Esguinces verbales
Hay matrimonios cuyos c¨®nyuges aparecen unidos por coordinaci¨®n o subordinaci¨®n, los hay meramente yuxtapuestos en el peor sentido
La conjunci¨®n gramatical es una de las piezas m¨¢s peque?as del motor de la frase. Se utiliza para unir oraciones o palabras y establecer entre ellas relaciones jer¨¢rquicas que reflejan los escalafones de la vida. Quiere decirse que las conjunciones sirven para saber qui¨¦n manda. Cuando escribo en el BOE ¡°te quito la paga extraordinaria porque eres un funcionario de mierda¡±, resulta que el ¡°porque¡±, una modest¨ªsima conjunci¨®n, articula dos oraciones (¡°te quito la paga extraordinaria¡± y ¡°eres un funcionario de mierda¡±) al modo en que la rodilla y el codo articulan, respectivamente, las dos partes de que se componen la pierna y el brazo. Las articulaciones son tan importantes para mantener el statu quo que, a la hora de amputar, no es lo mismo que te corten por debajo o por encima de la rodilla, por debajo o por encima del brazo. Si el cirujano logra salvar la articulaci¨®n, la pr¨®tesis que sustituya al miembro perdido resultar¨¢ m¨¢s eficaz.
Gracias entonces a ese humilde ¡°porque¡±, una palabra de dos s¨ªlabas que adem¨¢s carece de otro significado que el meramente gramatical, estas dos oraciones pueden andar juntas por la vida. Y cuando nosotros las vemos saliendo de la boca de un ministro o escritas en un papel con membrete, adivinamos enseguida cu¨¢l es la principal y cu¨¢l es la subordinada porque reflejan una jerarqu¨ªa copiada del orden de la existencia. En otras palabras, yo s¨¦ qui¨¦n es el funcionario de mierda al que reducen el sueldo y qui¨¦n el ministro que ordena reducirlo. ?Sirve o no sirve la conjunci¨®n para saber qui¨¦n manda?
Hay conjunciones que sirven tambi¨¦n para subir el IVA, como cuando Rajoy, por ejemplo, dice: ¡°Ese asunto no est¨¢ ahora mismo encima de la mesa, pero¡¡±. Da igual lo que venga detr¨¢s del ¡°pero¡±¡, que es la conjunci¨®n, porque el significado es que subir¨¢ el IVA. A veces, aunque el ¡°pero" no est¨¢ expl¨ªcito, funciona con id¨¦ntica eficacia. Si Rajoy afirma que no est¨¢ en condiciones de asegurar que pedir¨¢ el recate, lo que quiere decir es que lo pedir¨¢. El ¡°pero¡± que vendr¨ªa a continuaci¨®n, y que ha escamoteado al p¨²blico, es, aunque invisible, de tal tama?o que no queda otra. Los huesecillos del tobillo tampoco se ven y nadie duda de su eficacia. Una amiga se hizo un esguince nada m¨¢s comenzar las vacaciones, o como se llame lo de este a?o, y est¨¢ la pobre en un ay. Las conjunciones son muy dadas a los esguinces, sobre todo cuando salen de la boca de Rajoy y Montoro, aunque tambi¨¦n de la de Ana Mato o de la de Soria, o de la de Moren¨¦s. Por no hablar del ministro de Cultura, que pronuncia todo el rato frases descoyuntadas (o con los huesecillos del tal¨®n hechos polvo), a las que su subsecretario, el pobre Lassalle, no hace m¨¢s que poner f¨¦rulas a fin de enderezarlas para que las dos partes de la oraci¨®n, aunque r¨ªgidas, se mantengan m¨¢s o menos en pie.
Hay tantas formas de articulaci¨®n gramatical como de articulaci¨®n existencial. La yuxtaposici¨®n, que es una de ellas, consiste en unir oraciones sin recurrir a ning¨²n tipo de conjunci¨®n. Oraciones sin r¨®tula, podr¨ªamos decir, o sin astr¨¢galo, o sin lo que haya en el codo, que no me viene ahora. En lugar del nexo convencional, la yuxtaposici¨®n utiliza pausas o comas, como cuando decimos ¡°llegu¨¦, vi, venc¨ª¡±.
Yuxtaponer significa colocar una cosa junto a otra. En un libro de cuentos, por ejemplo, los relatos aparecen uno al lado del otro sin otro v¨ªnculo que la p¨¢gina que los separa para dar paso al siguiente. En la mayor¨ªa de las oraciones yuxtapuestas, sin embargo, a menos que est¨¦n tan descoyuntadas como aparentan, hay un v¨ªnculo invisible que indica alg¨²n tipo de relaci¨®n entre ellas. As¨ª, en ¡°llegu¨¦, vi, venc¨ª" se establece una sucesi¨®n temporal, lo mismo que en ¡°muri¨® mam¨¢, la enterramos, nos entregamos al dolor¡±. Tambi¨¦n los buenos libros de relatos est¨¢n recorridos por un hilo conductor, que, visible o no, somete a cierta unidad la diversidad que los caracteriza.
En la vida, la yuxtaposici¨®n suele obedecer tambi¨¦n a alg¨²n criterio unitario. Los frascos de especias, en el supermercado, aparecen unos al lado de los otros y ordenados por orden alfab¨¦tico. Especias y alfabeto, tales son sus puntos de articulaci¨®n. Un Corte Ingl¨¦s en el que los calcetines aparecieran mezclados con los h¨ªgados de pollo ser¨ªa un Corte Ingles desquiciado. No existe de momento esa clase de Carrefour, pero del mismo modo que hay matrimonios cuyos c¨®nyuges aparecen unidos por coordinaci¨®n o subordinaci¨®n, los hay meramente yuxtapuestos en el peor sentido de la palabra. Est¨¢n juntos, s¨ª, pero como podr¨ªan estar juntos un alicate y un rodaballo. No hay v¨ªnculo secreto que los articule, para alcanzar ese grado de unidad m¨ªnimo que les permita disfrutar, no s¨¦, de ir del brazo al cine.
Viene todo esto a cuento de nuestros ministros. Los miembros de un Gobierno deber¨ªan estar unidos fundamentalmente por relaciones de coordinaci¨®n. Coordinar, seg¨²n el diccionario, significa, de un lado, disponer las cosas met¨®dicamente y, de otro, concertar medios, esfuerzos, etc. para una acci¨®n com¨²n. Cuando decimos ¡°Ministerio de Econom¨ªa y Hacienda¡±, por ejemplo, estamos simbolizando con esa ¡°y¡± copulativa los intereses que unen ambos departamentos. Ahora no lo decimos porque los ministerios de Econom¨ªa y Hacienda aparecen yuxtapuestos. Est¨¢n colocados el uno al lado del otro, s¨ª, pero con la misma eficacia que en un supermercado loco vender¨ªan las m¨¢quinas de cortar c¨¦sped en la misma secci¨®n que el menaje de cama. De hecho, Montoro y Guindos son lo m¨¢s parecido a uno de esos matrimonios ya citados cuyos c¨®nyuges est¨¢n juntos por una equivocaci¨®n del reponedor de mercanc¨ªas.
Econom¨ªa y Hacienda metaforizan la relaci¨®n gramatical existente entre el resto de los departamentos. Uno sigue con paciencia infinita las declaraciones de unos y de otros en busca de una sintaxis conocida y no halla m¨¢s que un conjunto de personas yuxtapuestas sin otra intenci¨®n que la de hacer bulto y aguantar en el puesto, que debe de ser una bicoca. Imaginamos las reuniones del Consejo de Ministros como una suerte de caj¨®n de sastre donde Industria y Cultura y Fomento e Interior, por citar solo unos pocos departamentos, conviven en una suerte de s¨¢lvese quien pueda al modo en que una nevera rota y una mesilla de noche desencolada conviven en un guardamuebles, sin otro criterio que el de ocupar el menor espacio posible. Los ministros del Gobierno ocupan poco espacio, pero ni siquiera esas apreturas a las que les obliga el p¨¢nico sirven para coordinar o subordinar, solo para yuxtaponer, aunque no, por desgracia, en el sentido gramatical del t¨¦rmino. Una relaci¨®n imposible.
Pr¨®xima y ¨²ltima entrega, el domingo: Leo Messi / Cristiano Ronaldo
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