Toro
La tauromaquia vuelve a TVE con pol¨¦mica. Pero no es peor el destino de un toro de lidia que el de un cordero lechal
El camarero de un sofisticado restaurante explica a los clientes en qu¨¦ consisten sus platos.
¡ªUn tierno corderito de pocos meses es arrancado de los pechos de su madre y llevado a una jaula hacinada con otros muchos que lloran asustados. Despu¨¦s lo colgamos de un pie, lo degollamos y dejamos que se desangre cabeza abajo a la vista de los dem¨¢s corderos, aterrorizados. Luego se trocea y se cuece al horno en su jugo. Se sirve con patatas.
¡ª?Uhm! Se me hace la boca agua. Tomar¨¦ cordero, s¨ª.
Una surrealista escena de este tipo aparec¨ªa en el programa de humor australiano Comedy Inc., tristemente desaparecido, ilustra la hipocres¨ªa de una sociedad que se cree pac¨ªfica, siendo abrumadoramente carn¨ªvora. Matamos cientos de bestias para alimentarnos a lo largo de nuestra vida, porque venimos de monos que salieron a la pradera para hacerse cazadores. En los pueblos hasta los ni?os conocen la matanza, pero los urbanitas ya no tenemos contacto alguno con la sangre animal. Nos protegemos de lo atroz solo quit¨¢ndolo de nuestra vista.
Este mi¨¦rcoles TVE program¨® toros por primera vez en seis a?os, un festejo en Valladolid cuyos derechos casi se los regalaron con tal de romper el bloqueo. Fue, s¨ª, una decisi¨®n pol¨ªtica, un gesto del nuevo Gobierno al mundo taurino, que se siente acosado por el creciente movimiento prohibicionista, no solo en Catalu?a y Euskadi.
Hay dudas de que los toros arraiguen en TVE dada la ruina econ¨®mica del ente y los altos precios de un espect¨¢culo en declive. Una sola emisi¨®n ha reabierto viejas pol¨¦micas, como que las tardes taurinas se celebren al sol, en pleno horario infantil, y no de noche cerrada, como el f¨²tbol. TVE resolvi¨® el dilema burlando su libro de estilo y advirtiendo a los padres para que act¨²en en consecuencia (lo que podr¨ªa aplicarse a cualquier contenido).
Comprendo que muchos repudien el espect¨¢culo por sangriento, tambi¨¦n que se quiera mantener una tradici¨®n de muy viejas ra¨ªces mediterr¨¢neas. Los toros son la Espa?a de tricornio y pandereta; tambi¨¦n son Goya, Picasso y Hemingway. He pisado una plaza sin entusiasmo; entend¨ª mucho m¨¢s visitando la dehesa con el cr¨ªtico y ganadero Alfonso Naval¨®n. Por supuesto que puede existir arte en la muerte, que es algo tan natural como la vida. Los aficionados, entre los que no me cuento, no son s¨¢dicos. Buscan, tambi¨¦n ah¨ª, la belleza.
La tauromaquia es cruel, s¨ª. Y la gastronom¨ªa. No es peor el destino de un toro de lidia que el de un cordero lechal.
Actualizaci¨®n: la r¨¦plica de Joaquina Prades
Tras leer este art¨ªculo, mi compa?era Joaquina Prades me envi¨® esta inteligente respuesta, que no me resisto a publicar para compartir el debate.
"Ricardo, av¨ªsame cuando haya una parte de la poblaci¨®n (aunque sean octogenarios, con Esperanza Aguirre, ?lvarez del Manzano y S¨¢nchez Drag¨® de abanderados) que aplaude y retrasmite por la televisi¨®n p¨²blica dos horas de matanza del cordero lechal a ritmo de pasodobles y con el p¨²blico entregado y feliz, para no verlo y desaconsejarle a mi hijo que lo haga. No s¨¦ yo esas esencias patrias, ese car¨¢cter tan nuestro, ese garrote vil que nada tiene que envidiar a la guillotina¡Y los que buscan la belleza en la lenta y cruel tortura al animal, no s¨¦. Apollinaire, el Marqu¨¦s de Sade, Jack el Destripador o Cal¨ªgula tambi¨¦n encontraban gozo est¨¦tico en el sufrimiento ajeno, literario o real (contra las mujeres, en el caso de los tres primeros; con todos los sexos, en el caso del emperador romano) y no me generan simpat¨ªa ninguna por esa cualidad.
Lo de las dehesas ecol¨®gicas. A ver. ?Para qu¨¦ han reintroducido el b¨²falo en las praderas norteamericanas, por ejemplo? ?Para qu¨¦ sirve el b¨²falo? ?Son tontos los americanos? ?Acaso si no matamos en p¨²blico al b¨²falo deber¨ªamos haberlo exterminado? Y los pastos, en el momento en que se acabe por inanici¨®n la fiesta torera ?se levantar¨¢n obligatoriamente varios Eurovegas en la campi?a salmantina? ?desaparecer¨¢n los espacios protegidos? ?Ser¨¢n expulsados los alcornoques y las encinas del paisaje nacional? Tampoco me convence el argumento.
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