Aplastante
Sigo mucho los adjetivos de Crist¨®bal Montoro, el ministro de Hacienda, desde que dijo que era excesivo el entretenimiento en la televisi¨®n. Ahora ha dicho que fue ¡°aplastante¡± la victoria del Gobierno sobre las autonom¨ªas en la reglamentaria reuni¨®n econ¨®mica de la que se salieron los andaluces y a la que no fueron los catalanes.
¡°Aplastante¡± es un adjetivo que denota una procedencia, la marca de una gen¨¦tica. Por ejemplo, no concibo ese adjetivo en el diccionario de Vicente del Bosque para describir las victorias sobre rivales d¨¦biles, porque en la gen¨¦tica adjetivada del seleccionador espa?ol solo hay calificativos ponderativos, y es extra?o que no pondere un ministro que hizo famosa la sobreponderaci¨®n. Lo cierto es que dijo aquello de que el entretenimiento era un exceso cuando a¨²n no estaba en el Gobierno, y luego ya sentado en esa poltrona que puede ser aplastante ha puesto varios truenos en las ruedas de la industria de lo que entretiene. Y ah¨ª tiene a los actores y a la gente que sufre las consecuencias dici¨¦ndole de todo menos Montoro.
La gente es esclava de sus adjetivos, sobre todo si falla la sustancia, como dice ?lvaro Pombo. En este caso, la sustancia es el respeto por esa industria que tiene dos patas principales, el cine y la televisi¨®n, pues son las que tienen (o ten¨ªan) la caja. Si a la televisi¨®n (cosa que ya se encarg¨® de poner en marcha el Gobierno anterior, socialista) le quitas la posibilidad de recaudar (en el caso de la televisi¨®n estatal) a trav¨¦s de la publicidad, la pones en manos del Estado, y terminar¨¢ no valiendo para lo que fue inventada si al Estado le parece un dispendio su existencia propiamente dicha. Y si al cine le haces la campa?a que en Espa?a se le suele hacer al cine, como si fuera hecho por tontos y hubiera que encerrar a los locos que insisten, pues pasa lo que est¨¢ pasando, que la gente mira para otro lado.
Pero el cine y la televisi¨®n a veces se vengan, y por ejemplo te permite ver, otra vez, la excelente Huella del crimen, de Pedro Costa, dedicada al crimen de Carmen Broto, que pas¨® La 2 en la madrugada del mi¨¦rcoles. Buen cine para televisi¨®n. Ahora ya no se podr¨ªa hacer. Esta es la aplastante realidad, y el ministro conoce bien el alcance del adjetivo.
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