V¨¢monos
La cantante Regina Spektor pas¨® por Espa?a en gira hacia la Rusia natal que abandon¨® siendo una ni?a. Su viaje es m¨¢s amplio porque la lleva camino de una relevancia mundial. Pero hace a?os, cuando uno o¨ªa su canci¨®n Fidelity ya ten¨ªa la sensaci¨®n de encontrarse ante un hallazgo feliz. Feliz, no tanto por el estado de ¨¢nimo que pueda transmitir, sino por la conseguida mezcla de elementos que daban como resultado una buena canci¨®n. En la televisi¨®n, como en el pop, esa felicidad se consigue cuando los ingredientes responden al sabor final. El s¨¢bado TVE volvi¨® a emitir un reportaje de Cr¨®nicas sobre los preparativos de estreno del musical Follies y lograba ese raro encuentro feliz entre el espectador y la trastienda oculta de un espect¨¢culo.
La reemisi¨®n ten¨ªa adem¨¢s el valor de despedida de Mario Gas al frente del teatro Espa?ol. La funci¨®n se inspira en el Ziegfeld Follies neoyorquino, que a su vez se inspiraba en el Follies Berg¨¨re, como ese Moulin Rouge que sirvi¨® a Jean Renoir para su magistral canto al espect¨¢culo en French cancan. Elegir para decir adi¨®s este musical crepuscular, lleno de figuras que se interpretan en el esplendor y en el oto?o de sus carreras, no tiene nada de azaroso. Tampoco volver a Sondheim, de quien ha bordado musicales, alguien que armoniza vitalidad y fatalidad sin aparente esfuerzo. El teatro, como la vida, tiene siempre esa extra?a melancol¨ªa donde el d¨ªa del estreno es tambi¨¦n el primer d¨ªa del fin de la representaci¨®n.
Por el programa desfilaban protagonistas, cantantes, algunas recuperaciones de veteranas gloriosas y hasta la estupenda actriz M¨®nica L¨®pez reivindicando con tino tener 40 a?os y no las angustias de tus 20. Frente a la quejumbrosa atm¨®sfera de estos d¨ªas de recortes, daba gusto ver a todos transmitir pasi¨®n, encantamiento y goce. Daban ganas de apagar la tele y salir hacia el teatro. La mejor tele es la que te invita a salir a la calle y no la que te atrapa en una espiral adocenada de espectador cautivo. T¨¦cnicos explicando su tarea, ajustes y hasta peque?as broncas para contar un oficio que hoy se se?ala como prescindible. Pero como casi todo lo in¨²til, seguramente es lo que m¨¢s importa.
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