¡°Si vives pensando que la vida se acaba, mejor que apagues la luz ya¡±
El cantautor y guitarrista Toquinho, que act¨²a esta noche en Murcia y el lunes en Madrid, habla sobre su trayectoria musica
Hay dos cosas de las que Antonio Bondeolli Pecci Filho jam¨¢s se desprende: la sonrisa y la guitarra. La primera constituye un salvoconducto vital, un compromiso consigo mismo: la existencia es lo bastante ef¨ªmera como para desperdiciar un solo minuto en menudencias, aflicciones, calamidades. Y la segunda no es tanto un instrumento de trabajo como la prolongaci¨®n de su propio cuerpo. Jugueteando entre arpegio y arpegio durante toda la charla, se dir¨ªa que sus dedos se sienten hu¨¦rfanos sin una cuerda de nailon que acariciar. As¨ª viene sucediendo desde los 14 a?os, cuando Antonio, al que ya entonces llamaban Toquinho, se convirti¨® en el alumno predilecto de Paulinho Nogueira. Aquel pipiolo no tardar¨ªa en convertirse en el brazo derecho de Chico Buarque y Vin¨ªcius de Moraes, dos leyendas de la m¨²sica brasile?a.
Ha pasado mucho tiempo desde entonces, pero las manos conservan la agilidad y la sonrisa se mantiene como un principio irrenunciable. Ni el calor ag¨®nico, ni la prima de riesgo ni la inminencia del traslado al aeropuerto (Toquinho act¨²a esta noche en Murcia y el lunes, en los Veranos de la Villa de Madrid) hacen mella en el humor de un hombre que hace muy pocos d¨ªas sopl¨® 66 velas de cumplea?os.
¡°El tiempo es inexorable¡±, reflexiona sin desprenderse de su guitarra barcelonesa. ¡°Fijarse demasiado en la edad te hace sentir m¨¢s cerca del fin, y a m¨ª no me gusta pensar en el final de las cosas, sino en el inicio. Si vives pensando que la vida se acaba, es mejor que apagues la luz ahora¡±. Ni siquiera en estas vicisitudes su expresi¨®n se torna sombr¨ªa. ¡°Qu¨¦ va. Acumulo m¨¢s experiencia para disfrutar de todas las situaciones. A Jobim le gustaba decir: 'Esta canci¨®n la escrib¨ª a?os atr¨¢s, cuando era viejo'. Y es cierto. Yo tambi¨¦n he aprendido a ser joven; no en la dimensi¨®n f¨ªsica, pero s¨ª en la racional¡±.
Me dicen que llevo compuestas unas 500 canciones, pero he olvidado muchas"
En su mocedad -f¨ªsica- pas¨® tantas horas a la vera de Vin¨ªcius que se sintieron part¨ªcipes de ¡°un matrimonio sin sexo¡±. El gran poeta falleci¨® hace ya 32 a?os, pero raro es el d¨ªa que a Toquinho no le viene a la mente. ¡°Chico siempre dice que De Moraes muri¨® en el momento justo. Hoy en d¨ªa se sentir¨ªa como un dinosaurio y, quiz¨¢s, repudiar¨ªa este mundo. ?l era un comunista ingenuo, a la manera de Niemeyer: le sublevaban las injusticias sociales, pero tambi¨¦n sab¨ªa disfrutar de los placeres y la belleza de la vida¡±.
Pese a su innegociable rostro risue?o, a Toquinho se le nubla por vez primera el discurso. ¡°?Sabe? El ser humano es un experimento que no ha salido bien. ?C¨®mo puedo estar tranquilo con el legado que dejamos a nuestros hijos? ?Pero si se nos est¨¢ acabando el agua! Los ni?os actuales son ¨¢giles con las computadoras, pero no podr¨¢n luchar contra la fuerza de la evoluci¨®n. Soy fatalista: no me gustar¨ªa estar naciendo hoy y me consuela pensar que me estar¨¦ marchando en el instante oportuno¡¡±.
No contempla, por lo menos, la hip¨®tesis de la jubilaci¨®n. Acaba de publicar un nuevo trabajo, Quem viver, ver¨¢, con colaboraciones como una poes¨ªa de su amigo Antonio Sk¨¢rmeta, y se siente perfectamente incapaz de confirmar si se trata, seg¨²n algunas cuentas, del disco 85 de su carrera. ¡°Me dicen que llevo compuestas unas 500 canciones, pero he olvidado muchas¡±, admite. Y refiere una an¨¦cdota descacharrante. ¡°Hace poco, una seguidora se me acerc¨® para darme las gracias por no s¨¦ qu¨¦ canci¨®n. Yo le contest¨¦, muy educado: 'Disculpe, se?orita, pero esa no la compuse yo'. Se qued¨® tan at¨®nita que, al volver a casa, la busqu¨¦ en Internet. Y s¨ª, era m¨ªa¡¡±.
La canci¨®n: m¨²sica y letra encapsuladas en cuatro minutos, un g¨¦nero en apariencia sencillo, menor. Pero que, seg¨²n Toquinho, puede cambiarnos la vida. ¡°Me sigue impactando cuando me cuentan que engendraron un hijo escuchando canciones m¨ªas. Bueno, tambi¨¦n habr¨¦ inspirado alg¨²n divorcio, pero eso me lo ocultan¡±, proclama entre risas. Ninguna tan c¨¦lebre ni irrepetible como Aquarela (1983), Disco de Oro en cuantos pa¨ªses e idiomas vio la luz. ¡°Le guardo agradecimiento eterno: fue una conjunci¨®n feliz de talento, suerte, poes¨ªa, circunstancias. Y a veces tambi¨¦n pienso que oscurece a sus hermanas, a otras piezas que no gozaron del mismo favor. Es una extra?a sensaci¨®n rom¨¢ntica de injusticia¡±.
Expiran los minutos y Toquinho se despide sin perder la afabilidad, haciendo bueno el t¨ªtulo de otro ¨¢lbum reciente: Solo tengo tiempo para ser feliz. ¡°Ya s¨¦ que la vida tambi¨¦n da pu?aladas¡±, acota, ¡°pero la meta es esa¡±. Y confiesa: ¡°A veces, cuando estoy en medio de una reuni¨®n aburrida con un abogado, pongo una excusa: 'Perdone, tengo que visitar a un amigo al hospital'. En cuanto me despido, marcho a comer, desconecto el m¨®vil y pido una copa de vino. Estas son las cosas que, incluso en situaciones terribles, te reportan un poco de buen humor¡±.
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