Esperando al hombre de las nieves
Abucheos en Venecia al nuevo filme de Terrence Malick, ¡®To the wonder¡¯ El esquivo cineasta y la mayor¨ªa de su reparto eluden asistir al festival
Cuando en junio de este a?o la web de cotilleos TMZ.com consigui¨® un video de Benicio del Toro caminando junto a un tipo al que no hab¨ªan conseguido identificar era imposible imaginarse que aquel desconocido era en realidad Terrence Malick, uno de los directores m¨¢s esquivos sobre la faz de la tierra.
El video corri¨® como la p¨®lvora y los propietarios de la famosa p¨¢gina de chascarrillos rectificaron el texto de la noticia y calificaron al realizador de Austin como ¡°the Hollywood bigfoot¡± (una leyenda urbana similar a la del yeti): alguien a quien algunos han visto pero que vive apartado del mundo. La analog¨ªa es la esperada por parte de un medio de comunicaci¨®n tan populista y barato como TMZ.com pero lo cierto es que el estatus de Malick como figura de culto adquiere ya dimensiones de leyenda urbana. Por eso hoy, en el primer pase de To the wonder en el festival de Venecia, no faltaban los que escrutaban la sala en busca del rostro de un hombre que lleva dos d¨¦cadas eludiendo las c¨¢maras.
Malick, que tiene fama de acudir de inc¨®gnito a los pases de sus pel¨ªculas, no hubiera acabado demasiado satisfecho de la reacci¨®n del p¨²blico a su ¨²ltimo trabajo: a nadie le gusta que le abucheen.
La Kurylenko, bell¨ªsima, ha tenido que lidiar sola con el marr¨®n
En la conferencia de prensa posterior se confirmaron dos cosas: una, que Malick no estaba (como siempre); dos, que los dem¨¢s tampoco. En un reparto con Ben Affleck, Rachel McAdams, Javier Bardem y Olga Kurylenko, solo esta ¨²ltima ha tenido la cortes¨ªa de presentarse en la ciudad de los canales. Sin noticias de Affleck, McAdams o Bardem.
El problema es cuando se sustituye a nombres de la altura de los mencionados con dos productores asociados y una actriz italiana que protagoniza la peor escena de toda la pel¨ªcula y que adem¨¢s aparece en el metraje (de poco menos de dos horas) aproximadamente dos minutos.
La Kurylenko, bell¨ªsima, ha tenido que lidiar sola con el marr¨®n que supone defender una producci¨®n tan ambiciosa. Algo que ha lastrado una conferencia de prensa ya de por s¨ª espesa: ¡°Aunque los protagonistas se separen el amor sigue ah¨ª, es eterno. Es eso lo que caracteriza mi personaje: aunque la pareja de la que forma parte no consigue vivir en com¨²n el amor permanece. Es algo que sucede de verdad, aquello que hace que el amor avance y que no tiene nada que ver con la vida cotidiana. El amor lo vence todo y a veces nos olvidamos de eso. Despu¨¦s la pel¨ªcula plantea otros interrogantes m¨¢s generales: ?existe el destino o las personas gozan del libre albedr¨ªo?¡± se preguntaba la actriz, con mucha emoci¨®n y algo de cripticismo en el tono.
Naturalmente, y m¨¢s trat¨¢ndose de un talento local, lleg¨® el momento de gloria de la actriz Romina Mondello, que se atrevi¨® (con mucha discreci¨®n, eso s¨ª) a entrar en disquisiciones sobre la ¡ªpublicitada¡ª alergia de Malick a la vida p¨²blica: ¡°Terrence [MALICK]es un hombre muy ligero y al mismo tiempo muy profundo: alguien que es todo alma a pesar de esa fama de cineasta mani¨¢tico. Fue una gran experiencia trabajar con ¨¦l¡±, dec¨ªa la italiana, que tampoco se prodig¨® mucho en palabras, consciente ¡ªquiz¨¢s¡ª de que si estaba all¨ª era probablemente de rebote.
Si en la sala los abucheos y los silbidos a To the wonder hab¨ªan sido abundantes en la conferencia de prensa (como acostumbra a suceder) todo ha sido correcci¨®n, sonrisas y caras de alegr¨ªa. Eso s¨ª, la Kurylenko era ¡ªobviamente¡ª el ¨²nico catalizador del evento: ¡°Hemos trabajado con un estilo muy vivo, en el cual son las im¨¢genes, los gestos, los ojos, los que vehiculan la emoci¨®n. Las palabras cuentan menos, de hecho casi no las hay: ¨¦l [MALICK]me ha convencido de que muchas veces el silencio es m¨¢s fuerte que las palabras. Me ha encantado trabajar de esta manera: soy fan de Terrence desde siempre y desde la prueba inicial que hice para ¨¦l tuve claro que iba a escogerme. Cuando rodamos fue a m¨¢s y como si fuera telepat¨ªa siempre sab¨ªa lo que quer¨ªa de m¨ª. Creo que ha sido as¨ª de f¨¢cil porque Malick es un vidente¡±.
Y as¨ª, en plan cuasi m¨ªstico, sigui¨® adelante el asunto, entre preguntas embarazosas sobre si el director es tan raro como parece (formuladas adem¨¢s de manera que el propio periodista se contesta) o sobre por qu¨¦ se empe?a en no aparecer por ning¨²n lado. Y en algunos huecos, revelaciones sorprendentes: ¡°Me prepar¨¦ para el papel como el resto del reparto, todos tuvimos que leer libros como Los hermanos Karamazov o Anna Karenina: tuvimos que hacernos con ellos lo antes posible¡±.
Unas pocas preguntas m¨¢s, sonrisas fugaces y el esperado sonido de la campana de segundos fuera: hora de huir hac¨ªa Toronto, donde el filme pasar¨¢ una segunda revalida y donde ¡ªseguramente¡ª Kurylenko estar¨¢ flanqueada por los pesos pesados del reparto. Cuando se trata de festivales el tama?o tambi¨¦n importa.
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