Ventriloquia
Estamos habituados a que Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa (SSS) sea la m¨¢s preparada y autorizada voz del Gabinete. La portavoz es contundente y fajadora frente a chirriantes colaboradores de Rajoy, inexpresivos y penosamente dotados para el ejercicio p¨²blico. Ella es ¨¢gil y expresiva, pero cuando tuvo que explicar la marcha atr¨¢s en las exigencias de la fusi¨®n del Gobierno para la fusi¨®n de Antena 3 y laSexta cay¨® en arenas movedizas que atenazaron su discurso. Su comparecencia tras el Consejo de Ministros para tratar este asunto fue un penoso trago veraniego.
Fue inteligente unirlo, para disfrazarlo de asunto t¨¦cnico, a la reforma de la TDT, ese nuevo fiasco que costear¨¢n las comunidades de vecinos. Faltar¨ªa m¨¢s, aqu¨ª toda factura se le pasa al cobro al ciudadano indefenso. Las aclaraciones t¨¦cnicas llevaron a SSS a terminar por sonre¨ªr y reconocer que en estos asuntos est¨¢ poco versada y cuenta lo que le han dicho que cuente. Ese rapto de sinceridad se puede hacer extensible a la pol¨ªtica televisiva general. Cuentan lo que les dicen que cuenten. Es una tradici¨®n que alcanz¨® su cima con la vicepresidenta Fern¨¢ndez de la Vega y prosigue en la actualidad. El Gobierno se sienta con Uteca, que es la Uni¨®n de Televisiones Comerciales Asociadas, y esta le dicta la hoja de ruta.
La flexibilizaci¨®n de las condiciones de la fusi¨®n, otra reconcesi¨®n igual a la absorci¨®n de Cuatro por Telecinco, condena a la explotaci¨®n publicitaria a la ley del embudo. Unida a la oportunista y demoledora prohibici¨®n de publicidad en la televisi¨®n p¨²blica, los anunciantes han visto c¨®mo aumentaban los precios, las exigencias y los m¨¢rgenes de beneficio de las cadenas. Al contrario que en Estados Unidos, cuya libertad de mercado se basa en evitar las posiciones dominantes y los monopolios, aqu¨ª se trabaja al contrario. Trampa sobre trampa. La prensa evita la discusi¨®n por pudor de madre y permiti¨® a SSS que superara el mal trago. Basta con ver los telediarios. Frente a la acidez y la contundencia visceral de las posiciones de los peri¨®dicos, en las teles generalistas reina la placidez. Solo faltar¨ªa, as¨ª se premia el ejercicio de ventriloquia que practica el Gobierno cuando habla de ellas o mejor dicho habla por ellas.
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