Padrastro
Los Juegos Ol¨ªmpicos son un monumento a la precisi¨®n. La distancia entre sombra y gloria es muchas veces una mil¨¦sima de segundo. Atletas que trabajan de manera esforzada durante cuatro a?os ponen su suerte en juego en un instante donde cuenta un gesto, un detalle, un gui?o para resolverlo en favor o en contra. Por eso todo lo relacionado con las Olimpiadas se somete necesariamente a las leyes de la precisi¨®n. Incluso su gala de apertura, donde la ciudad designada por los turbios intereses cruzados de la aristocracia ol¨ªmpica entona un canto a s¨ª misma bajo la mirada de millones de espectadores.
?Cuando desfilaban los deportistas brit¨¢nicos, cerrando el desfile interminable de las delegaciones, la televisi¨®n mostr¨® el plano de la reina de Inglaterra. Con tan mala suerte de que en ese momento ella ten¨ªa un padrastro en la u?a que le robaba toda la atenci¨®n y hasta la emoci¨®n. El padrastro era m¨¢s inoportuno que molesto, pero ah¨ª estaba ella, entregada a la automanicura. Ese error de precisi¨®n se repiti¨® en demasiadas ocasiones durante una retransmisi¨®n que nunca lleg¨® a verle la cara a Kate Middleton porque se la tapaba una se?ora delante, o que no supo c¨®mo terminar el gag de Bond llevando a la Reina en helic¨®ptero al estadio. La ausencia de precisi¨®n empobreci¨® su rico fundamento.
La gala desde?¨® competir con la abrasiva grandeza de su precedente chino. Como la econom¨ªa mundial, competir contra los privilegios dictatoriales del gigante oriental solo te puede llevar a la ruina. As¨ª que Londres tir¨® de historia, teatro, cultura. Dejemos aparte las elecciones musicales, donde hab¨ªa hasta dudosas reconversiones del punk y la protesta en banda sonora de la sumisi¨®n. Nada mejor que personalidades heterodoxas y geniales representan lo brit¨¢nico. De Chaplin a Mr. Bean, de Shakespeare a Paul McCartney, la envidia mundial herv¨ªa al comprobar c¨®mo esa mezcla de humor, emoci¨®n, ingenio y talento, es se?a de identidad de una cultura de todos y para todos.
Alguien deber¨ªa encontrar soluci¨®n est¨¦tica al desfile de atletas, una mejor imaginer¨ªa quiz¨¢ centrada por continentes y que evite la desidia y el aburrimiento. El padrastro fue un s¨ªmbolo de la falta de precisi¨®n, durante dos semanas celebraremos lo contrario.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.