El d¨ªa de ma?ana
Pas¨¦ la infancia y la adolescencia escuchando a mis mayores hablar con tono cauteloso, esperanzador o sacerdotal de algo trascendental que defin¨ªan como ¡°el d¨ªa de ma?ana¡±. En su abstracto nombre, la gente ahorraba, padres y profesores te exig¨ªan esfuerzo en tus labores escolares, te dejar¨ªa a salvo de todo mal si tu conducta se aten¨ªa a lo que Dios manda, si segu¨ªas las normas ser¨ªas bendecido en todos los aspectos de tu vida cuando llegara el d¨ªa de ma?ana.
Imagino que ning¨²n padre medianamente responsable y sensato se atrever¨ªa hoy a asegurarle a sus hijos que si su aprendizaje es mod¨¦lico, si aprenden idiomas y acumulan conocimiento, si derraman sudor y l¨¢grimas en su af¨¢n por convertirse en verdaderos profesionales, ser¨¢n premiados con el para¨ªso, o tal vez solo con una existencia digna y sin sobresaltos, cuando llegue el d¨ªa de ma?ana. El ¨²nico consejo l¨²cido que les pueden ofrecer pensando en la estabilidad de su futuro es que se introduzcan en la clase pol¨ªtica. El signo pol¨ªtico da igual. Basta con que aprendan escrupulosamente las normas esenciales y no se desv¨ªen jam¨¢s de ellas. Es probable que en los tiempos sombr¨ªos, cuando a los de siempre les roban el presente y el futuro, tengan que sufrir los insultos de la desesperada plebe, pero no pasa nada. Su n¨®mina estar¨¢ asegurada a perpetuidad. Incluso si abandonan la pol¨ªtica para dedicarse a labores m¨¢s relajadas.
Veo un reportaje en el telediario sobre la alarma que se ha creado en Corea del Sur por los suicidios de escolares. No tengo claro si he escuchado que el a?o pasado, o tal vez el mes pasado, se mataron 150. Siempre resulta atroz y escandaloso constatar que esa prueba suprema de la desolaci¨®n tambi¨¦n la ejecutan los ni?os, a esa edad en la que presuntamente la vida no te ha machacado tanto como para que decidas quit¨¢rtela. Cuentan que lo ha provocado la angustia y el estr¨¦s que les impone un sistema educativo abrumador, que no les permite dormir m¨¢s de cuatro o cinco horas, en el que todo est¨¢ regido por la competitividad. Y en nombre, imagino, de que sigue existiendo el d¨ªa de ma?ana.
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