Un, dos, tres, responda otra vez
Para que nos inventemos un nombre para el resca¡ Bueno, para eso He organizado un concursito, por entretenernos un poco
No me extra?¨® nada ver a primera hora de la ma?ana c¨®mo hab¨ªan quedado los despachos del presidente. No es que me hubiera ido a dormir, no, que los fantasmas no dormimos, qu¨¦ m¨¢s quisi¨¦ramos. Pero todos los d¨ªas cerramos los ojos un par de horas. Esperamos a que no haya ruido y que la luz no nos moleste y hacemos como si durmi¨¦ramos. Seguimos despiertos, pero so?amos. Con otros fantasmas. Debe ser un recuerdo at¨¢vico de cuando ¨¦ramos personas¡ As¨ª que ya digo que cuando hice como si me despertara, todo estaba hecho un asco: vasos por el suelo, manchurrones ocres, platos de pl¨¢sticos, cajas de pizzas,mogoll¨®n de kl¨ªnex, botellas y botellas¡ Y es que aquel fin de semana del 9 y 10 de junio fue inolvidable. Avis¨¦ a Azor¨ªn y a Om para que fueran testigos de la cosa, que fue entonces cuando arranc¨® esta cosa del rescate¡
¡ªOtra copita, Leandro, hip, no te vayas, hombre, hip, que todav¨ªa es pronto¡ ?te he contado, hip, lo que le he dicho al xxxxx de Barroso? ?Y al xxxxx de, hip, Chauchau o c¨®mo se llame ese, hip, el alem¨¢n¡?
¡ªS¨ª, Mariano, s¨ª, varias veces¡
Y es que el presidente no me bebe nunca pero a la vista de la hecatombe del fin de semana le hab¨ªa pegado a la frasca. Dos o tres lingotazos. Pero suficiente para ¨¦l.
¡ªA m¨ª, orujo de mi tierra, del que manda Feij¨®o y que debe estar por alg¨²n armario¡ El Macallan ese para Guindos, que es muy de llamar al camarero y pedir un malta, por favor, mejor Macallan¡
Todo fue una locura que comenz¨® la noche del viernes, con los datos econ¨®micos desbocados, hacia arriba la prima, hacia abajo las Bolsas, y la decisi¨®n sobre qu¨¦ se iba a hacer ese s¨¢bado estaba tomada.
¡ªPresidente, pide pasta a Europa que no tenemos ni para pagarte a ti la extra, suplicaba Guindos.
¡ªYa, ya la extra, si todav¨ªa no me hab¨¦is ingresado el sueldo de mayo, que tengo buena a Viri¡
El presidente hab¨ªa reunido esa noche a su equipo de mayor confianza: Soraya, Guindos, Ana Pastor, Arriola¡
¡ªY que me avisen a Montoro, que como sepa que est¨¢ Guindos y ¨¦l no, me va a dar la tabarra durante meses¡
¡ªLa verdad es que no necesitamos auxiliares de contabilidad, Mariano, dijo Guindos¡
Todos sab¨ªan perfectamente lo que iban a pedir la tarde del s¨¢bado, en videoconferencia¡
¡ª?Y no puede ser solo por tel¨¦fono?, preguntaba Guindos. Es que se me va a notar la cara de agobio¡
¡ªNo te preocupes, si ya esa cara todo el mundo te la conoce de cuando Lehman, dijo Montoro¡
¡ªCalla, Crist¨®bal, calla¡ Y aunque sepamos lo que vamos a hacer hay que mantenerlo en absoluto secreto. ?C¨®mo tenemos a los chicos de nuestra prensa?
¡ª???Engrasados!!!!, se oy¨® desde detr¨¢s de la puerta de la secretaria de Estado de Comunicaci¨®n.
¡ªPues a ver si ya acabamos con el secretito, dijo Soraya, que en la rueda de prensa del Consejo, ya no sab¨ªa qu¨¦ decirles, venga un art¨ªculo por aqu¨ª y otro por all¨¢¡
¡ªEs que hay que estar m¨¢s preparada, Sorayita, que a¨²n te quedan a?os, dijo por lo bajinis Ana Pastor, que no dejaba pasar ni una a la vice, convencida como estaba de que ella era mucho mejor¡
¡ªA lo que vamos, cort¨® en seco el presidente. Estamos reunidos aqu¨ª para que se nos ocurra una forma de llamar al rescate, ay dios m¨ªo, al resca¡, al¡ aggg¡
Y es que cada vez que pronunciaba la palabra rescate le daba como un vah¨ªdo¡ Todos los ministros se pusieron en pie espantados y hasta se derramaron varios vasos¡
¡ªNada, nada, ya estoy bien, tranquiliz¨® a los suyos. Es esto del resca¡ bueno, de esto de ma?ana. Por cierto, que me traigan a Wert, que es muy ocurrente. Y a Soria.
¡ª?A Soria?, preguntaron todos al tiempo, sabedores de que Mariano se pon¨ªa muy nervioso cuando le ve¨ªa¡
¡ª Soria, s¨ª. Pero que entre de espaldas, como siempre, que me da unos sustos de muerte¡
Y es que Soria, ya lo hab¨ªa dicho alguna vez, le parec¨ªa la estatua de cera de Aznar.
¡ªY a Ana Mato.
¡ª?A Ana Mato?, preguntaron todos por razones obvias.
Mariano estaba obsesionado: solo tenemos dos consignas, les dijo tras beber un poco de agua del grifo, que la mineral hab¨ªa desaparecido meses atr¨¢s.
¡ªPrimera consigna: esto no es un rescate. De ninguna de las maneras. Y si alguno no lo entiende, lo vuelvo a repetir. Todos conmigo: ???Esto no es un rescate!!!
Vi por el rabillo del ojo que Om se pon¨ªa p¨¢lido, p¨¢lido, como solo se puede poner de p¨¢lido un ectoplasma. Que ni se lo imaginan. Es que me estoy acordando de aquellas noches de mayo de 2010 y me sigue entrando el mismo terror, nos dijo. Aquello fue mi muerte, bueno la del cuerpo que represento, si pudiera sudar me dar¨ªa un sudor fr¨ªo¡ La pobre Elena, c¨®mo sufr¨ªa esa mujer, qu¨¦ suplicio¡ Elena, llorar, no, por favor, que yo no puedo ver llorar, dec¨ªa el presidente con cara de acompa?arla en el llanto de un momento a otro¡ Le interrump¨ª porque en ese momento Mariano se pon¨ªa en plan presidente.
¡ªY por eso est¨¢is todos aqu¨ª. Para que nos inventemos un nombre para el resca¡ Bueno, para eso. He organizado un concursito, por entretenernos un poco, que falta nos hace. ?Os acord¨¢is del Un, dos, tres, responda otra vez?
Los asistentes se miraron con cautela, pero el presidente estaba lanzado.
¡ªA ver, Soria, as¨ª me gusta, de espaldas, vas a ser don Cicuta. Ahora ya te puedes poner de frente, para dar m¨¢s miedo. Y t¨², Mato, coges un bloc y venga, de secretaria¡
¡ª?Qu¨¦ chupi, como Victoria Abril!
¡ªEmpiezo, yo, que para eso soy el presidente y hago de supertaca?¨®n. Nombres para el xxxx¡, por ejemplo, ayuda financiera. Un, dos, tres, responda otra vez.
¡ªApoyo amistoso, dijo Wert, que siempre hab¨ªa querido ser Kiko Ledgard¡
¡ª?Y ayuda amistosa?, propuso Soraya, que estaba por la s¨ªntesis¡
¡ªYo preferir¨ªa l¨ªnea de cr¨¦dito convergente, dijo Arriola, que en esto de liarla ya ten¨ªa una experiencia de a?os¡
¡ªTres respuestas acertadas, a 10 euros la respuesta, salen¡ dijo Mato, loca por intervenir¡
¡ª?Has pedido autorizaci¨®n para el gasto? ?Los tres presupuestos? ?El formulario C-223? ?Y el D-815?, pregunt¨® el ministro de Hacienda.
¡ªNinguno me gusta mucho, dud¨® el presidente.
¡ª?Oferta econ¨®mica aliada?, dijo bajito Montoro.
¡ªEsa la que menos, respondi¨® Guindos. Simplemente rid¨ªcula. Os propongo pr¨¦stamo a los bancos, sugiri¨®, que era m¨¢s de ciencias y se complicaba poco la vida¡
¡ªNo s¨¦, no s¨¦, a lo mejor necesitamos consultar a alguien, dijo el presidente¡
¡ª?Y si llamamos a Miguel ?ngel Rodr¨ªguez?, sugiri¨® Soria, que a pesar de ser don Cicuta no pillaba cacho y ya le ven¨ªa bien cualquier cosa que le sonara a Aznar¡.
Azor¨ªn, que le ten¨ªa a mi lado, dio un respingo. Dios m¨ªo, dijo, como recurramos a ¨¦l nos metemos en la guerra de los cien a?os¡ Si le conocer¨¦ yo¡
¡ª?Tan grave es el momento?, pregunt¨® Soraya, demudada¡
¡ªDime, presidente, dime, grit¨® Rodr¨ªguez, que a pesar de que Mariano ten¨ªa el tel¨¦fono en la oreja pudieron o¨ªrle en toda la mesa¡ ?Que no quieres decir rescate? pregunt¨®. Sin problemas. Tengo la soluci¨®n. Llamadlo como se os antoje, qu¨¦ m¨¢s da. Lo importante es que al primero que diga rescate le romp¨¦is las piernas, luego le cort¨¢is las orejas y se las hac¨¦is comer en crudo¡ Recuerdo yo un d¨ªa que cog¨ª de la solapa a ese editor que¡
¡ªVale, vale, Miguel ?ngel, ya te he entendido, ya¡
¡ªEspera, espera, que no he acabado¡ despu¨¦s le arrancas la lengua con unas tenazas y¡
¡ª?Basta, basta!, se quej¨® Ana Pastor, que ten¨ªa el est¨®mago delicado¡
¡ªQue digo yo que¡
¡ªT¨² te callas, Ana, que eras la secretaria¡
La noche acab¨® sin acuerdo. Y con todos los nombres posibles en la cabeza, Rajoy y Guindos enfrentaron aquel s¨¢bado de plomo.
Ma?ana, siguiente cap¨ªtulo: ???Rescate, Mariano, se dice rescate!!!
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