?Al¨¢ es grande!
(Viene del cap¨ªtulo XIV)
Volv¨ª por un momento al despacho del presidente, que el embajador ya deb¨ªa estar acabando su entrevista. Present¨ªa yo que el final del encuentro tendr¨ªa que coincidir con el fin, fuera cual fuera, de las maniobras en el jard¨ªn entre unos y otros.
¡ª¡Por lo que puedo asegurarle, se?or presidente, que nuestro programa nuclear no esconde ning¨²n ¨¢nimo b¨¦lico¡
¡ª???Atch¨ªssss!!!, estornud¨® el ficus de la esquina.
Por un momento todos se quedaron en silencio y con la vista fija en la hermos¨ªsima planta que superaba el metro ochenta. Interrumpi¨® su discurso el embajador, enmudeci¨® el presidente, que no daba cr¨¦dito a lo que hab¨ªa o¨ªdo, y solo Margallo reaccion¨® con presteza.
¡ªNo es nada, no se preocupen, es que es un ficus que trajeron de la selva paname?a y all¨ª est¨¢ acostumbrado a temperaturas de 40 grados, y claro, aqu¨ª, en el despacho, en cuanto que el aire acondicionado est¨¢ un poquito fuerte¡ Pero no se preocupen, que ahora mismo lo retiramos. Usted siga, embajador, siga¡ ?Conserje!
Afuera esperaba el comandante del CNI.
¡ª??? Fac¨²ndez, pero c¨®mo se le ha ocurrido estornudar en mitad de la conversaci¨®n!!! No voy a tener m¨¢s remedio que meterle un correctivo, ha estado a punto de causar un desastre diplom¨¢tico¡
¡ªPero mi comandante, si es que ya le dije que soy al¨¦rgico a las plantas. Si al menos hubieran escogido el de pl¨¢stico que les dije¡
¡ªPero c¨®mo vamos a tener un ficus de pl¨¢stico en el despacho del presidente del Gobierno, Fac¨²ndez, que est¨¢ usted tonto¡
Volv¨ª afuera y mi sexto sentido, que comprender¨¢n que un buen fantasma puede tener seis sentidos, e incluso siete si se tercia, me dec¨ªa a gritos que extremara la atenci¨®n. Y s¨ª, se advert¨ªa un algo flotante en el ambiente que hac¨ªa que se notara agitados a los rumanos, menos cantarina el agua de las fuentes y algo temblorosas las hojas de los bojs.
Y fue en ese momento cuando todo revent¨® y los hechos se sucedieron a velocidad vertiginosa, que como ser¨¢ la cosa que me pareci¨® que a alguno de las estatuas vivientes se le pon¨ªa cara de Matt Damon, que el jard¨ªn pareci¨® convertirse en un escenario de cualquier episodio de Bourne.
¡ªTambi¨¦n parece de Misi¨®n Imposible y pod¨ªa tener cara de Tom Cruise, me corrigi¨® Azor¨ªn, que el caso era incordiar¡
El disparo de salida ¡ªmetaf¨®ricamente hablando¡ª se produjo cuando uno de los rumanos sac¨® de entre los vendajes mugrientos una acorde¨®n de gran tama?o y de forma muy sentida comenz¨® a tocar El Gato mont¨¦s, que en aquella soleada tarde a no pocos de los miembros del CNI les record¨® la plaza de toros de las Ventas en sus tardes gloriosas, tal era la habilidad de aquel vagabundo para arrancar a su acorde¨®n los acordes m¨¢s castizos del inmortal pasodoble, alma espa?ola llenando la atm¨®sfera del jard¨ªn¡
Pero mientras los agentes del CNI, con el coraz¨®n apretujado por la emoci¨®n se arremolinaban cerca del acordeonista, norteamericanos e israel¨ªs no perd¨ªan el tiempo, pues eran conscientes de la maniobra de distracci¨®n que hab¨ªan emprendido los iran¨ªs. As¨ª que los bojs, aprovechando la falta de atenci¨®n de los agentes del CNI, se plantaron en unos cuantos saltos en las cercan¨ªas de aquellos, sin que nadie advirtiera la calva que dejaron donde estaban antes y la extra?a concentraci¨®n de arbustos en la esquina contraria. Mientras, las fuentes se hac¨ªan airosos y alegres columpios, y las estatuas vivientes se reconvert¨ªan: la Diana cazadora se transform¨® en un compacto y sufriente Laooconte y sus hijos, mientras David pas¨® a ser una piados¨ªsima Dolorosa, confirmando de esta manera los muchos rumores que de siempre hab¨ªan existido en torno al sexo real de David, que no pocos eruditos ten¨ªan abundante obra escrita en torno a este mito, que si David, que si Davidia. Bien.
Consider¨® en ese momento el acordeonista que el arrobo que ya hab¨ªa logrado entre el auditorio exig¨ªa un cambio, camino del final de la operaci¨®n, y al vibrante felino le sigui¨® un riqu¨ªsimo popurr¨ª, que de Joselito pasaba a Amparito Roca, de El Gallo a Espa?a ca?¨ª e incluso a Marcial, sin olvidar a Paquito el Chocolatero, ampliamente celebrado por la concurrencia con unos estent¨®reos ol¨¦s surgidos de lo m¨¢s hondo del alma de aquellos valerosos soldados transmutados en esp¨ªas, que de muchas maneras se puede defender a la patria.
Y as¨ª, mientras el agente-m¨²sico ejerc¨ªa su trabajo, el resto de los iran¨ªs se desplegaba por un ala del jard¨ªn y volvieron a entremezclase las conversaciones cifradas, ahora a gran velocidad.
¡ªAdelante, Jafar, puerta vista. Repito, puerta vista. Al¨¢ es grande. Corto.
¡ª?Una puerta grande, Majid? Aclara eso. Corto.
¡ª???No, no. Que ya he localizado la puerta y que Al¨¢ es grande, Jafar!!!
¡ª???Misi¨®n cumplida, Majid. Retirada, retirada para todos. Al¨¢ es grande, pero no se olviden de llevarse las limosnas, que hay que comprar el metrob¨²s. Corto!!!!
¡ªEfra¨ªm, lo he visto todo, solo quer¨ªan ver la puerta del b¨²nker. Corto.
¡ª?Y no van a entrar, Amos? Corto.
¡ªEn absoluto, que los veo de retirada¡ Corto, no, espera, que hay un l¨ªo¡ Ahora te llamo. Corto.
Y es que los israel¨ªs hab¨ªan dejado de ser columpios, unos, y estatuas vivientes los dem¨¢s, y se hab¨ªan vestido con los trajes de polic¨ªa municipal que hab¨ªan escondido ladinamente en los pedestales. As¨ª pertrechados, se acercaron a los rumanos; recogidos los platillos de las d¨¢divas y plegado el acorde¨®n, se retiraban a toda velocidad.
¡ªChist, chist, ah¨ª paraos¡ M¨¢s despacito, m¨¢s despacito, que a ver ande vais vosotros, que seguro que no ten¨ªs ni papeles ni n¨¢... les abord¨® el jefe del comando israel¨ª, que hab¨ªa pasado varios meses ensayando el peculiar argot de los municipales madrile?os¡
Vi que el resto del comando del Mossad se encargaba de hablar con los del CNI, y les dec¨ªan aquello de¡
¡ª¡Tranqui, chavales, ni os molest¨¦is, que a estos ya les conocemos y les venimos siguiendo desde Arg¨¹elles, lo que pasa es que como no tenemos coche, por lo de los recortes, ya sab¨¦is, hemos tenido que coger el autob¨²s, y no veas lo que tarda¡ N¨¢, nos los llevamos ya¡ Vosotros a lo importante, a defender al presidente, que lo nuestro es lo de chichinabo¡
Y en un momento les plantaron a los rumanos-iran¨ªs una tira de cinta adhesiva en la boca y con cuatro llaves los inmovilizaron para irse corriendo hasta los coches que estaban en el exterior.
¡ªQue se los queden, Efraim, que para qu¨¦ los queremos nosotros, dijo el de la CIA. Corto.
¡ªPues para casa, que tengo una rama en la oreja que me est¨¢ haciendo polvo. Corto.
¡ªAdi¨®s, presidente, ha sido un honor, se desped¨ªa el embajador.
¡ªAdi¨®s, adi¨®s, un placer. Y muy interesante lo de los kayak¡
¡ªKayar, presidente, kayar¡
¡ªS¨ª, eso, kayak¡
¡ªSe?or presidente, dijo el coronel del CNI que hab¨ªa organizado el despliegue.
¡ªDiga, coronel, diga¡
¡ªLa Operaci¨®n "Petr¨®leo-bueno-bonito-barato" ha sido todo un ¨¦xito, que mis hombres han logrado impedir que ning¨²n agente extranjero haya traspasado el per¨ªmetro de seguridad. La profesionalidad de nuestros agentes, una vez m¨¢s, ha quedado demostrada. ?Viva Espa?a!, grit¨®, que los coroneles en general y ¨¦ste en particular ya he visto yo que enseguida se emocionan y les sale el grito a poco que se descuiden.
¡ªDescanse, descanse¡ Respecto al del estornudo...
¡ªSe?or presidente, me ha dicho la viceppresidenta que le haga saber que el interfecto se quedar¨¢ hasta el retiro en el cuartel para limpiar los zapatos de varios regimientos¡
Les dej¨¦ a lo suyo y en ese momento capt¨¦, muy d¨¦bil, una ¨²ltima conversaci¨®n.
¡ªLa bomba d¨¦jala en el acorde¨®n, Majid, ni se te ocurra¡ Lo del cerdo da igual¡ No, no¡
???????BOOOOOOOOOOOOMMMMM!!!!!!!
Mir¨¦, y all¨¢ a la altura de la Moncloa, se ve¨ªa una nubecilla de humo¡
Lo mismo se han cargado el Arco del Triunfo, se alegr¨® Om, que en cuanto le hablabas de romper algo de Franco se le alegraba la pajarilla.
Y todo este jaleo por el b¨²nker. F¨ªjense. Que vaya risa me he estado echando con los ectoplasmas. Otro d¨ªa les cuento del b¨²nker.
Ma?ana, siguiente cap¨ªtulo: Pistolas Santa Teresa.
Babelia
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