La sastra de las calles
Agata Olek comenz¨® a darle a las agujas de ganchillo hace una d¨¦cada para cubrir objetos del mobiliario urbano.
Lo de grafitear las calles a base de lana, aunque se remonta al menos a 2004, comenz¨® a ser una aut¨¦ntica explosi¨®n cultural planetaria a eso de 2010. Cualquier parte del mobiliario urbano es hoy susceptible de ser vestida con una red de hebras coloridas. Desde los bolardos en las aceras, a las farolas o las esculturas p¨²blicas, todos pueden pasar fr¨ªo en alg¨²n momento. Y ah¨ª est¨¢n los artistas tejedores para hacerles un abrigo. Diez a?os antes de la instauraci¨®n del llamado Urban Knitting, Agata Olek ya le estaba dando a la aguja. Y, poco a poco, exponiendo en museos y galer¨ªas de todo el mundo, hasta acabar en el Smithsonian de Washington o en la Bienal Internacional de Turqu¨ªa.
Polaca de nacimiento, pero asentada en EE UU desde hace 11 a?os, Olek se expatri¨® con la idea de dise?ar trajes para compa?¨ªas de danza. Y la aguja fue aumentando de tama?o en sus manos, hasta convertirse en una de tejer. ¡°No tejo, hago croch¨¦¡±, apuntilla. ?Y cu¨¢l es la diferencia? ¡°En croch¨¦ se usa un gancho y siempre es a mano, mientras que tejer tambi¨¦n se puede hacer a m¨¢quina¡±, explica. O sea, que hace ganchillo. En esta d¨¦cada, la artista ha urdido la trama de maniqu¨ªes, bicicletas, estatuas, pianos, vestidos, ha creado instalaciones, ha hecho performances¡ todo con lana. ¡°Hago de todo: exposiciones en galer¨ªas, en festivales, en eventos¡ Llevo los diez ¨²ltimos meses viajando por todo el mundo entre festivales¡±, cuenta.
Ahora que cubrir de tejidos las ciudades est¨¢ de moda, Olek se siente toda una pionera. ¡°Estoy orgullosa de haber empezado algo, aunque no me gusta cuando la gente copia las cosas que hago, como las cubiertas para las bicicletas. Preferir¨ªa que se inventaran sus propias cosas¡±. A pesar de la competencia, dice no sentirse intimidada: ¡°El mundo es muy grande, hay sitio para todos¡±. Autodidacta en eso del ganchillo, que hac¨ªa ¡°desde que era una ni?a¡±, ahora se ha convertido en toda una profesional. ¡°Soy muy muy r¨¢pida¡±, asegura. Con la pr¨¢ctica que tiene ¨Ccon una dedicaci¨®n de entre 10 y 15 horas diarias-, no es de extra?ar. Para acompa?ar la labor, siempre ve pel¨ªculas. Y las utiliza como medida temporal paralela. ¡°Me veo entre 30 y 50 por pieza que realizo¡±. ?Tantas? ¡°Es un largo proceso de sudor y l¨¢grimas¡±, asegura. ¡°Pero prefiero no hablar de ello, porque me entran ganas de llorar¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.