Lo pasado, pasado no estaba
Los investigadores Antony Beevor y Max Hastings publican historias globales de la Segunda Guerra Mundial, que narran el conflicto desde los que sufrieron
George Orwell, uno de los intelectuales que mejor entendieron y explicaron el siglo XX, resumi¨® la Segunda Guerra Mundial en una frase: ¡°Seg¨²n escribo estas l¨ªneas, seres humanos sumamente civilizados me sobrevuelan intentando matarme. No sienten ninguna enemistad personal hacia m¨ª, ni yo hacia ellos¡±. El conflicto es infinito, no solo por la dimensi¨®n de la cat¨¢strofe ¡ªla mayor en t¨¦rminos absolutos, con cerca de 70 millones de muertos¡ª, sino por la profunda incomprensi¨®n que sigue generando. ?C¨®mo pudo ocurrir algo as¨ª? ?Qu¨¦ hizo del hombre una alima?a en tantos lugares diferentes? M¨¢s all¨¢ de Auschwitz o Treblinka, el horror m¨¢ximo, existen tantos ejemplos de barbarie que resulta dif¨ªcil centrarse en uno. Durante el primer invierno del sitio de Leningrado murieron de hambre y fr¨ªo unas 620.000 personas. En la ciudad asediada por los nazis, se comieron hasta los perros de Pavlov. Como afirm¨® Hans Frank, gobernador de Polonia y uno de los peores asesinos nazis: ¡°Humanidad es una palabra que nadie se atreve a emplear. Tener poder para utilizar la fuerza sin ninguna resistencia es el veneno m¨¢s dulce y nocivo que cualquier gobierno pueda utilizar¡±.
Ninguna otra guerra ha generado tanta y tan buena investigaci¨®n como esta, casi desde que termin¨®. El primer cl¨¢sico sobre el conflicto se public¨® en 1947, Los ¨²ltimos d¨ªas de Hitler, de Hugh Trevor-Roper. Y siguen public¨¢ndose obras importantes y produci¨¦ndose revelaciones, como ocurre con el ¨²ltimo libro del historiador brit¨¢nico Antony Beevor, que relat¨® minuciosamente las batallas de Creta, Stalingrado, Berl¨ªn y Normand¨ªa, y que acaba de publicar una monumental historia global del conflicto, La Segunda Guerra Mundial (Pasado y Presente). Unos meses antes, Max Hastings, otro gran investigador, hab¨ªa publicado Se desataron todos los infiernos. Historia de la Segunda Guerra Mundial, que Cr¨ªtica acaba de reeditar. Beevor utiliza la t¨¦cnica que le ha llevado a convertirse en un best seller y a la vez en un respetado investigador, una mezcla de relato hist¨®rico cl¨¢sico, con mucho trabajo en los archivos, y testimonios de aquellos que lo vivieron. Hastings aplica la historia de las mentalidades a la Segunda Guerra Mundial y quiere alejarse de los grandes nombres y del desarrollo de las batallas para explicar c¨®mo este Armaged¨®n afect¨® a seres humanos concretos.
Como en sus obras anteriores, Beevor demuestra un gran talento para el relato, pero tambi¨¦n para encontrar nuevas v¨ªas de investigaci¨®n. La Segunda Guerra Mundial ofrece detalles ins¨®litos ¡ªa causa de la falta de vitaminas e higiene la mayor¨ªa de la poblaci¨®n alemana sufr¨ªa halitosis, con lo que el hedor en los refugios era insoportable¡ª, novedades atroces ¡ªha descubierto en los archivos australianos y estadounidenses que los soldados japoneses practicaron el canibalismo organizado, con prisioneros como ¡°ganado humano¡±, que eran asesinados de uno en uno para ser devorados, aunque este hecho se ocult¨® para ahorrar sufrimientos a las familias de las v¨ªctimas¡ª, incluso establece un nuevo principio para el conflicto ¡ªen Manchuria, en agosto de 1939, con una batalla entre japoneses y sovi¨¦ticos, no en Polonia, en septiembre, con la invasi¨®n nazi¡ª. Pero, sobre todo, traza un panorama global de una guerra que afect¨® a casi todo el planeta y que, con el exterminio del pueblo jud¨ªo, llev¨® las fronteras de la barbarie hasta l¨ªmites incomprensibles. Todo esto, por encima de cualquier otro factor, se debi¨® a un solo hombre: un cabo de la Primera Primera Guerra Mundial, pintor mediocre, desquiciadamente antisemita, charlat¨¢n de cervecer¨ªa, llamado Adolf Hitler, un hombre que no quiso ver ning¨²n muerto, ni ninguna batalla, pero que fue capaz de destruir el mundo.
¡°Seguramente se hubiese producido alg¨²n tipo de conflicto como resultado de la Primera Guerra Mundial y del Tratado de Versalles¡±, explica en un largo correo electr¨®nico Antony Beevor, que la semana que viene estar¨¢ en Espa?a para presentar su libro y asistir al Hay Festival de Segovia. ¡°La ruptura de cuatro imperios ¡ªruso, germano, austroh¨²ngaro y otomano¡ª combinada con el nacionalismo militar de la ¨¦poca estaba destinada a crear problemas. Las nuevas naciones que surgieron de esos imperios estaban llenas de minor¨ªas. Y la crisis econ¨®mica de 1930 produjo a su vez una crisis de la democracia liberal, que llev¨® a muchos a creer en reg¨ªmenes autoritarios, ya sean de izquierdas o de derechas. Es muy importante recordar aqu¨ª que las democracias no luchan las unas contras las otras, no es la Uni¨®n Europea lo que ha evitado un nuevo conflicto, es la democracia. Pero sin Hitler el conflicto hubiese sido diferente. Hitler fue la fuerza motriz de la guerra y por encima de todo el arquitecto de la aniquilaci¨®n que se produjo¡±, prosigue Beevor.
A pesar de sus numerosas diferencias a la hora de relatar el conflicto, el factor humano es lo que une a Beevor y Hastings. Ambos relatan la guerra a trav¨¦s de los seres humanos que la provocaron, lucharon en ella y, sobre todo, la sufrieron. Quiz¨¢s, porque como escribi¨® William Styron en el pr¨®logo de La decisi¨®n de Sophie, ¡°la negra noche del alma humana cuando millones de personas mor¨ªan y sufr¨ªan bajo la dominaci¨®n total de los nazis es el tema m¨¢s formidable, tr¨¢gico y desafiante de nuestro tiempo¡±. Los de Hastings y Beevor no son los primeros libros globales sobre el conflicto, pero la diferencia con otros est¨¢ en la capacidad que ambos tienen para sumergirse en las profundidades de la IIGM, para describir el hedor en un refugio antia¨¦reo o encontrar el testimonio de una joven rusa, Irina Dunaevskaya, cuando vio los cad¨¢veres bajo el Neva helado, ¡°como si estuviesen en un sarc¨®fago de cristal¡±.
Antony Beevor cree que los archivos todav¨ªa pueden reservarnos algunas sorpresas
¡°No soy historiador militar, no quiero saber nada m¨¢s de lo que hac¨ªan los generales sino la gente normal¡±, explica Max Hastings en una conversaci¨®n telef¨®nica desde Londres. ¡°Lo que es casi imposible de entender para las generaciones que no hemos vivido aquella guerra es el sometimiento permanente a hombres con armas. Es horroroso, especialmente para las mujeres, puesto que las violaciones fueron masivas. O el problema de la comida, el hambre, las carencias constantes. Todo eso me interesa mucho m¨¢s que la diferencia entre un carro de combate Panzer y un Tiger¡±.
Beevor se pronuncia en un sentido muy parecido. ¡°La Segunda Guerra Mundial fue tan descomunal, tan grande, que afect¨® a la vida de casi todo el mundo, y la envergadura de la experiencia humana es casi infinita¡±, se?ala. ¡°Vivimos en una sociedad posmilitar, en un ambiente seguro, y por eso no es sorprendente que aquellos que no puedan imaginar lo que significa el totalitarismo b¨¦lico se muestren intrigados. Muchos se preguntan si hubiesen sido capaces de sobrevivir a un sufrimiento de esas dimensiones, f¨ªsico y psicol¨®gico. Tambi¨¦n pueden preguntarse si hubiesen tenido el valor de rechazar matar a prisioneros o a civiles. La clave est¨¢ en que vivimos en una sociedad en la que no se toman ese tipo de decisiones trascendentales y la esencia del drama es la elecci¨®n¡±.
La IIGM es inabarcable, desde el punto de vista militar, econ¨®mico, hist¨®rico y, sobre todo, humano. No se puede entender sin los investigadores que en Benchley Park lograron descifrar los c¨®digos alemanes, ni sin la batalla de Stalingrado, ni sin la decisi¨®n de Franco de no invadir Gibraltar, ni sin la astucia del general Zh¨²kov, que derrot¨® a los japoneses en el r¨ªo Khalkin-Gol y disuadi¨® a Tokio de abrir un nuevo frente en la retaguardia de la URSS, ni sin la Shoah, la exterminaci¨®n de los jud¨ªos que nunca hubiese podido producirse sin la guerra. Casi cada p¨¢gina de estos dos libros podr¨ªa ser a su vez otro libro. La Divisi¨®n Azul, por ejemplo, solo ocupa dos p¨¢rrafos en el invierno decisivo de 1942 a 1943, el momento crucial en el que los nazis perdieron la guerra. ?Qu¨¦ sabemos de la hambruna de Tonkin, provocada por los japoneses, que entre 1944 y 1945 mat¨® a dos millones de vietnamitas, mucha m¨¢s gente de la que muri¨® en toda la Guerra Civil espa?ola?
Beevor cree que los archivos todav¨ªa pueden reservarnos algunas sorpresas y actualmente est¨¢ trabajando en un libro sobre el frente occidental en 1944, que apenas ocupa un cap¨ªtulo de su historia global. Hastings mantiene que donde hay que seguir excavando es en la experiencia humana. ¡°Quiz¨¢s haya cosas en los archivos sovi¨¦ticos¡±, se?ala. ¡°Para m¨ª, el ¨²ltimo secreto realmente importante se revel¨® en los a?os setenta, cuando se hizo p¨²blico todo lo relacionado con la ruptura de los c¨®digos. El gran misterio tal vez nunca tenga explicaci¨®n: ?c¨®mo fue posible que un pueblo civilizado y culto como el alem¨¢n siguiese a Hitler y a su banda de g¨¢nsteres?¡±.
Quiz¨¢s por eso haya que buscar respuestas no solo en la historia, sino tambi¨¦n en la literatura. Para Beevor la primera elecci¨®n de lectura sobre la Segunda Guerra Mundial ser¨ªa el periodista sovi¨¦tico Vasili Grossman, del que edit¨® junto a Luba Vinogradova sus cr¨®nicas del conflicto (Un escritor en guerra. Vassili Grossman en el Ej¨¦rcito Rojo, 1941- 1945. Cr¨ªtica) y autor de la monumental Vida y destino (Galaxia Gutenberg / La Butxaca). ¡°Grossman fue el observador m¨¢s perspicaz y honesto¡±, explica. Su libro est¨¢ lleno de referencias a sus cr¨®nicas y sobre todo a su forma de narrar ¡°la brutal verdad de la guerra sin olvidar el valor moral y f¨ªsico¡±. ¡°Para Grossman, el deber de los supervivientes es intentar identificar a los millones de fantasmas enterrados en fosas comunes como individuos, no como gente sin nombre en categor¨ªas caricaturizadas, porque eso es precisamente lo que quisieron los perpetradores¡±, escribe sobre su obra en una frase que bien podr¨ªa aplicarse tambi¨¦n a la Memoria Hist¨®rica en Espa?a. Otras dos obras fundamentales para Beevor son la trilog¨ªa Espada de honor, publicada por C¨¢tedra, del novelista brit¨¢nico Evelyn Waugh, y Una mujer en Berl¨ªn (Anagrama), el testimonio an¨®nimo de una mujer en la capital alemana conquistada por los sovi¨¦ticos, un relato a la vez espeluznante y cercano sobre la capacidad de supervivencia de los seres humanos. Hastings tambi¨¦n escoge esta obra entre sus libros fundamentales, al igual que los diarios del escritor jud¨ªo rumano Mihail Sebastian ¡ªDiario (1935-1944), Destino¡ª, que nunca vio un campo de batalla, pero que construy¨® una obra maestra que trata de explicar algo incomprensible, el antisemitismo, uno de los motores del nazismo y de la guerra. Sebastian muri¨® atropellado tras haber sobrevivido a la IIGM. Pero, para Hastings, el gran libro sobre el conflicto es Suite francesa (Salamandra / Quinteto), de Ir¨¨ne N¨¦mirovsky, una escritora asesinada en Auschwitz en 1942, que relata la ca¨ªda de Francia en 1940. ¡°El manuscrito fue escrito con una letra min¨²scula, testimonio de la escasez de papel y tinta¡±, se?ala Hastings, quien asegura que N¨¦mirovsky a¨²na ¡°un an¨¢lisis fr¨ªo e ir¨®nico con una c¨¢lida compasi¨®n¡±. La novela no fue publicada hasta 2004, rescatada por sus hijas, y se convirti¨® en un fen¨®meno mundial, un testimonio m¨¢s de la historia sin fin de la IIGM.
Hastings recupera una frase sobre el conflicto en Yugoslavia de Milovan Djilas, segundo de a bordo de Tito que acab¨® convertido en disidente: ¡°Fue una guerra en la que lo pasado pasado no estaba¡±. Parte de nuestra fascinaci¨®n por la IIGM viene por su inmensidad y parte porque queremos pensar que eso lo hicieron y lo sufrieron otros seres humanos, porque el pasado forma parte del pasado. Libros como los de Beevor y Hastings nos ense?an muchas cosas sobre aquella guerra, pero sobre todo una: por muy incomprensible que nos resulte, pudimos ser nosotros, las v¨ªctimas. O los perpetradores.
La Segunda Guerra Mundial. Antony Beevor. Traducci¨®n de Joan Rabasseda y Te¨®filo Lozoya. Pasado y Presente. Barcelona, 2012. 1.200 p¨¢ginas. 39 euros.
Se desataron todos los infiernos. Historia de la Segunda Guerra Mundial. Max Hastings. Traducci¨®n de David Le¨®n, Gonzalo Garc¨ªa, Cecilia Belza Cr¨ªtica. Barcelona, 2012 / 2011. 880 / 896 p¨¢ginas. 23,90 / 32 euros.
Antony Beevor
Militar convertido en historiador, Antony Beevor, de 66 a?os, hab¨ªa publicado unos cuantos ensayos cuando salt¨® a la fama en 1998 con Stalingrado, su narraci¨®n de la batalla decisiva de la Segunda Guerra Mundial, traducida a casi 30 idiomas. Aparte de las novedades que encontr¨® en los archivos sovi¨¦ticos, inaugur¨® una forma de narrar la guerra que mezclaba la microhistoria con la gran historia. Desde entonces, ha editado obras tan importantes como Berl¨ªn. La ca¨ªda, 1945 o El d¨ªa D. El desembarco de Normand¨ªa. Est¨¢ investigando su ¨²ltimo libro sobre la IIGM antes de lanzarse a una biograf¨ªa de Napole¨®n.?
Max Hastings
Cuando escribe sobre la guerra, Max Hastings, de 76 a?os, sabe de lo que habla: como periodista de la BBC y del Evening Standard cubri¨® 11 conflictos b¨¦licos y fue el primer reportero que entr¨® en Port Stanley durante la guerra de las Malvinas en 1982. Es autor de ensayos sobre los bombardeos brit¨¢nicos durante la IIGM, la batalla de Inglaterra y sobre la Operaci¨®n Overlord, el desembarco de Normand¨ªa, pero, sobre todo, de libros fundamentales sobre el fin de la guerra en Oriente, N¨¦mesis. La derrota del Jap¨®n (1994-1945), y en Occidente, Armaged¨®n. La derrota de Alemania (1944-1945).
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