Electra busca de nuevo justicia
El mito griego, dirigido por Jos¨¦ Carlos Plaza, triunfa en el Festival de M¨¦rida
¡°El problema es que los poderes b¨¢sicos del Estado de derecho est¨¢n corruptos¡±, dice el director Jos¨¦ Carlos Plaza para hablar de la sociedad actual y de Electra, montaje que estren¨® el pasado viernes en el Teatro Romano, dentro del Festival de Teatro de M¨¦rida. Un texto que, en diferentes versiones, se ha estrenado diez veces en este escenario. La primera en 1934 protagonizada por la gran Margarita Xirgu. En esta ocasi¨®n Electra ha sido una Ana Bel¨¦n, enfrentada a una Clitemnestra interpretada por Julieta Serrano, quienes protagonizan un gran duelo interpretativo en este montaje que ha tenido la versi¨®n de Vicente Molina Foix.
Una Electra muy aplaudida, con los casi tres mil espectadores puestos en pie, y marcada por la contemporaneidad, aunque no en el terreno est¨¦tico, ya que tanto la escenograf¨ªa de Plaza como el rico y sugerente vestuario de Pedro Moreno no han sufrido ning¨²n especial aggiornamento tan en boga en la revisitaci¨®n a los cl¨¢sicos.
Electra (en griego antiguo ?l¨¦ktra) o La¨®dice era una Atrida, como se llamaba a los descendientes del rey Atreo, e hija de Agamen¨®n y Clitemnestra. El afecto que ten¨ªa hacia su padre iba m¨¢s all¨¢ de lo que podr¨ªa considerarse permitido, hasta el punto de que con el paso de los siglos, las teor¨ªas freudianas dan el nombre de complejo de Electra a aquellas mujeres que padecen, o gozan, un enamoramiento hacia el padre. Un padre que es asesinado por Clitemnestra y su amante Egisto (que representa Jos¨¦ Lucia), quien termina usurpando la regencia. Electra prepara obsesivamente durante dos d¨¦cadas una venganza, o justicia (seg¨²n qu¨¦ autores), que lleva a cabo junto con su hermano Orestes. Quiz¨¢ el que m¨¢s desarroll¨® el mito fue Eur¨ªpides en su trilog¨ªa sobre los Atridas (Electra, Ifigenia en A¨²lide y Orestes): ¡°Siempre he cre¨ªdo que de los tres genios de la tragedia griega, Eur¨ªpides, que fue el m¨¢s tard¨ªo, es el m¨¢s moderno, y tambi¨¦n el m¨¢s atormentado y loco de los tres, lo que viene muy bien para nuestra agitada y neur¨®tica contemporaneidad¡±, se?ala Molina Foix quien ha trabajado cuatro meses en una versi¨®n marcada por una gran claridad y nitidez y donde est¨¢n las esencias de la tragedia de Eur¨ªpides, pero libremente desarrolladas y escritas, tal y como se avisa en el programa de mano. De hecho el escritor ha desarrollado mucho la figura original del labrador impuesto como marido de Electra, que interpreta, lleno de verdad, Juan Fern¨¢ndez: ¡°Aqu¨ª es una constante y un contrapunto de clase social frente a la familia regia; yo presento el drama familiar de dos mujeres que han amado a dos hombres en distinto grado¡±, a lo que a?ade Molina Foix, ¡°tambi¨¦n hay cambios substanciales en los otros dos grandes protagonistas, el viejo maestro y Orestes, quien revive su infancia al regresar a su patria y compartir con su hermana una historia sensual y l¨ªrica que les conduce hasta el final. Y luego est¨¢ Electra... un personaje tan rico, que uno puede fijarse en mil aspectos y no acabar de cerrarla del todo¡±. El viejo maestro es un sobresaliente Carlos ?lvarez Novoa y Orestes, siempre acompa?ado por su amigo Pilades (interpretado por Alberto Berzal), es el joven y s¨®lido actor Fran Perea: ¡°Mi personaje es como el que viene de la sociedad del bienestar y llega a Siria, hay un choque pero me van inoculando ese sentimiento de culpa que va a ser el motor de muchas cosas¡±, comenta Perea.
El mito tambi¨¦n sirvi¨® a Friedrich Engels para reflexionar en su obra El origen de la familia, la propiedad y el estado sobre el paso de una sociedad matriarcal (algo normal en los pueblos preestatales) a una en la que las consecuencias de luchas y guerras hacen que la sociedad se convierta en patriarcal.
Electra, tanto las escritas por los autores primigenios (S¨®focles, Esquilo, Eur¨ªpides), como las recreadas a partir de ellos, no s¨®lo para el teatro (Hugo von Hofmannsthal, Eugene O¡¯Neill, Jean Giraudoux, Jean Paul Sartre, Marguerite Yourcenar¡), sino tambi¨¦n para ¨®pera (Richard Strauss, Martin Levy¡) y cine (Michael Cacoyannis, Luchino Visconti¡) habla de lo que pasa cuando las leyes son d¨¦biles, de la corrupci¨®n del poder, de qu¨¦ se genera si la ciudadan¨ªa duda de todo y necesita encontrar la justicia en otro lado. Tanto Molina Foix como Plaza han querido que su electra mantenga esos aspectos, los subraye y los apoye: ¡°Y todo envuelto en un paralelismo clar¨ªsimo con el momento actual en que vivimos y la debilidad que tiene nuestra sociedad actual, frente a este ataque tan feroz y tan cruel del capitalismo; la nuestra es una versi¨®n laica, en la que existencia de dios brilla por su ausencia¡±, dice Plaza, en referencia a que los dioses tan presentes en los grecolatinos, aqu¨ª han desaparecido. ¡°Es para dejar al hombre solo y que ¨¦l tome sus soluciones, aqu¨ª no hay dioses, porque en ning¨²n lado hay dioses, y queda claro que Electra persigue la justicia porque no tiene ning¨²n elemento en quien confiar, que es lo que est¨¢ pasando en este pa¨ªs, que la gente ha dejado de confiar en los jueces porque se han permitido cosas muy terribles¡±. Adem¨¢s Plaza se?ala que hay que tener mucho cuidado de no despertar al le¨®n que todos llevamos dentro, ¡°porque cuando despierte atacar¨¢, y no ser¨¢ el le¨®n el malvado, sino los que le han despertado¡±, concluye el director quien tiene claro que la violencia engendra violencia y cree que la gran lecci¨®n de esta obra es que deja claro que cuando se cometen injusticias con el hombre, ¨¦ste no se puede quedar acept¨¢ndolas.
En el montaje emeritense tanto Electra, como Clitemnestra, no son unos bichos perversos. La actriz Ana Bel¨¦n, que hace un trabajo sobresaliente y sale m¨¢s que airosa del gran reto de hacer este personajes, no justifica a Electra, pero apostilla: ¡°A Electra le han negado hasta el ser y su ¨²nica meta, perseguida durante 20 a?os, es conseguir justicia, es un personaje llevado al extremo, la funci¨®n habla de no resignarse bajo ning¨²n concepto, y es muy f¨¢cil hacer la traslaci¨®n a estos tiempos en los que nos est¨¢n acojonando¡±. A ello a?ade Julieta Serrano, que en esta funci¨®n da una vuelta de tuerca y se muestra en un registro muy distinto al que suele tener, convertida en una magn¨ªfica Bette Davis: ¡°Hay paralelismos claros con el momento actual; Euripides y Molina Foix se han fusionado de tal manera, y con tal profundidad, que se tocan todas las pasiones, todo est¨¢ lleno de deseo, oscuridad y luz; es un espejo de lo que pas¨® antes y ahora y me gusta que Clitemnestra, que siempre ha sido la puta asesina, sea reivindicada, sin olvidar que tambi¨¦n es una obsesa¡±.
Molina Foix viene a sumarse con su versi¨®n, que no es una mera traducci¨®n, a otros autores que partiendo de S¨®focles, Esquilo, Eur¨ªpides ha recreado Electra no s¨®lo en teatro (Hugo von Hofmannsthal, Eugene O¡¯Neill, Jean Giraudoux, Jean Paul Sartre, Marguerite Yourcenar¡), sino tambi¨¦n en ¨®pera (Richard Strauss, Martin Levy¡) y en cine (Michael Cacoyannis, Luchino Visconti¡).
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