Pel¨ªculas y polvo de estrellas
Seis d¨¦cadas cumple el Festival de Cine de San Sebasti¨¢n, uno de los mejores del mundo Lo que empez¨® en 1953 como un entretenimiento m¨¢s, pronto se convirti¨® en una cita clave Estrellas, grandes pel¨ªculas y hallazgos cinematogr¨¢ficos han alternado con etapas discretas
Seis d¨¦cadas no es una cantidad cualquiera. Y San Sebasti¨¢n ha llegado rebosante de salud, de buenas pel¨ªculas ¨Cla secci¨®n Oficial de este a?o es muy potente¨C, y de ciclos diferentes. Y de Donostias, que este a?o habr¨¢ cinco premios de honor. Para llegar hasta aqu¨ª, el certamen ha dado muchas, muchas vueltas.
Porque si un festival es ya de por s¨ª una locura organizativa y art¨ªstica, el de San Sebasti¨¢n ha sido una monta?a rusa de problemas pol¨ªticos, cinematogr¨¢ficos y de cambios radicales de direcci¨®n. En su segundo a?o Jos¨¦ Luis Rebordinos ya es plenamente su director. Si la anterior edici¨®n parec¨ªa de transici¨®n, esta est¨¢ repleta de gui?os a sus gustos: los ciclos sobre la nueva comedia estadounidense o Georges Franju, una secci¨®n oficial con pinta de superar a Venecia y a Cannes, y una mezcla de glamour y buen cine.
Rebordinos, en una transici¨®n bastante ordenada, lleg¨® al puesto tras ser el n¨²mero dos del anterior responsable, Mikel Olaciregui (que estuvo 10 a?os), que a su vez, sustituy¨® a Diego Gal¨¢n. Dos directores que se van voluntariamente y tres responsables procedentes de un mismo equipo: lo nunca visto en estos sesenta a?os en Donostia.
Un viaje a Cannes supuso el nacimiento del certamen. Una vez pasados agosto y la semana grande, ?c¨®mo pod¨ªan alargar el est¨ªo en la ciudad donostiarra?
El certamen empez¨® como un entretenimiento m¨¢s. Los comerciantes donostiarras nunca descansan. Y en vacaciones toman notas: un viaje a Cannes supuso el nacimiento del festival de cine de San Sebasti¨¢n. Una vez pasados los d¨ªas de agosto y la semana grande, ?c¨®mo pod¨ªan alargar el est¨ªo en la ciudad donostiarra y que los turistas siguieran en la playa de la Concha? Diez comerciantes, a propuesta de uno de ellos, que hab¨ªa estado en 1952 en el festival de Cannes, decidieron montar su propio certamen. Como ya hab¨ªa desfiles de modas, sencillamente decidieron absorber esos festejos y sumarles proyecciones de pel¨ªculas y, sobre todo, estrellas. A ser posible de Hollywood. As¨ª comenz¨® el Zinemaldia en 1953: con mucha pasarela y trajes, concursos de tiro al pich¨®n, novilladas y d¨ªas libres sin sesiones de cine para que los invitados pudieran dedicarse a pasear y ver los alrededores, incluida visita obligatoria a Pamplona, a disfrutar de los sanfermines.
S¨ª, sanfermines. Porque el Zinemaldia no siempre se ha celebrado en septiembre. Los diez comerciantes encontraron apoyo en la ciudad, y mucho m¨¢s en Madrid tras el ¨¦xito de la primera edici¨®n, cuando el r¨¦gimen de Franco entendi¨® las posibilidades propagand¨ªsticas. A cambio, lo movieron en el calendario, para dolor de los fundadores, y lo trasladaron a julio siguiendo, eso s¨ª, la l¨ªnea de programar solo pel¨ªculas espa?olas: aunque tambi¨¦n iban estrellas internacionales como Gloria Swanson. En 1972 volvi¨® a celebrarse en el deseado septiembre.
Zinemaldia ha sido una monta?a rusa, con a?os de muchas estrellas y a?os estrellados
Durante d¨¦cadas, el certamen ha sido una monta?a rusa de vaivenes con la categor¨ªa A, directores que vienen y van, a?os de muchas estrellas y a?os estrellados, innumerables problemas pol¨ªticos, manifestaciones y asalto a los escenarios, hasta la ins¨®lita calma actual. La categor¨ªa A ha sido una de las grandes luchas de San Sebasti¨¢n. Esa etiqueta la otorga la FIAPF (Federaci¨®n Internacional de Asociaciones de Productores Cinematogr¨¢ficos) a festivales no especializados de calidad. En diversas etapas el Zinemaldia ha perdido y recuperado la categor¨ªa A, dependiendo de si las pol¨ªticas fiscales franquistas apoyaban o no el cine y de las bajones organizativos. La ¨²ltima vez que se perdi¨® fue en 1980, tras el desastre f¨ªlmico y organizativo de finales de los setenta. Se recuper¨® en 1985 y hoy la A est¨¢ asentada en el Zinemaldia.
Despegue en 1958
El certamen despeg¨® en 1958, bajo la direcci¨®n de Antonio Zulueta, el padre del cineasta Iv¨¢n Zulueta, cuando las productoras estadounidenses apostaron por el certamen y estrenaron Los vikingos, con la visita de Kirk Douglas, y V¨¦rtigo, de Alfred Hitchcock: en San Sebasti¨¢n se guarda la ¨²nica copia con un final displicente de V¨¦rtigo; posteriormente, el cineasta gan¨® la batalla a su productora y cort¨® aquel pegote de felicidad.
Otro de los grandes lastres del certamen ha sido su ajustado presupuesto, muy alejado de Cannes, Venecia o Berl¨ªn. Cuando Antonio Zulueta era el director, acudi¨® a una reuni¨®n de cert¨¢menes A. Tras o¨ªr al resto contar el dinero con el que contaban, decidi¨® soltar que el presupuesto era un secreto de Estado: "En realidad estaba avergonzado con la cantidad; era rid¨ªcula. Nosotros vend¨ªamos el lema ¡®Festival de la simpat¨ªa¡¯, porque dinero no ten¨ªamos", contaba Zulueta. Hoy, bajo la estructura de un patronazgo, en el que intervienen las cuatro administraciones (Ayuntamiento, Diputaci¨®n, Gobierno Vasco y Ministerio de Cultura), el presupuesto es de 7,4 millones de euros. M¨ªnimo, comparado con los otros tres grandes.
Durante d¨¦cadas, otro lastre del certamen estuvo impuesto desde el Gobierno: la censura. En 1971, el festival incluso se autoprohibi¨® la proyecci¨®n de Canciones para despu¨¦s de una guerra, de Basilio Mart¨ªn Patino. La lucha por proyectar pel¨ªculas sin censura trajo m¨²ltiples problemas¡ porque adem¨¢s se mezclaban otras materias pol¨ªticas: la edici¨®n de 1981 estuvo marcada por varios atentados terroristas de ETA, la de 1985 por una huelga general, adem¨¢s de varias reivindicaciones. Rebornidos aseguraba al inicio de la pasada edici¨®n que las cosas van bien: "Es cierto que la realidad de Euskadi es compleja, porque hemos vivido en un tiempo anormal, en el que un grupo terrorista ha intentado imponer sus ideas por la fuerza. Pero en el festival nada ha cambiado con Bildu". Ni con su llegada: ese mismo consejo ha aprendido que es mejor dejarse de aventuras externas, como la que casi hunde el certamen cuando en 1991 y 1992 lo dirigi¨® el belga Rudi Barnet. Ha habido una treintena de directores en estas seis d¨¦cadas, cada con su criterio y su descontrol, una marejada que en alg¨²n momento convirti¨® al festival en una nave sin gobierno. Hoy por hoy las cosas son muy distintas.
?Y el futuro? "Ser¨¢ una apuesta por el cine espa?ol, incidiremos en la parte industrial del certamen y entrar¨¢ gente joven en el comit¨¦ seleccionador", aseguraba hace doce meses Rebordinos. Y este sesenta aniversario es su confirmaci¨®n: 14 pel¨ªculas espa?olas en diversas secciones, nuevos foros de coproducci¨®n y cambios internos. El s¨¢bado 29 veremos c¨®mo acaba la apuesta.
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