Me trae una ensaimada
Esto es una reconstrucci¨®n, claro, de lo que seguramente pas¨® por la cabeza de Rajoy la noche de la contienda electoral
Luis de Guindos y Crist¨®bal Montoro ocupan dos carteras distintas, aunque las dos de Econom¨ªa. Quiere decirse que tenemos dos ministros de lo mismo, solo que uno trabaja desde el interior de la tienda, meando hacia afuera, y el otro desde el exterior, meando hacia dentro. Una org¨ªa de lluvia amarilla de la que solo se libran los defraudadores, cuyo reino no es de este mundo. Suele decirse que Rajoy cre¨® esta absurda bicefalia econ¨®mica con el objetivo de confundir al personal, quiz¨¢ con el de confundirse a s¨ª mismo a fin de no perder ese gesto de desorientaci¨®n intelectual que le caracteriza y que tanta l¨¢stima produce en Europa.
Hay que ponerse en sus zapatos. Si hubiera nombrado, de acuerdo a la ortodoxia, un vicepresidente econ¨®mico que se ocupara de todo aquello de lo que ahora se desocupan minuciosamente Montoro y Guindos, ¨¦l habr¨ªa perdido protagonismo. Tal p¨¦rdida, asociada a una carrera pol¨ªtica m¨¢s bien luctuosa, habr¨ªa da?ado su autoestima, impidi¨¦ndole acometer la tarea de salvaci¨®n de la patria con el ¨ªmpetu que la situaci¨®n requer¨ªa.
Nombraremos dos ministros de finanzas, se dijo en tono b¨ªblico, y llamaremos al primero de Hacienda y al segundo de Econom¨ªa. Luego, que se maten entre ellos por ver qui¨¦n logra arrebatar m¨¢s competencias al otro.
Y as¨ª fue como Montoro y Guindos, sin comerlo ni beberlo, juraron ante el Rey fidelidad a un cargo que no era un cargo, ni siquiera medio cargo, pues ni ellos mismos, al cruzarse en las escaleras de camino al despacho, sab¨ªan si el que bajaba era el responsable de Hacienda y el que sub¨ªa el de Econom¨ªa o viceversa. Y cuando los espa?oles pon¨ªamos la tele, aparec¨ªa Guindos dando noticias sobre Hacienda y Montoro sobre Econom¨ªa sin advertir que cada uno se hab¨ªa metido en el territorio del otro, ya que no hab¨ªa una frontera clara ni natural entre ambos.
?De qui¨¦n deb¨ªa partir, por ejemplo, la decisi¨®n de amnistiar a los evasores de impuestos? ?De qui¨¦n la de subir el IVA a los difuntos? ?De qui¨¦n la de gravar ¡°los chuches¡± de la ni?a de Rajoy? ?De qui¨¦n la de tomar venganza, por su desafecci¨®n continua, de la gente de la cultura? He ah¨ª algunas de las preguntas sin respuesta con las que comenzaban las jornadas de trabajo en aquellos dos departamentos que eran en realidad uno.
¡ªSe?or Montoro, ?desea para desayunar una tostada con aceite de oliva o un cruas¨¢n?
¡ªNo s¨¦ ¡ªrespond¨ªa Montoro¡ª ?Qu¨¦ tomaba el anterior ministro de Econom¨ªa?
¡ªEs que estamos en el de Hacienda ¡ªle recordaba el asistente.
¡ªEntonces tr¨¢igame una ensaimada.
Entre tanto, el esp¨ªritu de Rajoy aleteaba sobre las tinieblas, dispuesto a atribuirse los ¨¦xitos econ¨®micos del invento, si los hubiera, o a achacar a la incompetencia de sus adl¨¢teres los fracasos, si se sucedieran.
La maniobra, desde el pensamiento filos¨®fico del pol¨ªtico gallego, ten¨ªa su aquel, pues significaba que Montoro y Guindos eran responsables de carteras sobre las que carec¨ªan de control. En cierto modo, construy¨® una met¨¢fora de lo que le acabar¨ªa ocurriendo a ¨¦l, presidente de un pa¨ªs en el que mandar¨ªan otros (u otra, porque el gen¨¦rico no siempre funciona).
Entonces, Rajoy no sab¨ªa que iba a caer tan bajo. Y como no lo sab¨ªa quiz¨¢ pas¨® por su cabeza la idea, no ya de nombrar dos ministros de Econom¨ªa, sino dos responsables tambi¨¦n de Cultura y dos de Trabajo y dos de Agricultura y dos de Exteriores y otros dos de Defensa y dos m¨¢s de Fomento, etc. De ese modo, en vez de gobernar sobre un pa¨ªs, gobernar¨ªa sobre dos, lo que le otorgar¨ªa frente a Europa una capacidad negociadora ins¨®lita.
Es cierto que sacar dos pa¨ªses de donde solo hab¨ªa uno, como hacen los pobres para obtener dos raciones de lentejas de donde solo hay una, podr¨ªa resucitar el espectro de las dos Espa?as. Pero en este caso las dos Espa?as ser¨ªan de derechas, una de ellas, incluso, de extrema derecha. Bastar¨ªa que Gallard¨®n, por ejemplo, fuera uno de los dos ministros de Justicia, para que los derechos de las mujeres, tan duramente peleados a lo largo de las ¨²ltimas d¨¦cadas, sufrieran de golpe un retroceso de 30 ¨® 40 a?os. El problema era encontrar a otro ministro de Justicia que estuviera a la altura de Gallard¨®n. El corrupto D¨ªvar habr¨ªa sido perfecto de no ser por la campa?a de descr¨¦dito que hab¨ªa sufrido injustamente. Ni que decir tiene que en las dos Espa?as de derechas de Rajoy la autoridad competente podr¨ªa hacer lo que le saliera del culo con el dinero p¨²blico.
Hab¨ªa, ya decimos, un problema de selecci¨®n de personal. No resultar¨ªa sencillo encontrar dos individuos como Montoro y Guindos. El primero fue secretario de Econom¨ªa con Rato, de quien aprendi¨® c¨®mo se sal¨ªa por piernas del FMI o de Bankia, lo mismo da, antes de que griten ?fuego! A Rajoy le gustaba la gente que sal¨ªa por piernas porque eso le dejaba solo ante el peligro, soledad que, bien administrada, proporciona abundantes r¨¦ditos pol¨ªticos. De hecho, fue quedarse solo ante el Prestige, diciendo tonter¨ªas sobre los hilillos de plastilina, lo que le permiti¨® comenzar una carrera pol¨ªtica desastrosa cuyo final empieza a olerse ya (¡°no llega a octubre¡±, es la frase que m¨¢s se escucha en el chiringuito de la playa). En cuanto al segundo, el tal Guindos, hab¨ªa sido director para Espa?a y Portugal, y hasta su quiebra, de Lehman Brothers, que fue a su vez el detonante de la crisis financiera internacional en la que a¨²n chapoteamos. Un curriculum maravilloso a todos los efectos.
Esto es una reconstrucci¨®n, claro, de lo que seguramente pas¨® por la cabeza de Rajoy la noche de la contienda electoral, tras la obtenci¨®n de una mayor¨ªa absoluta que en principio le permit¨ªa gobernar como le diera la gana. ?Que se le antojaban dos ministros de Econom¨ªa? Dos ministros de Econom¨ªa. Y ah¨ª tenemos a estos dos pobres fingiendo que trabajan en una estructura racional, negando por la tarde lo que afirman por la ma?ana y haciendo como que se lleva bien y tienen claramente delimitadas sus competencias. El asunto es tan grave que a Guindos se le ha puesto cara de troll sueco y Montoro ha perdido aquella gracia andaluza que le caracterizaba en la oposici¨®n, cuando celebraba con unas buler¨ªas cada parado nuevo.
Pr¨®xima entrega, el jueves: Isabel Preysler / Bel¨¦n Esteban
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