Primer plano del Pompidou en Madrid
80 obras maestras del museo parisino recrean en Mapfre la historia del g¨¦nero que sobrevivi¨® a la fotograf¨ªa
Muchos creyeron que con la llegada de la fotograf¨ªa, a finales del XIX, el retrato pict¨®rico no sobrevivir¨ªa. No fue as¨ª. Todo lo contrario. Result¨® que el rostro humano se convirti¨® en un soberbio campo para la experimentaci¨®n hasta el punto de que es dif¨ªcil comprender la modernidad al margen de este g¨¦nero. De hecho, La colecci¨®n permanente del parisino Centro Pompidou est¨¢ ensamblada en torno al retrato del siglo pasado e incluso los comienzos de este. Desde Giorgio de Chirico a Giacometti, de Balthus a Raoul Hausmann, de Picasso a Brancusi. Todos los grandes maestros de la pintura y de la escultura han transitado por el retrato en alg¨²n momento de sus vidas. Una selecci¨®n de 80 obras maestras del museo franc¨¦s llegan ahora a la sede madrile?a de la Fundaci¨®n Mapfre para dar cuenta de la trascendencia de esta forma de expresi¨®n art¨ªstica.
Retratos. Obras maestras. Centre Pompidou tiene toda la pinta de convertirse en la gran exposici¨®n del oto?o en Madrid. La oportunidad de contemplar estos cuadros en directo, conocidos muchos de ellos en los manuales de la reciente historia del arte, no se la puede perder nadie. La exposici¨®n se hace gracias a los acuerdos de colaboraci¨®n habitual entre ambas entidades y porque a ¨²ltima hora, Mapfre se qued¨® sin la exposici¨®n que proyectaba para esta temporada. Una gran muestra dedicada monogr¨¢ficamente a Dal¨ª. El Reina Sof¨ªa recondujo su programaci¨®n inicial y dej¨® a la aseguradora compuesta y sin exposici¨®n. En abril de 2013 mostrar¨¢ 400 obras del maestro surrealista. ¡°Barajamos las posibles salidas, siempre buscando algo muy potente y el Pompidou acept¨® prestarnos estas ochenta obras¡±, detalla Pablo Jim¨¦nez Burillo, director general de Mapfre. ¡°Es la primera vez que este conjunto art¨ªstico sale en bloque del museo franc¨¦s¡±. Aunque declina precisar el coste que ha pagado por poder mostrar todas estas obras, Jim¨¦nez Burillo explica que el precio ha sido perfectamente ¡°asumible¡±.
Extendida por las dos plantas del edificio, los cuadros est¨¢n expuestos en orden cronol¨®gico. El siglo XX al completo es el per¨ªodo principal, pero tambi¨¦n hay pinturas de finales del XIX y arranque del XXI. Empieza con el retrato de Erik Satie, realizado por Suzanne Valadon en 1892-1893, y se cierra con The Moroccan, de John Currin, de 2001. En medio, Degas, Manet, Van Gogh, Pablo Picasso, Braque, Francis Bacon, Henri Matisse, Robert Delaunay, Jean Dubuffet, Joan Mir¨®, Amedeo Modigliani, Lucian Freud, Max Ernst, Pablo Gargallo o Antonio Saura, el ¨²nico espa?ol elegido para ilustrar la segunda parte del siglo XX.
Comisariada por Jean-Michel Bouhours, historiador y conservador del Pompidou, la exposici¨®n est¨¢ organizada en torno a cinco grandes temas: Los misterios del alma, Autorretratos, De cara al formalismo, Caos y desorden o la imposible permanencia del ser y Tras la fotograf¨ªa. El relato construido por Bouhours parte de la importancia del g¨¦nero del retrato y precisa que el siglo XX es una parte muy peque?a en la historia. Explica que los grandes sucesos y descubrimientos del siglo pasado hicieron posible que la fotograf¨ªa no liquidara el retrato. Como grandes hitos, cita la invenci¨®n del psicoan¨¢lisis; la negaci¨®n del individuo por parte de los totalitarismos; la aniquilaci¨®n de la identidad en los campos de exterminio nazis; la generalizaci¨®n del uso la fotograf¨ªa. Frente a todo esto, mantiene el comisario que la necesidad de individualizaci¨®n ha crecido m¨¢s fuerte que en ning¨²n otro momento y que el af¨¢n de personalizar ha corrido paralelo a la experimentaci¨®n art¨ªstica.
El recorrido parte de la tradici¨®n para adentrarse en la modernidad y detenerse en algunas de las piezas esenciales del museo franc¨¦s. Primero, los grandes protagonistas de Montmatre en 1900, despu¨¦s la experimentaci¨®n de las vanguardias y sus descubrimientos formales con la m¨¢scara como referente en las pinturas de una gran parte de los creadores. La mujer es retratada una y otra vez por los diferentes artistas para representarlas como inquietantes demonios (Giorgio de Chirico en el autorretrato con su madre) o melanc¨®licas indefinibles pintadas por Modigliani, Kupka o Van Velde. O las sugerentes de Tamara de Lempicka. Est¨¢n tambi¨¦n las mujeres que forman parte de una enso?aci¨®n, como Las odaliscas de Henri Matisse que evocan indolencias divinas a base de colores y figuras que parecen venir de un para¨ªso muy especial.
Los hitos de la exposici¨®n son muchos. Las cabezas de Constantin Brancusi (La musa dormida, 1910) o Julio Gonz¨¢lez (El t¨²nel, 1932-33)son algunos ejemplos. Pero seguramente nada resulta tan impactante como los tres retratos de mujeres pintados por Picasso en diferentes etapas de su larga carrera compartiendo un mismo panel: Busto de mujer (1907), Mujer con sombrero (1935) y Retrato de mujer (1938). Las tres son un claro ejemplo de que lo imperfecto puede sobresaltar al espectador por su formidable belleza.
Babelia
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