gico. ¡°Es la hembra que, sin quererlo, sin ¨¢nimo de seducci¨®n, atrae mortalmente al macho y lo somete a las leyes ciegas de la naturaleza. Ella es la depositaria del honor y la encargada de velar por la perpetuaci¨®n de la especie¡±. Para Landero, el poder de ella es tan inocente y primario como inmenso y fatal. Por eso, ¡°el hombre, el macho, intentar¨¢ en vano huir de ella, pero acabar¨¢ sucumbiendo a su implacable canto de sirena. El hombre, que aspiraba a la pureza o a la libertad, jam¨¢s le perdonar¨¢ la esclavitud a que lo ha sometido la hembra con la fatalidad de sus encantos. La castigar¨¢ o la despreciar¨¢ por ello¡±. En cambio, a?ade, la mujer mayor, ya no f¨¦rtil, ¡°suele desempe?ar el humilde papel de moderar, y sufrir, las fantas¨ªas ¨¦picas de los hombres¡±. Y Luz de agosto es, otra vez, nombrada como la novela favorita, seguida de Mientras agonizo.
LA HISTORIA
Juan Gabriel V¨¢squez
Tiempo, espacio y acciones de criaturas, predestinadas o no, pero hijas de la Historia. ¡°Ayer no terminar¨¢ sino ma?ana', escribe Faulkner en Intruso en el polvo, 'y ma?ana comenz¨® hace diez mil a?os¡±, recuerda Juan Gabriel V¨¢squez, que tiene una relaci¨®n especial con el escritor estadounidense. Algo que para ¨¦l es una ¡°peligrosa obsesi¨®n (la idea de que somos el producto indirecto de varias generaciones, de que nuestras tristezas y nuestra bienaventuranza son el resultado de una conspiraci¨®n antigua) que ha moldeado mi ficci¨®n y es, creo, la manera m¨¢s rica en que puedo leer a Faulkner¡±. Reconoce, entonces, que, tal vez por eso ?Absal¨®n, Absal¨®n! le sigue sorprendiendo: ¡°pocas novelas han explorado de manera tan rica el car¨¢cter inasible de la historia, su terrible ambig¨¹edad y nuestra incapacidad para dar una versi¨®n ¨²nica y confiable de ella. Contar una historia, nos dice esa novela, contar nuestro pasado, es modificarlo: no hay relato puro. 'Tal vez no hay nada que suceda una vez y se termine', dice o intuye Quentin. Lo que hay es hechos con consecuencias interminables y que, para rizar el rizo, son distintos seg¨²n quien los cuente¡±.
EL ESTILO
Javier Mar¨ªas
La fuerza extraordinaria de Faulkner est¨¢ en su estilo, afirma Javier Mar¨ªas. Un estilo que, agrega, lo emparenta con Proust, que ha sido una de sus influencias, y con Henry James. Lo que lo distingue de ambos ¡°son sus p¨¢rrafos largos, como si surgiera a borbotones hasta el punto de que es menos respetuoso con la sintaxis que ellos; como si a veces dijera: 'la sintaxis no me importa'. Incluso lo lleg¨® a decir: 'Si meto tanto en un solo p¨¢rrafo es porque no s¨¦ si voy a llegar vivir al siguiente'. Esa exuberancia borbot¨®nica da a su estilo una fuerza que atrapa y convierte cada p¨¢gina en una suerte de oleada que atrapa al lector y que nadie jam¨¢s, ni antes ni despu¨¦s de ¨¦l, se aproxima a esa prosa¡±. Para Mar¨ªas, se trata de un autor m¨¢s rupturista que el propio Joyce, ¡°que es m¨¢s deliberadamente rupturista, en Faulkner todo parece m¨¢s natural¡±. ?Una obra? Las palmeras salvajes.
Seis voces como cerillas sobre el universo faulkneriano. Y una m¨¢s: la del propio Faulkner que, cual demiurgo, entreabre la puerta de su creaci¨®n en una frase de El ruido y la furia: ¡°Jason escupi¨® al fuego. El fuego silb¨®, se desenrosc¨®, se volvi¨® negro. Luego se puso gris. Luego se fue¡±.
Cartas escogidas. Edici¨®n y selecci¨®n de Joseph Blotner. Traducci¨®n de Alfred Sargatal y Alicia Ram¨®n. La mansi¨®n. Traducci¨®n de Jos¨¦ Luis L¨®pez Mu?oz (ambas en Alfaguara). Miss Zilphia Gant. Traducci¨®n de Juan Sebasti¨¢n C¨¢rdenas (N¨®rdica).
Babelia
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