Crist¨®bal Serra, escritor de culto

Se dec¨ªa un ¡°gran admirador del castellano¡±, lengua que consideraba ¡°superior a su literatura¡±. Le llamaron ¡°ermita?o¡± y Crist¨®bal Serra explic¨® que se convirti¨® ¡°en mariposa¡± para revolotear, inventar palabras y crear un mundo literario propio. El solitario Crist¨®bal Serra (Palma, 1922) muri¨® a los 89 a?os en su tierra, Palma de Mallorca, el pasado 6 de septiembre, meses despu¨¦s de sufrir una ca¨ªda que le merm¨® aun su escasa afici¨®n a alejarse de las letras de sus libros y papeles que se apilaban amontonados en torres por doquier de su casa. Autor de textos en mosaico, fant¨¢sticos y herm¨¦ticos, se dijo ajeno a las murallas de los g¨¦neros.

El hist¨®rico cr¨ªtico de EL PA?S, Rafael Conte, fue uno de los vindicadores de este eternamente raro y marginal escritor. Triunf¨® como traductor de William Blake y Lao-ts¨¦. Narrador y poeta, fue un constructor de universos imaginarios, anclados en la tradici¨®n universal de la sabidur¨ªa. Conte le retrat¨® como ¡°un gran escritor, un artista y un poeta enmascarado debajo de una cultura inmensa y global, dispersa y fragmentaria¡±, creador de una ¡°literatura salteada¡± que ha hecho siempre ¡°de la brevedad bandera¡±, pero de acceso ¡°sencillo, discreto, humilde, transparente y de una innegable originalidad¡±. Serra, sin apenas moverse de su isla, sin rondar por los mundillos capitalinos, transit¨® por la vanguardia, el surrealismo, la m¨ªstica y la heterodoxia. Fue int¨¦rprete de Jes¨²s y adorador del asno eterno (El asno inveros¨ªmil). ¡°Escribir no es una actividad placentera¡±, asegur¨®.

Fue celebrado por grandes firmas: Octavio Paz, Juan Larrea, Jos¨¦ Bergam¨ªn, Joan Perucho y Pere Gimferrer, tras publicar, a partir de los 35 a?os, P¨¦ndulo y otros papeles, Viaje a Cotiledonia, Diario de signos. Estudi¨® Derecho, por libre, en las universidades de Barcelona y Madrid, y, despu¨¦s, Filosof¨ªa y Letras en la Universidad de Valencia. T¨°fol Serra fue profesor de Ingl¨¦s y Franc¨¦s en centros de secundaria de Palma. Era un paseante, visitante de las bibliotecas, siempre abrigado, con el pelo en una nube, ojos miopes de lector sin pausa, despistado y muy amable.