Convi¨¦rtase en un dandi con consejos literarios
'Prodigiosos mirmidones' repasa a trav¨¦s de la literatura la figura de estos h¨¦roes numantinos
Hay ocasiones ¨Cpocas- en las que la vida y el arte encuentran ef¨ªmeros espacios de convivencia donde pululan personajes capaces de erigirse en h¨¦roes numantinos sin quitarse la m¨¢scara. Se llaman dandis y traspasan l¨ªmites temporales y geogr¨¢ficos haciendo de su rebeld¨ªa disonante ense?a anti etiquetas. Prodigiosos mirmidones (Capit¨¢n Swing, 2012) disecciona desde la literatura esta figura tomando la definici¨®n que Baudelaire us¨® en 1863 para denominar a los integrantes de una curiosa secta que se extend¨ªa poco a poco en la alta sociedad parisiense.
"Estos seres no tienen otro problema que el de cultivar la idea de lo bello en su persona, satisfacer sus pasiones, sentir y pensar", escribir¨ªa Baudelaire. "La m¨¢s absoluta simplicidad es el mejor modo de distinguirse". Leticia Garc¨ªa y Carlos Primo, coordinadores de este manual del perfecto dandi ¨Caunque su intenci¨®n nunca ha estado m¨¢s lejos de armar un dec¨¢logo-, han sacado de textos de Honor¨¦ de Balzac, Thomas Carlyle, Virginia Woolf, Albert Camus y Francisco Umbral, la excusa perfecta para hacer apolog¨ªa de una efigie ?en extinci¨®n??
"El esp¨ªritu de un hombre se adivina por su forma de llevar el bast¨®n. Las distinciones se envilecen, o mueren, al hacerse comunes", argumenta Balzac en el Tratado de la vida elegante que se incluye en Prodigiosos mirmidones. La apariencia es esencia en los dandis, hasta que la atraviesa la masa. ¡°El s¨ªntoma definitivo que augura la desaparici¨®n de esta figura es, curiosamente, la incorporaci¨®n del t¨¦rmino al lenguaje general¡±, aseguran los autores.
?La moda mat¨® al dandi, como dijo Barthes? "Es el estilo de vida lo que los hace ¨²nicos, no el dinero, el poder, la posici¨®n, el talento o la inteligencia", apunta Tom Wolfe en Underground de mediod¨ªa. Su descripci¨®n del prototipo que sali¨® de la subcultura brit¨¢nica -"muchachos y muchachas con atuendos sexy, chavales con pantalones de taleguilla, minifaldas, medias de malla, sostenes de media copa, montes de venus a medida, modelos de Cardin, escotes hasta el ombligo, zapatos Victoria, pliegues invertidos, maxi-pelos, maxi-ojos,..."- contrasta con el cl¨¢sico modelo que glos¨® Virginia Woolf en Beau Brummell: "Beau de quien hab¨ªa emanado lo gracioso y lo exquisito, hubo de ser empujado hacia la tumba como cualquier viejo mal vestido, mal educado y molesto".
Entonces, ?quedan dandis? Decidan ustedes con el siguiente recorrido por las caracter¨ªsticas moleculares de estos personajes.
El dandi es:
- El ¨²ltimo resplandor de hero¨ªsmo en decadencia, escribi¨® Baudelaire.
- Un relumbr¨®n rebelde de lo singular. Una forma de protesta, bella aunque chocante. No quiere gustar, sino disgustar o sorprender o epatar. Resultar distinto.
- Una elegancia distinta. Usa la elegancia y al mismo tiempo la rompe. Esmera su vestuario, pero no solo admite, sino que precisa de disonancias. Corsarios de guante amarillo, que dir¨ªa Balzac.
- No es solo ropa y adorno, sino ideolog¨ªa. Manera de vivir, de estar a la contra. Imagen pensante.
- El diablo con apariencia de hermoso adolescente, naturalmente melanc¨®lico.
- El cruce inextricable con el espl¨ªn, el hast¨ªo y la a?oranza.
- Aquel al que el p¨²blico general no le interesa: buscan el aplauso (que tomar¨¢n de manera diferente) de la minor¨ªa ¨Ca la que buscan escandalizar- y el desd¨¦n de la mayor¨ªa garrula ¨Csu enemigo mortal-.
- No quiere pertenecer a ninguna clase social ¨Ca la alta tampoco-, aspira a ser un desclasado, lo que le permitir¨¢ m¨¢s libremente lucir su extra?a rebeld¨ªa, que en ocasiones hasta parece ir contra la vida misma porque a¨²n es m¨¢s dandi la mera ambig¨¹edad.
- Es inevitablemente un perdedor.
- La frialdad y la contenci¨®n.
- La teatralidad. Escapar de la decepcionante realidad, estetizando la cotidianidad y convirtiendo la vida en una cuidada autopercepci¨®n.
- El dandismo es una distinci¨®n m¨¢s metaf¨ªsica que social, Barthes.
- Cultiva el detalle y la an¨¦cdota en detrimento de los grandes valores. Se aferra a un mundo perdido a trav¨¦s de peque?os gestos y detalles ef¨ªmeros. Esta fugacidad lo convierte en un nuevo estoico.
- Un arist¨®crata individual.
- Fiel a s¨ª mismo.
- Se le atribuyen todos los pecados, las perversidades y todos los desv¨ªos imaginables, incluidos los sexuales.
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