La obra cumbre de un genio
¡®El Padrino II¡¯, ma?ana con el diario por 2,95 euros
Despu¨¦s del apabullante ¨¦xito de El Padrino era obvio que Coppola iba a tener luz verde para firmar la secuela que se hab¨ªa anunciado ya en el momento de estrenar el original. Como es obvio tambi¨¦n Coppola pidi¨® m¨¢s dinero (un mill¨®n de d¨®lares m¨¢s porcentaje de taquilla) y Al Pacino hizo lo propio (600.000 d¨®lares). Lo que quiz¨¢ pocos se esperaban era que en lugar de entregar algo similar al cl¨¢sico instant¨¢neo que le preced¨ªa decidi¨® enredarse en un enfoque m¨¢s autoral, m¨¢s complejo, m¨¢s delicado.
As¨ª, donde El Padrino serv¨ªa sangre y ¨¦pica, la secuela, llamada simplemente El Padrino II, indagaba en los or¨ªgenes de la familia Corleone, con un Robert de Niro acabado de salir de Malas Calles (la pel¨ªcula de Martin Scorsese) al que Coppola ya hab¨ªa echado el ojo y al que fich¨® tan pronto se supo que Brando no iba a estar disponible. La maravillosa dualidad del filme, inmortalizada por esa ¡ªimaginaria¡ª carretera donde transcurren en paralelo las vidas del patriarca y de Michael, el despiadado heredero, es la aut¨¦ntica esencia de este bell¨ªsimo filme. Como contaba Miguel L¨®pez en su espl¨¦ndido volumen dedicado a Coppola (Los Coppola, Una familia de cine): ¡°La violencia se expresa en la pel¨ªcula desde una dimensi¨®n psicol¨®gica que orilla la brutalidad primaria de El Padrino I y escarba hac¨ªa otros subsuelos de la crueldad humana¡±.
Efectivamente, no hay en El Padrino II tiempo para cabezas de caballo en la cama ni lindezas de ese estilo, el aut¨¦ntico sello de la pel¨ªcula es ese terrible retrato de la decadencia, un proceso irreversible en el que, poco a poco, se desnudan todas las flaquezas de ese padrino desconfiado, implacable, que extiende sus tent¨¢culos al mundo de la pol¨ªtica.
La decrepitud del personaje de Al Pacino, un tipo roto por el poder, alcanza toda su extensi¨®n con la ejecuci¨®n de uno de sus m¨¢s ¨ªntimos familiares (no avancemos m¨¢s por si queda alguien que no haya visto la pel¨ªcula). Obvia decir que el reparto es ¡ªde nuevo¡ª espectacular: a los mencionados Pacino y De Niro se le suman (y repiten) Robert Duvall y Diane Keaton y completan la corona el maravilloso Lee Strasberg y Talia Shire.
El primer montaje de cinco horas, fue rechazado por los estudios al igual que lo fue el siguiente, de tres horas y veinte. Finalmente, el consenso lleg¨® con una versi¨®n de tres horas que dej¨® a todos satisfechos. La pel¨ªcula, una aut¨¦ntica obra maestra, se llev¨® seis Oscar, incluyendo el mejor guion, mejor actor (para Robert De Niro), mejor director y mejor pel¨ªcula. Fue la primera vez en la historia de la Academia en la que una secuela se llevaba la estatuilla dorada. Francis Ford Coppola tardar¨ªa 16 a?os m¨¢s en armar la pel¨ªcula que cerrar¨ªa la trilog¨ªa pero para muchos en esta entrega se concentra toda la sabidur¨ªa de ese artesano del cine que un d¨ªa estuvo a punto de volverse loco en la jungla. Cosas de genios.
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