Al¨¢ es grande... y m¨¢s en el Louvre
El museo inaugura tras ocho a?os de obras su flamante departamento de Arte del Islam, que ha costado 100 millones de euros y alberga m¨¢s de 3.000 piezas
En su libro El museo de la inocencia, Orham Pamuk sostiene que los no occidentales tienen miedo a los grandes museos y no los visitan "por sus amplias puertas, que nos emplazan a olvidar nuestra humanidad y a abrazar el Estado con sus masas humanas". El Louvre, s¨ªmbolo m¨¢ximo de la grandeur de Francia y de los museos majestuosos, se propuso hace una d¨¦cada tender puentes entre civilizaciones y mostrar las luces de la cultura isl¨¢mica. El presidente Fran?ois Hollande inaugura hoy ese proyecto fara¨®nico, impulsado por Jacques Chirac en 2002 y que ha costado 98,5 millones de euros: desde hoy, el Louvre tiene su octavo departamento, y est¨¢ dedicado al Arte del Islam.
Tras ocho a?os de obras, el estudio de arquitectos de Mario Bellini y Rudy Ricciotti ha creado 4.000 metros cuadrados de nuevos espacios, divididos en dos pisos di¨¢fanos. Las salas contienen 3.000 piezas de arte musulm¨¢n, persa, turco y mongol, que proceden de la colecci¨®n del Louvre y del vecino Museo de Artes Decorativas ¨Calgunas no se han visto en diez a?os y otras llevaban medio siglo en el almac¨¦n por falta de espacio¨C.
La secci¨®n ha sido concebida por Sophie Makariou, jefa de arte isl¨¢mico del Louvre, y recorre tres continentes, desde Espa?a hasta la India, y doce siglos. "Hemos evitado las dinast¨ªas porque es imposible nombrar a tanta gente y porque quer¨ªamos contar que en el islam hubo siempre belleza y arte civil, creado por gente y culturas distintas, no solo ¨¢rabes".
La comisaria trabaj¨® durante diez a?os en la selecci¨®n de las piezas, y durante ese tiempo vivi¨® aquejada, dice, del s¨ªndrome de Stendhal, con el pesar de tener que descartar 17.000 objetos de las colecciones. Siguiendo ¡°como fuente b¨¢sica¡± los textos del historiador tunecino de origen andalus¨ª Ibn Jald¨²n (siglo XIV), el relato cronol¨®gico empieza con la muerte de Mahoma, en el a?o 632, pasa por las guerras civiles que fracturaron al Islam en chiitas y sunitas (siglo IX), narra la expansi¨®n turca del siglo XI, se detiene en la cultura bereber, en Bagdad y en Al ?ndalus y llega hasta el XIX, "cuando la iconograf¨ªa empieza a confundirse con el gusto europeo".
Hay objetos, celos¨ªas, puertas, mosaicos, alfombras, jarrones, espadas, esculturas. Entre lo m¨¢s impresionante, una caja de marfil del pr¨ªncipe Al-Mughira, ¨²ltimo califa de C¨®rdoba. Todas estas nuevas salas, que se abrir¨¢n al p¨²blico el s¨¢bado, tendr¨¢n carteles redactados en franc¨¦s, ingl¨¦s y espa?ol. Seg¨²n Makariou, el n¨²mero de visitantes hispanohablantes no deja de crecer, y el espa?ol es la tercera lengua oficial del museo. Pero no habr¨¢ carteles en ¨¢rabe. "Tendr¨ªamos que haberlos puesto tambi¨¦n en turco y en persa", zanja la comisaria.
La estrella que da un sello moderno a la secci¨®n es la cubierta del patio Visconti, junto al Sena. El italiano Bellini y el franc¨¦s Ricciotti ganaron el concurso en 2004 con una idea: cerrar gran parte del patio, pero no todo, con una gran boina de cristal y aluminio dorado, ondulada y ligera. La cubierta vuela a distintas alturas ¨Cde 1,5 metros a ocho¨C, bajo la altura del edificio. ¡°Con gracilidad femenina¡±, seg¨²n Ricciotti. ¡°Como un velo po¨¦tico¡±, seg¨²n Bellini.
A ratos, la tela met¨¢lica, fabricada con 2.000 tri¨¢ngulos ensamblados y recubierta con dos capas de aluminio en cota de malla que se unen y se separan volando, recuerda a una jaima, a ratos al Guggenheim de Bilbao por sus cambios de color. Son 1.400 toneladas de aluminio y cristal sujetas por solo ocho columnas. ¡°Le est¨¢n sacando muchos parecidos¡±, acepta con iron¨ªa Bellini. ¡°Una alfombra voladora, una nube dorada, un fular (o un velo) flotante, una tienda beduina, un ala de lib¨¦lula...¡±. ?Y usted cu¨¢l prefiere? ¡°La nube. Quisimos hacer una cubierta transparente y no transparente a la vez, que filtre la luz del sol y tambi¨¦n deje ver el edificio que lo rodea¡±.
La construcci¨®n no ha suscitado la intensa pol¨¦mica que rode¨® a las pir¨¢mides de cristal del japon¨¦s I. M. Pei, inauguradas en la fachada principal del museo en 1989 y que fueron vistas por muchos como un sacrilegio. ¡°El pabell¨®n del Islam es la mayor intervenci¨®n arquitect¨®nica realizada en el Louvre desde entonces¡±, recuerda el director del museo, Henry Loirette. ¡°Se pens¨® en hacer un nuevo museo, pero Chirac insisti¨® en que la colecci¨®n isl¨¢mica formara parte del museo porque es nuestra herencia cultural y conecta muy bien con el resto del museo¡±. Loirette ilustra esa idea con otra de las piezas m¨¢s destacadas: el baptisterio de San Luis, donde se bautiz¨® a Luis XIII y a otros reyes franceses.
La financiaci¨®n del proyecto sigue tambi¨¦n el concepto del mestizaje. El Estado franc¨¦s ha contribuido con 31 millones, el museo con 11,5 millones, y el otro 60% procede de diversos mecenas. El principal donante es el pr¨ªncipe saud¨ª Alwaleed Bin Talal, cuya fundaci¨®n ha puesto 17 millones de euros. El rey de Marruecos; el emir de Kuwait, el sult¨¢n de Om¨¢n y la rep¨²blica de Azerbaiy¨¢n aportan 26 millones. Y varias empresas francesas, entre otras Total, Lafarge y Bouygues, 13 millones. La comisaria desmiente que haya sufrido presiones de los patrocinadores para primar a una familia o una visi¨®n determinada: ¡°Lo juro sobre la Bilblia y el Cor¨¢n¡±, bromea.
La apertura plantea, como casi todas las colecciones de los viejos museos occidentales, algunas dudas ¨¦ticas y pol¨ªticas. El Louvre es el museo de la Revoluci¨®n, la monarqu¨ªa y la Rep¨²blica laica, pero eso no le salva de las cr¨ªticas de paternalismo y poscolonialismo; y pa¨ªses como Turqu¨ªa reclaman sus piezas, alegando que fueron robadas durante invasiones o etapas de colonialismo occidental. Ante un grupo de periodistas extranjeros, los arquitectos y la comisaria pasan algunas fatigas para explicarse. Bellini sonr¨ªe cuando se le pregunta si tuvo un rapto de inspiraci¨®n beduina: ¡°Hice la cubierta modelando con mis propias manos¡±, se defiende. Ricciotti a?ade: ¡°Hemos evitado el minimalismo, que es la anorexia del pensamiento; y todo paternalismo poscolonial. En Egipto me preguntaron cu¨¢l era mi legitimidad para hacer este proyecto. ?Para construir un hospital no hace falta estar enfermo! Un tercio de la obra la han pagado los franceses con sus impuestos, y la han construido trabajadores franceses. Es una forma de estrechar la mano al arte isl¨¢mico¡±.
La comisaria, visiblemente tensa, responde: ¡°Yo no he robado nada a nadie. Muchas piezas son compradas. La historia de los museos es la que es. Y al Louvre viene gente de todas las nacionalidades posibles¡±.
Babelia
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