¡°Vivimos en la era de la vigilancia¡±
Tim Weiner, periodista y ganador del Pulitzer, defiende en 'Enemigos. Una historia del FBI' que la obsesi¨®n actual por el control nace con el fundador de la agencia federal, J. Edgar Hoover
Cuando fue creado, en 1908, el FBI (bautizado entonces como BOI) dispon¨ªa de 34 agentes especiales. El principal objeto de sus investigaciones fue una constelaci¨®n de c¨¦lulas anarquistas que, en 1920, perpetraron un atentado en Wall Street que caus¨® 38 muertos y unos 400 heridos. Hoy, el FBI cuenta con 35.000 hombres y mujeres, un presupuesto de 8.000 millones de d¨®lares (6.211 millones de euros) y es parte de una tit¨¢nica red de agencias de inteligencia y espionaje que constituyen un elemento ineludible para comprender el poder estadounidense.
?¡°Informaci¨®n es poder. Informaci¨®n secreta es poder secreto. Un arma formidable¡±, observa Tim Weiner, periodista de The New York Times, premio Pulitzer y autor de Enemigos. Una historia del FBI (Debate). ¡°Por eso J. Edgar Hoover, que es el art¨ªfice del moderno estado vigilante, dur¨® tanto [dirigi¨® el FBI cuatro d¨¦cadas]. Por eso vivimos en la sombra del mundo que cre¨®. Vivimos en la era de J. Edgar Hoover: la era de la vigilancia total¡±, afirma en Madrid.
Weiner calcula que actualmente en EE UU casi medio mill¨®n de personas trabaja en las agencias de inteligencia y espionaje. ¡°La CIA tiene unos 25.000 empleados; la Agencia de Seguridad Nacional, m¨¢s de 100.000. En total hay 16 organismos, y su presupuesto ronda los 100.000 millones de d¨®lares [un 7% del PIB espa?ol]¡±, dice el periodista, que cubre informaci¨®n de los servicios secretos desde hace m¨¢s de dos d¨¦cadas.
El actual tama?o del sector es, en buena medida, una consecuencia del 11-S. Un tremendo shock colectivo ¡°que llev¨®, en nombre de la seguridad, a una gran compresi¨®n de las libertades civiles¡±, comenta Weiner. ¡°La historia del FBI es precisamente la historia del conflicto que, en una sociedad democr¨¢tica, surge entre la necesidad de seguridad y el respeto de las libertades civiles¡±. El libro de Weiner indaga minuciosamente en los detalles de ese gran pulso a lo largo de un siglo.
Weiner calcula que actualmente en EE UU casi medio mill¨®n de personas trabaja en las agencias de inteligencia y espionaje
Viento Estelar, un gigantesco plan para controlar el tr¨¢fico de telecomunicaciones de la Administraci¨®n de George Bush tras el 11-S, representa uno de los ejemplos m¨¢s escalofriantes de esa pugna. En aras de prevenir nuevos ataques de Al Qaeda, la Casa Blanca impuls¨® ese enorme programa de escuchas sin autorizaci¨®n judicial sobre ciudadanos estadounidenses. Las agencias de inteligencia recopilaron una cantidad descomunal de datos. El FBI, seg¨²n indica Weiner, tiene almacenados 700 millones de archivos y fichados a 1,1 millones de sospechosos de terrorismo.
¡°Lo parad¨®jico es que precisamente el FBI, una instituci¨®n que en un siglo de historia ha pisoteado muchas veces la ley, haya contribuido a frenar esos excesos¡±, explica Weiner. ¡°Su actual director, Robert Mueller, se opuso a Bush y consigui¨® frenar Viento Estelar en 2004. La llegada de Obama ha contribuido a cambiar las cosas y ahora la situaci¨®n no es perfecta, pero va mucho mejor¡±.
Tras las d¨¦cadas de caza a anarquistas, primero, y comunistas, despu¨¦s, el 11-S ha forzado al FBI a redirigir sus esfuerzos hacia la actividad antiterrorista. ¡°El ataque cogi¨® al FBI muy desprevenido y desprestigiado. En las d¨¦cadas previas hab¨ªa sido gravemente penetrado por rusos y chinos; hab¨ªa malgastado muchas energ¨ªas en los noventa para seguir una falsa pista que era una trampa de Pek¨ªn ¡ªseg¨²n la cual, Bill Clinton y sus colaboradores habr¨ªan sido corrompidos por dinero chino¡ª; su red inform¨¢tica estaba en un estado lamentable; adem¨¢s, no dispon¨ªa de un n¨²mero suficiente de empleados que hablaran lenguas clave¡±, dice el autor.
El gran esfuerzo tras el 11-S ha cambiado las cosas. ¡°Sin duda sigue habiendo muchos fallos; duplicaciones entre agencias; tantas buenas pistas perdidas¡ pero hay un dato innegable: no nos han vuelto a atacar en nuestro territorio¡±, argumenta Weiner. ¡°Esto tiene una gran importancia. Si nos golpearan otra vez como en el 11-S, creo que el sistema democr¨¢tico estadounidense no sobrevivir¨ªa tal y como lo conocemos. Habr¨ªa enormes impulsos para recortar libertades en aras de una mayor seguridad¡±.
A diferencia de especulaciones frecuentes en la prensa, lo que m¨¢s teme el FBI no es un ataque terrorista con armas biol¨®gicas o con bombas con material radiactivo. ¡°Mueller [el director del FBI] dice que lo que realmente le quita el sue?o de noche es la posibilidad de un ciberataque m¨²ltiple que golpee las redes el¨¦ctricas de grandes ciudades y los sistemas inform¨¢ticos que gestionan sus principales servicios, como el abastecimiento de agua y los transportes¡±, relata Weiner. ¡°Un ataque semejante convertir¨ªa las ciudades golpeadas en urbes de la Edad Media durante varios d¨ªas. Cundir¨ªa el p¨¢nico, y el temor a que se tratara del paso previo a un ataque convencional empeorar¨ªa todo. ?Se desplegar¨ªa el Ej¨¦rcito en las calles de Nueva York para mantener el orden? ?Se dictar¨ªa la ley marcial? Todo depender¨ªa de la fortaleza de los principios democr¨¢ticos del presidente de turno¡¡±.
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