La llave del poder y la intriga

?ngeles Caso (Gij¨®n, 1959) no ha escrito un libro de historia por casualidad. Est¨¢ titulada en Historia del Arte y ha hecho, confiesa, de una pasi¨®n casi de infancia -bucear en los tiempos pasados- una forma de crear literatura. Porque su nueva obra, Donde se alzan los tronos (Planeta), es una novela, aunque sea tan ilustrativa como un manual y su argumento atrapa como si de una serie de intriga se tratara. ¡°He querido transmitir la sensaci¨®n de llevar una c¨¢mara oculta y meterme en los palacios para ver qu¨¦ ocurre de puertas adentro, en las habitaciones cerradas con llave¡±, dice la escritora afilando su vertiente period¨ªstica.

Si en su anterior novela Contra el viento, Premio Planeta 2009, la autora asturiana contaba los avatares de las mujeres inmigrantes en Occidente y daba ¡°voz a las hero¨ªnas del siglo XXI¡±, en Donde se alzan los tronos. La historia de una mujer que quiso ser rey, la voz cantante la tiene una mujer del siglo XVIII, ¡°intrigante, s¨ª, pero como todos los hombres a su alrededor¡±. La princesa de los Ursinos, Anne Marie de la Tr¨¦mouille (1642-1722), curtida en la atm¨®sfera de la corte del Rey Sol, entr¨® en Espa?a por la puerta grande del reino: como camarera de la joven Luisa Mar¨ªa de Saboya, esposa de Felipe V. Pero no dej¨® la conexi¨®n con Francia, sobre todo con su rey, Luis XIV.

¡°El olor a carnes y almas corruptas inundaba los corredores y las salas, trepaba por las paredes y apestaba los tapices y los lienzos¡±, cuenta en su novela ?ngeles Caso. Los sucesos, intrigas y secretos en torno a la princesa de Ursinos los aborda ¡°desde un punto de vista ir¨®nico y burlesco¡± . ¡°Le he quitado la solemnidad que tantas veces acompa?a a las llamadas novelas hist¨®ricas¡±, dice la autora, lectora ¨¢vida de los hechos del pasado. Su conocimiento de los siglos XVII y XVIII le han facilitado ¡°entender el escenario f¨ªsico¡± de su ¨²ltima obra, en la que ha empleado tres meses.

Ha disfrutado recuperando personajes femeninos perdidos entre bambalinas. ¡°La Historia surge como disciplina human¨ªstica en el siglo XIX en una ¨¦poca en la que la sociedad es profundamente patriarcal. En esos primeros momentos le escriben exclusivamente hombres desde un punto de vista ¨¦pico y nos ocultan la vida tanto de las mujeres importantes como de las mujeres an¨®nimas. Nos han transmitido una Historia en la que parece que las mujeres hemos vivido encerradas en casa, cuidando a los ni?os y bordando y eso no es verdad. Las mujeres han trabajado siempre. Dentro de las esferas de poder siempre ha habido mujeres destacadas. En las tres o cuatro ¨²ltimas d¨¦cadas ya han surgido muchas mujeres historiadoras, y tambi¨¦n hombres, que nos estamos sintiendo muy comprometidos con poner el foco, la luz, sobre esas mujeres desaparecidas¡±, cuenta vehemente la autora, que se suma a una serie de nombres femeninos triunfantes en el panorama literario.

En las tres o cuatro ¨²ltimas d¨¦cadas ya han surgido muchas mujeres historiadoras, y tambi¨¦n hombres, que nos estamos sintiendo muy comprometidos con poner el foco, la luz, sobre esas mujeres desaparecidas

¡°No s¨¦ si las autoras estamos tomando la historia, lo que s¨ª estamos tomando son las librer¨ªas. No todos pero muchos de los grandes ¨¦xitos de los ¨²ltimos a?os han sido libros escritos por mujeres. Algo hemos avanzado en eso, aunque a¨²n nos cuesta mucho ser tomadas en serio en determinados c¨ªrculos¡±.

Y sobre los c¨ªrculos de poder actuales tambi¨¦n podr¨ªa trazar otra novela cargada de intriga¡­¡°Para hacer una novela sobre lo que est¨¢ pasando en este momento habr¨ªa que ser Valle Incl¨¢n y mirar a los personajes y los sucesos en los espejos deformantes del Callej¨®n del Gato¡±. Pero no niega que hay material novelable: ¡°Las ridiculeces de los poderosos nos est¨¢n causando mucho da?o a los ciudadanos, son cosas que hay que tomarse muy en serio. Pero a veces el burlarse de ellas tambi¨¦n es una forma de hablar en serio. Hay que permitirse una peque?a venganza viendo la parte miserable que tienen a menudo los poderosos con sus ambiciones, sus corrupciones y su vanidad¡±.

De las vanidades cortesanas de la Ursinos en la corte de Felipe V no piensa hacer continuaci¨®n o saga. ¡°Me gusta cambiar de registro de libro en libro. Yo no sirvo para ser escritora de g¨¦nero porque me aburrir¨ªa much¨ªsimo. Cada libro que empiezo es un reto intelectual y creativo. Cada vez empiezo desde cero. Entre novela y novela hago ensayo, traducci¨®n, cosas que me relajan un poco. Porque la novela me agota¡±, confiesa.

Las ridiculeces de los poderosos nos est¨¢n causando mucho da?o a los ciudadanos, son cosas que hay que tomarse muy en serio. Pero a veces el burlarse de ellas tambi¨¦n es una forma de hablar en serio

Pero de alguna manera los entresijos del pasado ocupan siempre la pluma de Caso: ¡°Amo profundamente la Historia. Soy una historiadora de vocaci¨®n¡±. Precisamente acaba de terminar estos d¨ªas un libro de arte sobre Paul Gauguin para Lunwerg, donde une los textos del pintor ¨C¡°escrib¨ªa cosas muy interesantes¡±- con su obra. Tambi¨¦n est¨¢ ultimando la traducci¨®n de la correspondencia entre Napole¨®n y Josefina. ¡°No se hab¨ªa publicado antes en Espa?a, y es muy gracioso ver c¨®mo un personaje tan grande para muchos y tan sanguinario, se convierte en un hombre suplicante, enamorado como un adolescente. Es asombroso porque estas cartas desmitifican al gran Napole¨®n y a m¨ª me divierte desmitificar a los poderosos¡±.

Y aunque los desmitifique, tambi¨¦n llega a admirarlos, como a la princesa de Donde se alzan los tronos. ¡°Las mujeres siempre han sido ambiciosas, pero ni las leyes ni las costumbres se lo permit¨ªan. Les era m¨¢s f¨¢cil deslizarse en cama de un hombre poderoso para cumplir sus objetivos. La princesa de Ursinos hizo su propia carrera pol¨ªtica, intervino en los asuntos de gobierno. La admiro por su valent¨ªa, por equipararse a los hombres siendo muy mujer y porque se enfrent¨® abiertamente a los poderes establecidos. Hab¨ªa que tener mucho valor para enfrentarse a las normas de esa sociedad. Pas¨® a la historia como una intrigante, adjetivo que siempre se les pone a las mujeres. Y claro que intrig¨®, pero como todos los hombres alrededor suyo. E igual que ahora. Los hombres tambi¨¦n se enredan en las intrigas¡±.