Aitor Albizua: ¡°No soy un presentador perfecto. Soy el ejemplo de que algo est¨¢ cambiando en la tele¡±

Aitor Albizua (Arrigorriaga, Bizkaia, 33 a?os) posa en la azotea del edificio de la Cadena SER en la Gran V¨ªa, en la cima de Madrid. Es una buena met¨¢fora de su ascenso profesional. El periodista comenz¨® su carrera como becario en esta radio. Ahora, una d¨¦cada despu¨¦s, es una de las caras del momento en la tele. Albizua conduce una versi¨®n renovada del cl¨¢sico Cifras y letras. El nuevo Cifras y letras es una de las emisiones m¨¢s vistas de La 2, uno de los ¨¦xitos inesperados de la cadena en el ¨²ltimo a?o. En pleno duelo entre La revuelta, El hormiguero y El intermedio, este concurso cultural se ha convertido en una alternativa para muchas familias, j¨®venes y ni?os.

Pregunta. Empez¨® su carrera profesional aqu¨ª, en la SER.

Respuesta. S¨ª, empec¨¦ aqu¨ª con 22 a?os. Yo era del grupo de amigos de Aimar Bretos. Un d¨ªa, Aimar me dijo: ¡°Oye, ?por qu¨¦ no te vienes a la radio?¡± Pens¨¦: ¡°?La radio? Eso es para viejos¡±. Yo estaba estudiando Periodismo en la Complutense. Vine, hice la prueba de la beca y me contrataron. Enseguida descubr¨ª que la radio no era solo un modo de ganarme la vida, sino un modo de vida. Me gust¨® much¨ªsimo. Un d¨ªa ?ngels [Barcel¨®] me llam¨® para verme. Yo pensaba que la hab¨ªa cagado en una cr¨®nica. Era que quer¨ªa ofrecerme trabajo [Albizua tiene su propio espacio, La auditor¨ªa, en Hoy por hoy].

P. Ahora es una de las estrellas de TVE. ?La fama le ha cambiado la vida?

R. La exposici¨®n que te da la televisi¨®n es muy diferente a la que te da la radio. Noto la falta de privacidad y el reconocimiento de la gente. Eso me genera un poco de v¨¦rtigo porque no termino de creerme lo que me ha pasado en el ¨²ltimo a?o con Cifras y letras. Y noto las condiciones econ¨®micas. Empec¨¦ a tener capacidad de ahorro cuando comenc¨¦ a trabajar en televisi¨®n. Soy un absoluto privilegiado dentro de la profesi¨®n.

P. ?Esperaba que Cifras y letras fuera tan bien?

R. No, no me lo esperaba. Yo ven¨ªa de una cancelaci¨®n anterior dentro de TVE y estaba un poco mosca. Y me parec¨ªa arriesgado recuperar un formato ya conocido como es Cifras y letras. Pod¨ªa salir bien o pod¨ªa salir mal. Ahora, muchas familias, j¨®venes y mayores lo ven antes de meterse en la cama. Me explota la cabeza.

P. Luego dicen que la cultura no funciona en la tele.

R. Es mentira. Ahora hay muchos concursos culturales. Est¨¢ Saber y ganar, con Jordi Hurtado; est¨¢ Pasapalabra; est¨¢ Reacci¨®n en cadena; est¨¢ El cazador¡­ Nosotros nos diferenciamos porque Cifras y letras es un programa sin muchas florituras. Es media hora de puro juego. No quer¨ªamos ser pedantes o parecer un programa de alta cultura. Ese era uno de mis objetivos: popularizar el formato. Si yo estoy presentando el programa, cualquiera puede venir a jugar.

P. Y est¨¢ rompiendo con el prejuicio de que los j¨®venes no son cultos.

R. Es un estigma que en parte sigue estando. Nosotros estamos sacando a la palestra a gente muy joven, de 18 o 20 a?os, que no solo pasa mucho tiempo en redes sociales y va a conciertos de Bad Bunny, sino que tambi¨¦n es muy crack en matem¨¢ticas y lengua. Me enorgullece poder cerrar bocas y romper prejuicios sobre la generaci¨®n joven.

P. ?Qu¨¦ se siente compartir franja con La revuelta y El hormiguero?

R. Me alegra estar al margen de ese duelo. Al final, en ese duelo nosotros somos el amigo que sujeta las velas.

P. ?La tele pasa por un buen momento?

R. Sobre todo la tele p¨²blica. Estamos en un momento de transici¨®n, de probar cosas nuevas. No soy un presentador perfecto, con una belleza o una dicci¨®n perfectas. Soy el ejemplo de que algo est¨¢ cambiando en la tele. La naturalidad es algo que poco a poco se va imponiendo y muchos nos estamos aprovechando de ello.

P. Tambi¨¦n es un referente para los j¨®venes gais. Hasta no hace mucho no hab¨ªa presentadores abiertamente gais en la tele.

R. A m¨ª me cost¨® much¨ªsimo naturalizar mi homosexualidad, tanto conmigo como con mi entorno. No naturalizar mi sexualidad en la tele me habr¨ªa parecido un paso atr¨¢s, como volver a meterme en un armario. Mostrarme tal y como soy es b¨¢sico, aunque eso pueda acarrear comentarios hom¨®fobos. Pero tenemos que estar por encima de eso.

P. Tiene 33 a?os y le va muy bien. Eso es muy raro en Espa?a.

R. Es una dicotom¨ªa diaria. Mi pareja vive en un piso de veinte metros cuadrados, aunque duerme la mayor¨ªa de las noches en mi casa. Todos mis amigos sufren las mismas problem¨¢ticas de vivienda y precariedad laboral. La mayor¨ªa comparte piso y tiene problemas para llegar a fin de mes. Es una realidad que me rodea. Vivo un momento de privilegio absoluto y eso me genera cierto pudor. Soy un caso de ¨¦xito, pero s¨¦ que mi generaci¨®n lo est¨¢ pasando muy mal.

P. Buscando su nombre en Google, hay varias piezas sobre usted tituladas: ¡°?Qui¨¦n es Aitor Albizua? Su edad, su altura¡±¡­

R. Hay mucha gente a la que le interesa mi altura. No lo entiendo. Tampoco soy tan bajito [risas].

P. ?Suele buscar su nombre en Google?

R. Me busco a menudo y quien te diga que no, miente. Es el ejercicio psicol¨®gico m¨¢s da?ino que te puedes hacer, pero a m¨ª me ayuda a encajar cr¨ªticas y comentarios que de otra forma me costar¨ªa encajar. Con esto de la altura, me han llegado a decir que tengo cuerpo chupachups: peque?o y con cabeza grande [risas]. Hace poco alguien me pregunt¨® en las redes: ¡°?Cu¨¢ndo vas a dar el estir¨®n?¡± Me daba ganas de contestarle una guarrada, pero no. Yo siempre soy elegante y correcto.