La creencia en Am¨¦rica
Una potent¨ªsima historia de mafias contempor¨¢neas, puesta en im¨¢genes con la l¨ªrica habitual del director de la extraordinaria El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford
¡°Yo creo en Am¨¦rica¡¡±, clamaba un padre, en busca de la venganza mafiosa, con Vito Corleone a¨²n fuera de campo, en la m¨ªtica primera frase de El Padrino. ¡°Am¨¦rica no es un pa¨ªs; Am¨¦rica es un jodido negocio¡±, brama un asesino a sueldo en la ¨²ltima frase de M¨¢talos suavemente. Parecen frases contradictorias, pero en realidad son la misma. Nada ha cambiado. Nos lo dijo Coppola y nos lo sigue diciendo Andrew Dominik (ojo, australiano), adaptando este a los m¨¢s recientes nuevos tiempos, los de las hipotecas basura y el ascenso de Barack Obama ante George W. Bush, una novela de los a?os setenta de George V. Higgins. El crimen es negocio. El negocio es crimen.
Solo un aspecto cambia entre una y otra declaraci¨®n: una es expl¨ªcita, la segunda; la otra, se deja entrever. Ni en El Padrino ni en Los Soprano ni en The wire hace falta que nadie suelte la teor¨ªa capitalista del pueblo americano. Quiz¨¢ Dominik quer¨ªa ser tajante, no dejar lugar a dudas antes de su brusco cierre a negro, pero la verbalizaci¨®n de los subtextos suele ser peligrosa, denotar miedo a que no te hayan entendido del todo. A pesar de ello, estamos ante una de las pocas contrariedades que provoca M¨¢talos suavemente, potent¨ªsima historia de mafias contempor¨¢neas, puesta en im¨¢genes con la l¨ªrica habitual del director de la extraordinaria El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford. Una pel¨ªcula asentada en dos patas narrativas que convergen a la perfecci¨®n: el gusto por la conversaci¨®n pausada, con rastros de iron¨ªa, sarcasmo y comedia negra, como si a Tarantino, de pronto, le hubiesen asaltado ¨ªnfulas pol¨ªtico-sociales; y la imagen violenta como provocadora forma de l¨ªrica, expulsando sesos desde la pantalla como el que escribe un poema rom¨¢ntico. Una confrontaci¨®n en la que ayuda el gusto de Dominik por las m¨²sicas de contraste: canciones de tono feliz para ilustrar momentos de suma crueldad.
Pulula por la pel¨ªcula una cierta decepci¨®n con el primer mandato Obama, aunque lo que mejor funciona, ya que el subtexto resulta tan categ¨®rico, es la sutil y constante met¨¢fora de que, en todo momento, alguien tiene que cargar con las culpas para que el sistema delictivo siga igual. ?Habla de crimen o habla de econom¨ªa? ?Se refiere Dominik a cualquier capo de medio pelo o est¨¢ pensando en Madoff? ?Creemos en Am¨¦rica o no?
Babelia
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