Los feos y costosos retratos p¨²blicos
Galeristas y directores de museos piden que el dinero de las hagiograf¨ªas pict¨®ricas vaya al arte
Con los ¨²ltimos recortes en la cultura y los nuevos impuestos, que persista la costumbre del retrato oficial es considerado por algunos como un chiste de mal gusto. El mundo del arte y el personal civil en general ha mostrado su estupor, incluida una iniciativa popular que lleva recogidas m¨¢s de 19.000 firmas, a ra¨ªz de que este verano se anunciase que el Estado iba a pagar 190.000 euros a Antonio L¨®pez por reproducir la imagen de Francisco ?lvarez-Cascos como ministro de Fomento y 82.000 a Bernardo Torrens por hacer lo mismo con Jos¨¦ Bono como expresidente del Congreso.? El revuelo motiv¨® incluso una interpelaci¨®n parlamentaria antes del verano. La pregunta del diputado socialista Antonio Trev¨ªn escandaliz¨® a muchos por las cantidades pagadas en pos de la vanidad en un momento dram¨¢tico para la mayor parte de los espa?oles.
Casi todos los consultados consideran que el retrato oficial es un uso a extinguir, al menos tal como la conocemos, y quienes se declaran respetuosos con esa costumbre creen que, a estas alturas del siglo XXI, la fotograf¨ªa resulta mucho m¨¢s adecuada que un pomposo retrato clavado en la pared de la instituci¨®n de turno. Siempre m¨¢s barata, la fotograf¨ªa podr¨ªa servir para mantener un supuesto inter¨¦s documental y art¨ªstico que en otros tiempos se le atribuy¨® a este g¨¦nero cortesano.
La galerista Soledad Lorenzo tiene una postura inequ¨ªvoca en contra de esta clase de retratos. "Me parece un chiste de mal gusto que siga existiendo algo semejante. Es espantoso. Si creen que han hecho m¨¦ritos para acordarse de ellos", prosigue escandalizada, "bastar¨ªa con guardar una fotograf¨ªa de esas que se publican en los peri¨®dicos. Nada de fotograf¨ªa art¨ªstica, parece que no sepan que la vida evoluciona y que hay costumbres que tienen que cambiar. Creo que el presupuesto que el Congreso deber¨ªa gastar en retratos es cero euros. Mejor ser¨ªa que destinaran ese dinero a los museos, que falta hace".
La tambi¨¦n galerista Juana de Aizpuru es menos radical contra esta costumbre, pero s¨ª reclama con vehemencia que los retratos sean fotogr¨¢ficos y no pict¨®ricos. "Ahora no hay buenos retratistas, se llamen como se llamen. Me da lo mismo Anto?ito L¨®pez que Hern¨¢n Cort¨¦s. Todo lo que me viene a la cabeza son im¨¢genes espantosas. El g¨¦nero se agot¨® con Vel¨¢zquez y Goya como podemos ver en el Prado. Los pol¨ªticos debieran optar claramente por los fot¨®grafos, como se ha hecho fuera. Pensemos en los trabajos de Avedon, Penn, Newton¡ Es otro mundo. Y adem¨¢s, m¨¢s barato". Aizpuru a?ade: "Cuando he tenido que recorrer una galer¨ªa en la que colgaban retratos de ese tipo he salido con una tristeza tremenda. Son deprimentes. Nadie quiere ver esas cosas".
La verdad es que son muy pocos los que hasta el momento han optado por la fotograf¨ªa. Que se sepa, el caso m¨¢s reciente es el del expresidente del Congreso Manuel Mar¨ªn (Cristina Garc¨ªa Rodero le ha retratado por 24.780 euros). Mientras que Jos¨¦ Montilla, expresidente de la Generalitat, eligi¨® a Maria Espeus para un retrato que cost¨® 7.710,40 euros.
El homenajeado elige
Los autores son siempre elegidos por el homenajeado. Un recorrido r¨¢pido por las galer¨ªas de las dependencias oficiales permite ver como Hern¨¢n Cort¨¦s, Crist¨®bal Toral, Gin¨¦s Li¨¦bana o Bernardo Torrens est¨¢n entre los favoritos de los retratados. Cuando han ocupado m¨¢s de un cargo oficial, pueden repetir retrato y cambiar de pintor. Es el caso de Jos¨¦ Bono, quien para la galer¨ªa de Defensa se exhibe con una obra de Hern¨¢n Cort¨¦s y para el Congreso opt¨® por Torrens. Tambi¨¦n es insaciable la vanidad de ?lvarez-Cascos, quien ya fue inmortalizado como vicepresidente del Gobierno de Aznar y ahora espera trascender con un retrato de Antonio L¨®pez. Este costoso capricho, r¨¦cord absoluto en hagiograf¨ªas pict¨®ricas, es la gota que ha colmado el vaso de la paciencia del personal y ha desatado una intensa campa?a en la Red. Hay, por cierto, una curiosa tercera opci¨®n. Barata para el erario p¨²blico, pero osada por parte de los protagonistas. Es el autorretrato. Que se sepa, dos exministros se han homenajeado con cuadros pintados por ellos mismos: Pilar del Castillo, como ministra de Educaci¨®n, y Juan Fernando L¨®pez Aguilar como titular de Justicia.
El galerista barcelon¨¦s Carles Tach¨¦ deplora tanto el objetivo (el retrato) como el m¨¦todo (a dedo por parte del homenajeado). "Es tan inadecuado como revisable. Habr¨ªa que ver en qu¨¦ cosas imprescindibles est¨¢n metiendo la tijera y qu¨¦ otras, prescindibles como estas, se est¨¢n manteniendo como en tiempos muy viejos. Adem¨¢s, el m¨¦todo me parece inapropiado. Cuando los museos se rigen por las buenas pr¨¢cticas, parece mentira que sobrevivan comportamientos como estos. No digo yo que se haga un concurso p¨²blico, pero s¨ª que se aplique un poco de sentido com¨²n a situaciones como esta".
Entre los directores de museos consultados, la opini¨®n es un¨¢nime. Para Manuel Borja-Villel, director del Reina Sof¨ªa, "es evidente que este tipo de retratos no tienen, en general, un gran valor art¨ªstico; y su valor documental puede ser reemplazado en la actualidad f¨¢cilmente por otros medios de reproducci¨®n. En otras ¨¦pocas", recuerda, "los pintores, escultores, m¨²sicos... necesitaban el amparo de una corte para poder ejercer su trabajo. De ah¨ª que a menudo los retratos reales, de la aristocracia y las jerarqu¨ªas eclesi¨¢sticas hayan llegado a ser cumbres de la historia del arte. Desde el siglo XIX y con el advenimiento de la autonom¨ªa art¨ªstica ese no ha sido el caso, ya que las obras no tienen un car¨¢cter representativo, sino de experimentaci¨®n".
Algunos, como Juan Antonio ?lvarez Reyes, director del Centro Andaluz de Arte Contempor¨¢neo de Sevilla, sue?an con lo que se podr¨ªa hacer con ese dinero: "Me parece inadecuado que persista un ritual como ese. Es un g¨¦nero que no aporta nada a nadie y se paga con un dinero que vendr¨ªa muy bien a los museos". ?lvarez Reyes evoca los a?os de la transici¨®n, cuando el Congreso dispon¨ªa de una partida destinada a la adquisici¨®n de arte contempor¨¢neo. Ya querr¨ªa yo disponer de lo que cuesta el retrato de Cascos para adquisiciones. Es un disparate".
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