La orquesta alemana que quer¨ªa viajar a Espa?a
La Sinf¨®nica de Bamberg llega a San Sebasti¨¢n con el apoyo econ¨®mico de su ciudad
Bamberg tiene una catedral rom¨¢nica donde reposa su famoso jinete, est¨¢ enterrado el papa Clemente II y cuenta con una gloriosa universidad. Sus 70.000 habitantes viven tranquilamente entre sus restos medievales b¨¢varos como en un cuento, ajenos a las primas de riesgo pero no sordos a las dificultades del Sur.
La peque?a ciudad alemana tambi¨¦n est¨¢ orgullosa de su orquesta. Esta gira y gira por todo el mundo pero muy poco por Espa?a. En el sur de Europa la cosa anda apretada y ya nadie dispone de tanto dinero para conciertos como antes. Pero ah¨ª entra el rescate. Una asociaci¨®n de amigos de la orquesta aport¨® 30.000 euros para que sus m¨²sicos viajaran a San Sebasti¨¢n a encarar la recta final de la Quincena Musical Donostiarra, que se cierra ma?ana domingo, casi como una formaci¨®n residente.
Todos contentos, pues. Los miembros de la orquesta, los organizadores de la Quincena y el p¨²blico de la ciudad, que va a llenar los tres conciertos que la formaci¨®n dirigida por Jonathan Nott ofrece desde el jueves en el Kursaal. Pero nada hubiese sido posible si la asociaci¨®n de amigos de la orquesta, con 1.200 miembros, no hubiese ayudado.
En estos tiempos de recortes, presupuestos anor¨¦xicos, cierres de instituciones culturales e incertidumbre general, comienzan a moverse iniciativas activas a favor del arte. "Tampoco es habitual este tipo de ayudas, pero empiezan a proliferar y habr¨¢ m¨¢s", cree Christian Zacharias. El gran pianista alem¨¢n que colabora con la orquesta habitualmente y ha protagonizado el primer concierto de la formaci¨®n en San Sebasti¨¢n, donde interpret¨® el Segundo de Brahms. "Hay que entender c¨®mo viven el arte. En esa ciudad, cuando nos encerramos a ensayar, nada nos distrae, existe una concentraci¨®n total en la m¨²sica".
"Cuando ensayamos, nada nos distrae", dice el pianista Christian Zacharias, que colabora habitualmente con esta formaci¨®n
Una concentraci¨®n y un ensimismamiento que viene a ser parte de la profunda identidad cultural alemana. "En nuestro pa¨ªs, el Estado da fondos para sostener 133 orquestas. Es algo ¨²nico, aunque desde la reunificaci¨®n hasta hoy hayan desaparecido 35", asegura Wolfgang Fink, el intendente de la orquesta. "Todav¨ªa vivimos con la seguridad de ser protegidos por nuestros Gobiernos, aunque esto pueda ir cambiando. Tambi¨¦n nos sentimos con la obligaci¨®n de aportar donde se necesite".
La Sinf¨®nica de Bamberg, como ¨¦l cuenta, es una formaci¨®n de refugiados. Fue creada en 1946, tras la guerra, con m¨²sicos provenientes en su mayor¨ªa de Praga. Eso fue conformando una fusi¨®n entre la cultura musical bohemia y la alemana que le dio un car¨¢cter ¨²nico. "Desde entonces, la identificaci¨®n con sus habitantes ha sido total", afirma Fink. "Pero tambi¨¦n como muestra de lo que es la ciudad en el mundo, somos una de las orquestas que m¨¢s giras hacen en Alemania", agrega.
Menos en Espa?a, donde estuvieron 30 a?os sin aparecer. "Hemos vuelto a partir de 2010 y nos empe?amos en venir a San Sebasti¨¢n, pero el dinero no llegaba bien y ah¨ª fue fundamental la aportaci¨®n de los amigos de la orquesta", afirma.
Mano tendida al sur
La mano tendida del Norte al Sur en este caso ha sido un hecho. Un ejemplo llegado desde el mundo de la cultura y el arte, del que quiz¨¢s pudieran tomar nota los responsables pol¨ªticos. Jonathan Nott, el director titular brit¨¢nico de la orquesta actualmente, lo celebra. ?l se ha encargado de flexibilizar su historia y hacerles entrar en repertorios m¨¢s contempor¨¢neos. De eso dan muestra estos d¨ªas en San Sebasti¨¢n con tres programas en los que se escucha la contundencia de Brahms, los colores et¨¦reos, acu¨ªferos y fantasmales de Debussy o el sinfonismo crepuscular mahleriano. "No me cost¨® nada llevarles hacia otros repertorios, simplemente convencerles de que porque un comp¨¢s empiece de una manera no tiene por que acabar igual".
Nott entr¨® en el 2000 para tomar el relevo de Eugen Jochum. No nota el paso del tiempo. "Eso es que a¨²n nos queda energ¨ªa para hacer lo que hacemos juntos, disfrutar y seguir creyendo en la m¨²sica como un hecho profundo, que si bien es aire sonoro y no m¨¢s, resulta un aire irrepetible, que marca el resto de nuestra vidas".
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