Forofos
Como el Gobierno le ha cogido el gusto al mando de la tele, los periodistas de TVE han pedido a trav¨¦s de su Consejo de Informativos que los dejen trabajar en paz y que cada final de legislatura no sea para ellos el fin del mundo. En tiempos de revoluci¨®n digital, conmueve la fe de La Moncloa en la televisi¨®n de siempre. Solo as¨ª se comprende el af¨¢n de moverles la silla a periodistas que ten¨ªan muchos defectos, pero una gran virtud: resultaba dif¨ªcil saber si eran de izquierdas o de derechas, justo lo que pasa con la bendita BBC ¡ªtan seguida en Espa?a¡ª, de la que a¨²n no sabemos si es laborista o tory.Sostiene la gente de izquierdas que declararse apol¨ªtico ¡ªo parecerlo¡ª es de derechas, pero este Gobierno piensa lo contrario. Seg¨²n su criterio, el af¨¢n de objetividad es una man¨ªa no ya de la izquierda, sino de la extrema izquierda. Ser¨¢ por devolverle a Zapatero el regalo de descubrir que bajar los impuestos no era conservador.
Lo dec¨ªan nuestros padres: es malo ver la tele mientras comes. Sobre todo, es malo para la tele. Si en lugar de prepararse para servir como informaci¨®n en Televisi¨®n Espa?ola los platos que nadie quiso tragarse como propaganda en Telemadrid los nuevos jefes de RTVE hubieran visto los Juegos Ol¨ªmpicos, sabr¨ªan que las medallas de Lochte y Murray valen el doble porque las consiguieron ante Phelps y Federer. Un gran rival es una bendici¨®n, por eso dicen que el maduro Miguel ?ngel llor¨® la muerte del joven Rafael: lo odiaba, pero a la vez era la ¨²nica persona capaz de comprender del todo lo que val¨ªa su arte.
Poco renacentistas, nuestros pol¨ªticos prefieren la pintura a rodillo. Creen que reconocer los m¨¦ritos ajenos es una forma de debilidad y no de inteligencia. Es decir: al enemigo, estrictamente el agua que mande la ley. Gota a gota. Por eso sorprendi¨® el gesto del Gobierno socialista de renunciar por ley a manosear la televisi¨®n p¨²blica. Como a Rajoy la independencia le debe de parecer cosa de perroflautas, ha vuelto a la casilla cero. Eso tiene dos riesgos. Uno: su contrarreformismo ¡ª?cu¨¢ndo le toca a la ley del divorcio?¡ª conseguir¨¢ que el PSOE parezca de izquierdas. Dos: su pol¨ªtica televisiva pondr¨¢ injustamente bajo sospecha a los llamados profesionales de la casa. Comprar¨¢n el regocijo de los convencidos con el escepticismo general. Peor para todos: cualquier logro del Ejecutivo podr¨ªa sonar a mitin de campa?a. Es lo que tiene gobernar para forofos.
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