The Darkness, ¡®Hot cakes¡¯

Ya es indicativo que basten tan solo un par de escuchas para poder tararear de memoria al menos la mitad de los estribillos de ese monumento al falsete sin complejos que es Hot cakes (PIAS), tercer ¨¢lbum de estudio de The Darkness. Tras un par¨®n en 2005 (y el abandono de su cantante, Justin Hawkins) la banda brit¨¢nica de la lycra, los cardados y el glam metal parec¨ªa condenada a caer en barrena y quedar en la memoria m¨¢s como grupo de parodia que como una formaci¨®n musical solvente. Pero un desintoxicado Hawkins volvi¨® a los mandos justo a tiempo para tirar del tim¨®n y no solo evitar la colisi¨®n, sino parir quiz¨¢ el ¨¢lbum m¨¢s meritorio e importante de una carrera que, ahora s¨ª, parece va a ser larga y fruct¨ªfera.

Sobre los a?os turbulentos se r¨ªe, (toda una declaraci¨®n de intenciones), el sencillo Every inch of you, que inaugura el ¨¢lbum:

¡°Un tipo ingl¨¦s con una voz muy aguda haciendo rock and roll / Hay mares de camisetas sin mangas, colas dando la vuelta a la manzana y todo hombre, mujer y ni?o me quiere chupar el pito¡±. No mucho m¨¢s elaborada es la letra de Nothing¡¯s gonna stop us now, un bombazo ideal para practicar air guitar botando en el sof¨¢. Su planteamiento recuerda al Don't stop me now de Queen, una de las bandas de referencia para The Darkness.

Pero pese a la maestr¨ªa AOR de los cortes, pese a su tono l¨²dico, festivalero (y nunca previsible ni aburrido) esta banda est¨¢ lejos de reproducir las dotes compositivas y de virtuosismo de Queen. Quiz¨¢ no haga falta y sea mejor as¨ª. Con cada escucha los temas van ganando solera. Ah¨ª est¨¢ ese With a woman, con un riff a lo AC/DC, o el m¨¢s pop Keep me hangin¡¯ on¡­ La sensaci¨®n es que esas intros y estribillos pertenecen desde hace d¨¦cadas a la historia del rock m¨¢s divertido y desinhibido, y lo mejor es que lo consiguen sin sonar manidos ni repetitivos. Every body have a good time es una de las dos cumbres del ¨¢lbum, un tema de hard rock redondo, con su poco de golfer¨ªa, su pizca de frivolidad y su inevitable gui?o rom¨¢ntico. En la v¨ªa mo?as y a la vez hilarante incide She just a girl, Eddie un tema que debe de estar dedicado al bater¨ªa Ed Graham y cuya letra deber¨ªa ser receta obligatoria para todo el que se arrastre por el fango tras un desenga?o amoroso.

Con una letra m¨¢s solemne, el medio tiempo Forbidden love fluye con la dignidad de las canciones de unos Boston o unos Foreigner. La algo m¨¢s floja Concrete da paso a Street spirit (fade out) el otro tema cumbre del disco: una impecable versi¨®n del tema de Radiohead (del ¨¢lbum The Bends, Parlophone, 1995) pero en un estilo heavy sin paliativos. Har¨¢ las delicias de los que, en secreto y con cierto pesar de conciencia, hozamos con gusto en los terrenos del falsete.

El cierre de la edici¨®n est¨¢ndar del ¨¢lbum, sin los bonus tracks, lo pone la solvente Love is not the answer, una vuelta a la onda de Queen que encierra p¨ªldoras de bendita sabidur¨ªa adolescente. Ah¨ª va una:

¡°El amor te har¨¢ est¨²pido¡±. Gran verdad, como lo es el talento de esta banda.

Valoraci¨®n: 0 ABERRANTE, el mundo ser¨ªa mejor sin ¨¦l; 1 PRESCINDIBLE, nadie se acordar¨¢ de ¨¦l; 2 PASABLE, para incondicionales; 3 ACONSEJABLE, en su estilo merece la pena; 4 INDISPENSABLE, un ¨¦xito asegurado; 5 OBRA MAESTRA, uno entre un mill¨®n.