Grito, luego existo

Conoc¨ª a Miguel Angel Oliver haciendo mod¨¦licamente algo tan dif¨ªcil como suplir a I?aki Gabilondo en Hoy por hoy. Era una buena y c¨¢lida persona, dotado de naturalidad, ritmo y verosimilitud ante el micr¨®fono, un comunicador notable. Dej¨® el programa de radio para presentar y dirigir los informativos del fin de semana en Cuatro. Y ha logrado algo tan milagroso despu¨¦s de la lamentable fusi¨®n entre Telecinco y Cuatro como mantener la personalidad de su informativo, no convertirlo en una anfetam¨ªnica cr¨®nica de sucesos, en la fr¨ªvola actualizaci¨®n de El Caso.

Ayer consigui¨® que un esp¨ªritu simple como el m¨ªo, que siempre me hago un l¨ªo con los decretos del Gobierno y las abstractas movidas de la econom¨ªa, me enterara perfectamente de las nuevas barbaridades con las que nos van a machacar (pensando en nuestro bien, por supuesto) a partir del 1 de septiembre. Tambi¨¦n veo al tal Montoro afirmando ante el legalizado atraco: ¡°Cuando podamos lo vamos a compensar¡±, mientras esgrime su irresistible sonrisa conejil. Y a la ministra de Trabajo, esa dama de verbo tan florido, asegurar que han hecho las reformas con determinaci¨®n y sensibilidad. Habr¨¢ que recurrir a los neur¨®logos para que nos expliquen el nuevo y revolucionario significado de la sensibilidad.

Tambi¨¦n observo im¨¢genes de las manifestaciones del viernes. Algunas indignantes como la nariz rota y el careto ensangrentado de alguno de los gritones sin causa, o a una subversiva anciana a la que las heroicas fuerzas del orden meten a empujones en la lechera. Pero hay otra que me provoca una alegr¨ªa insana. Es la de unos profesionales del caos (imagino que ya hay campa?as de los escribanos de Rajoy para que la buena gente de derechas identifique al anarquista y sanguinario Joker cada vez que se topen con un manifestante) exhibiendo pancartas con la escatol¨®gica certidumbre de ¡°PSOE, PP, la misma mierda es¡±. Sospecho que van a multiplicar las plazas de ingreso a la polic¨ªa. A lo mejor, hasta Job llega a ser consciente de que la acci¨®n debe sustituir a la paciencia, el miedo o el hast¨ªo. A lo mejor, los corderos rechazan el silencio mientras que los llevan al matadero y aprenden a morder a sus verdugos.