Los espacios fluidos
A menudo sepultada por el ¨¦xito de sus grandes proyectos y hasta por lo m¨¢s anecd¨®tico de su fulgurante carrera -los dise?os para Louis Vuitton-, tendemos a olvidar cierta parte menos conocida de Zaha Hadid, la que se lleva a cabo en el estudio, solitaria y modesta, al margen del futuro, incluso en esos primeros a?os en los cuales los encargos escasean, como suele ocurrir con cualquier profesional que comienza su trayecto. Ocurre a menudo con los arquitectos, de los cuales es siempre fascinante descubrir ese territorio que parece funcionar al margen del resto, que prepara en muchos casos lo que van a ser las propuestas constructivas posteriores. Son los dibujos, las notas a l¨¢piz, la parte m¨¢s ¨ªntima del trabajo. Entonces el arquitecto tiene mucho de artista, de alguien cuyo labor no es un medio para un fin -el edificio, la escenograf¨ªa, la silla...-, sino un fin en s¨ª mismo.
Por eso resulta tan estimulante volver los ojos hacia las pinturas y los dibujos de esta arquitecta de carrera excepcional, al tratarse de la primera mujer que accede a una serie de premios territorio masculino durante a?os. Muestran la parte menos conocida de Hadid, aquella que, m¨¢s que a la arquitecta de fama internacional, autora de obras emblem¨¢ticas por el todo mundo, desvela a una creadora en busca de un espacio como lo necesita. Hadid se muestra, as¨ª, como la dibujante soberbia que imaginaba el mundo desde su estudio, haciendo trazos sobre un papel, preparando los que iban a ser sus fabulosos espacios fluidos, esas complicidades geol¨®gicas que caracterizan los edificios y los dise?os de la arquitecta. Se trata, pues, de trabajos libres del condicionante de la propia construcci¨®n, en algunos casos incluso ¨®leos que complementan su universo de un modo inesperado y radical. Ah¨ª estriba el talento de todo buen arquitecto, igual que de todo buen m¨²sico: en la capacidad para escuchar a la orquesta, ver el espacio f¨ªsico, en la mente, antes de que ocurra.
As¨ª que de pronto se desvela cierto prodigio que permite profundizar en el trabajo de Hadid m¨¢s all¨¢ de los edificios que se alzan soberbios por el mundo. Es un juego de investigaciones, de b¨²squedas, de escalas... que refrenda la necesidad de imaginar espacios. S¨ª, imaginarlos aunque no se lleguen a hacer realidad, aunque tarden en hacerse realidad. Esta Hadid m¨¢s ¨ªntima devuelve al arquitecto a su papel -a su lienzo- como un lugar con mucho de campo de pruebas.
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