Sara Baras, el baile
La bailaora gaditana abre con ¡°La Pepa¡± el ciclo de espect¨¢culos del certamen unionense El pasado mi¨¦rcoles recib¨ªa el Castillete de Oro del festival que este a?o est¨¢ dedicado a ella
¡°La Pepa¡± es el ¨²ltimo espect¨¢culo de la bailaora y core¨®grafa Sara Baras y su compa?¨ªa. Con este montaje abr¨ªa anoche el ciclo de galas del 52 Festival Internacional del Cante de las Minas de La Uni¨®n, un certamen que se reinventa cada a?o y para el que parece no haber crisis, pues la imaginaci¨®n y buena gesti¨®n suplen la falta de recursos econ¨®micos.
Sara Baras, que llen¨® el antiguo mercado p¨²blico de La Uni¨®n, iconoclasta espacio donde se celebran los espect¨¢culos, protagoniza la edici¨®n de este a?o, dedicada a ella, y el pasado mi¨¦rcoles recib¨ªa el Castillete de Oro, m¨¢ximo reconocimiento del Festival. En el mismo acto se le otorg¨® tambi¨¦n al cocinero Jos¨¦ Andr¨¦s, afincado en Nueva York y asesor culinario de los Obama. Anoche, lo recib¨ªa asimismo el joven maestro de la tauromaquia Jos¨¦ Mar¨ªa Manzanares.
La pausa maternal de Sara Baras no le ha restado a la bailora gaditana ninguna de las cualidades que han acu?ado su prestigio en todo el mundo. Como en cualquier espect¨¢culo protagonizado por ella, lo m¨¢s importante y realmente memorable son sus bailes. Todo lo dem¨¢s, aunque bien estructurado, resulta a veces prescindible, y como en esta ocasi¨®n en alg¨²n momento hasta cansino. El montaje, como no pod¨ªa ser de otra forma, trat¨¢ndose de un homenaje en su segundo centenario a la Constituci¨®n de 1812, ¡°La Pepa¡±, proclamada en C¨¢diz, acaba con un baile por alegr¨ªas gaditanas, sin¨®nimas aqu¨ª del triunfo de la libertad. Se trata de una serie de palos flamencos, que hilan la historia de guerra y liberaci¨®n, con m¨²sica de Keko Baldomero.
Sin embargo, antes de ellas, durante demasiado tiempo hay algunos pasajes protagonizados por la percusi¨®n o por el baile en solitario de Jos¨¦ Serrano, un buen bailar¨ªn de danza espa?ola, pero que en su zapateado flamenco se muestra algo forzado y poco natural. No obstante, el p¨²blico lo aplaudi¨® mucho quiz¨¢ valorando la duraci¨®n de su baile. Parece que en esto de la danza, en Espa?a, tambi¨¦n quien resiste gana.
Pese todo, no siempre en el flamenco los espect¨¢culos con historia, gui¨®n y mensaje funcionan. Pero Sara Baras est¨¢ empe?ada en ser core¨®grafa. ?Pues vale! Y no es que el montaje no est¨¦ bien desarrollado o no sea comprensible, que lo est¨¢ y lo es, pero lo que queremos es ver bailar a Sara Baras, y todo se nos asemeja un tr¨¢nsito entre baile y baile de la grandiosa artista gaditana.
Sara Baras utiliza el vestuario no como un mero elemento est¨¦tico que acompa?a a los movimientos, sino como una extensi¨®n de su propio cuerpo, como a veces ocurre con el mant¨®n. Con los vestidos vaporosos que usa, compone figuras de una gran plasticidad y belleza, que recuerda el girar constante y m¨ªstico de los derviches danzantes. Junto a su extraordinario dominio del taconeo y su dionis¨ªaco braceo (ahora luce sin complejo los brazos desnudos, al contrario de lo que ocurr¨ªa en sus comienzos) sigue manteniendo en determinados chispazos aqu¨ª y all¨¢ esa gracia, luminosidad y frescura gaditana que la han hecho ¨²nica.
A veces dan ganas de decirle: ¡°Se?ora, usted es el baile, ?porqu¨¦ no lo deja fluir siempre sin m¨¢s aditamentos?
Babelia
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