El reencuentro de las estrellas amantes
Entre la naturaleza c¨¢ntabra, cobra vida la leyenda japonesa del Tanabata, un canto a la naturaleza y a la cohesi¨®n social
Suena una flauta shinobu¨¦, imitando los susurros del viento entre los ¨¢rboles. Entra un tambor taiko y la narraci¨®n musical adquiere ritmos de Kabuki. Dos amantes, separados por la V¨ªa L¨¢ctea, solo pueden verse un d¨ªa al a?o. Y mientras la m¨²sica seduce al espectador, los amantes al fin se reencuentran.
Esa es la esencia del Tanabata, un festival de origen chino y convertido en una gran celebraci¨®n veraniega en Jap¨®n, que ha cobrado vida anoche entre los ¨¢rboles de La Magdalena, en Santander, como parte de las noches culturales de la Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo.
La leyenda es un canto de la naturaleza y celebra los oficios manuales, artesanos y rurales. Como todo en Jap¨®n nada es al azar. Cada parte del decorado, los personajes, la m¨²sica y la historia en s¨ª es un homenaje a las sociedades agr¨ªcolas de anta?o, al trabajo en equipo y a la cohesi¨®n social. Se celebra actualmente en China, Vietnam, Jap¨®n y Corea, seg¨²n la artista Origlam, organizadora del evento.
Entre los ¨¢rboles cuelgan tanzakus, piezas de papel donde se practicaba antiguamente la caligraf¨ªa, como un respeto a los instrumentos de escritura. Elaborados en cinco colores, que representan los cinco elementos b¨¢sicos (agua, aire, fuego, madera y tierra), los tanzakus van en parejas. Son el ying y el yang, lo femenino y lo masculino, el equilibrio. Tambi¨¦n se ven redes y peces en papel ¡®pinocho¡¯(representando las sociedades pesqueras), grullas de origami, l¨¢mparas de papel y kirigamis en formas de hojas de Morera o Mon, el emblema de quienes trabajaban el papel y la seda. Los kirigamis, seg¨²n la artista Origlam, eran el patr¨®n de corte de los s¨ªmbolos her¨¢ldicos con el que se estampaban las sedas.
La flauta, interpretada magistralmente por el vanguardista Juli¨¢n Elvira, de la Sinf¨®nica municipal de Madrid, es el pastor que va seduciendo a la princesa de la historia, interpretada por la artista Isabel Romeo, quien a cargo de los tambores, va marcando el ritmo de la historia, contada solo a trav¨¦s de la m¨²sica.
El espect¨¢culo consta de tres partes. Tras la introducci¨®n, se presentan los personajes, la princesa tejedora Orihime y el pastor Hikoboshi, para pasar a la interpretaci¨®n del di¨¢logo de los amantes y la ascensi¨®n de estos al cielo.
Los amantes de la leyenda, Orihime y Hikoboshi, representados en el cielo por las estrellas Vega y Altair (al Este y al Oeste de la V¨ªa L¨¢ctea), fueron separados por el rey del cielo por no trabajar con ah¨ªnco y descuidar sus labores por su enamoramiento. Desde entonces la V¨ªa L¨¢ctea los separa y solo se re¨²nen un d¨ªa en verano.
El Tanabata marcaba en China el inicio de las cosechas y con ellas, el oto?o. Inicialmente se celebraba anualmente el s¨¦ptimo d¨ªa del s¨¦ptimo mes del a?o, seg¨²n el calendario lunar. Con el tiempo, y al implantarse el calendario gregoriano, se celebra en varias fechas. La principal contin¨²a siendo el siete de julio, aunque en algunos lugares se pasa al ocho de agosto, o a la fecha del inicio del cuarto creciente lunar (ya sea de julio o agosto). Los m¨¢s puristas calculan el equivalente del 07/07 en el calendario actual para la celebraci¨®n. En el cielo, forman parte del fen¨®meno astral denominado el tri¨¢ngulo estival.
Tras el crescendo musical de la ascensi¨®n de los amantes al cielo, la flauta de Elvira va seduciendo tanto a la princesa Orihime como al p¨²blico. Isabel Romeo gu¨ªa a los alumnos de la UIMP y al p¨²blico asistente a cantar la canci¨®n tradicional japonesa Tanabata no uta. Las voces, al inicio un tanto t¨ªmidas, van tomando fuerzas. La dificultad se presenta en la falta de micr¨®fonos y por momentos la voz de Romeo se pierde entre los tambores.
El p¨²blico se anima y tras recitar un par de veces las estrofas, la actuaci¨®n finaliza con el deseo de que los dos amantes se hayan podido reencontrar y que el oto?o traiga buenos frutos.
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