El salto al vac¨ªo de Clara Lago y Andr¨¦s Velencoso
El ¡®top model¡¯ Andr¨¦s Velencoso no quiere vivir solo de la moda y estrena su primera pel¨ªcula. Un filme en el que Clara Lago, la ni?a que hemos visto crecer en el cine, entra en la edad adulta
Una ma?ana de mayo de 2011, la directora de casting Eva Leira ten¨ªa al otro lado del tel¨¦fono al representante de actores Antonio Rubial. Ella y su socia, Yolanda Serrano, le hab¨ªan solicitado ideas para el papel de un golfo de unos 35 a?os y mucho magnetismo que culminar¨ªa el reparto de Fin, la adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica de la exitosa novela hom¨®nima de David Monteagudo que la editorial Acantilado ha reeditado en 10 ocasiones desde su publicaci¨®n en 2009. Rubial barajaba varios nombres para ese personaje. Entre ellos estaba el de un supermodelo de fama internacional que a?os atr¨¢s le hab¨ªa insinuado su inter¨¦s en medirse en la gran pantalla. ¡°Igual os parece una locura, pero¡ Os propongo a Andr¨¦s Velencoso¡±. La l¨ªnea telef¨®nica se fundi¨® a negro y permaneci¨® en silencio unos segundos. ¡°Bueno¡ Eeehhh¡ Est¨¢ bien, haremos una prueba, pero sin que lo sepan ni los productores ni el director¡±.
Se tratar¨ªa de un juego. Un experimento. Entre sesiones y desfiles alrededor del planeta, Andr¨¦s Velencoso busc¨® un hueco para acercarse a la oficina de Eva Leira y Yolanda Serrano en el centro de Madrid. Frente a ellas dio rienda suelta a la improvisaci¨®n y esboz¨® diversos roles de seducci¨®n. Las directoras de reparto quedaron rendidas ante ¡°su capacidad para transmitir emociones, m¨¢s all¨¢ de la evidente belleza¡±. Y convocaron al director de Fin, Jorge Torregrosa, para ense?arle la grabaci¨®n de aquel experimento unas semanas antes del rodaje. Eva y Yolanda advirtieron al cineasta de que el v¨ªdeo que estaba a punto de presenciar quiz¨¢ le parecer¨ªa una marcianada, pero tambi¨¦n le aclararon que ellas estaban seguras de la apuesta. Tras contemplar la cinta boquiabierto, Torregrosa tambi¨¦n tuvo claro que quer¨ªa ver m¨¢s registros de aquel morenazo con hechuras de Adonis.
As¨ª empez¨® todo. Varias pruebas de c¨¢mara m¨¢s tarde, Andr¨¦s Velencoso anulaba todos sus compromisos del verano de 2011 para preparar a toda mecha, junto a la profesora de interpretaci¨®n Raquel P¨¦rez, su primer papel en el cine. Responsable de moldear, entre muchas otras, a estrellas como Bel¨¦n Rueda, Fernando Tejero y Ver¨®nica Echegui, su profesora supo pronto que lo de Velencoso no se trataba de un capricho pasajero. ¡°No, se?or, nada que ver. Lo suyo va muy en serio¡±, recuerda hoy. ¡°Ya sab¨ªa ponerse delante de la c¨¢mara, pero de ah¨ª a interpretar hay un mundo. El asunto es que Andr¨¦s cuenta con algo fundamental para un actor: capacidad de riesgo. Es curioso hasta el extremo; escucha, suma y a la vuelta te responde. Prepar¨® su primer papel apenas ocho d¨ªas antes del rodaje. Va a romper el molde de Soy modelo y me paso a actor. Y va a callar muchas bocas. Despu¨¦s de esta pel¨ªcula ha dado cinco cursos de interpretaci¨®n conmigo y uno sobre Shakespeare en Londres. Adem¨¢s, su perfecto ingl¨¦s le hace candidato perfecto para papeles fuera de Espa?a¡±.
El resultado de su primer asalto podr¨¢ verse en noviembre, fecha de estreno en Espa?a de Fin. David Monteagudo (Viveiro, Lugo, 1962), autor del inquietante y apocal¨ªptico libro en el que se basa el filme, reconoce en conversaci¨®n con El Pa¨ªs Semanal que ¡°la mayor sorpresa¡± que se llev¨® recientemente al ver un pase de la cinta es precisamente la actuaci¨®n del top model internacional. Contento con la mirada que Jorge Torregrosa ha posado sobre la que fue su primera novela, el escritor considera que esta ¨®pera prima cinematogr¨¢fica ha quedado ¡°muy Monteagudiana¡±. Y tambi¨¦n reconoce que tuvo todos los prejuicios imaginables hacia el papel de Velencoso antes de verlo en pantalla. ¡°Pero ¨¦l es lo que m¨¢s me ha sorprendido de la pel¨ªcula, que, por otra parte, refleja el esp¨ªritu de mi libro con esa sensaci¨®n generalizada de Apocalipsis que estamos viviendo. Velencoso tiene personalidad y sabe no solo estar, sino desenvolverse con naturalidad ante la c¨¢mara¡±.
"Velencoso es lo que m¨¢s me ha sorprendido de la adaptaci¨®n de mi libro en el cine", asegura el escritor David Monteagudo
Casi nada. Empiecen a desmontar pre??juicios. Compa?eros de reparto en Fin como Maribel Verd¨² no han dudado en ensalzar sus virtudes. Como tambi¨¦n hace sin tapujos la actriz Clara Lago, sobre quien termina pivotando todo el peso de la trama de esta historia coral de suspense que se aproxima a la culpa y los ajustes de cuentas con el pasado mediante sugerentes interrogantes existenciales derivados de una cat¨¢strofe monumental. Clara, la ni?a que hemos visto crecer en el cine desde su nominaci¨®n al Goya a la mejor actriz revelaci¨®n con solo 12 a?os por El viaje de Carol, de Imanol Uribe, tambi¨¦n da un salto al vac¨ªo con esta pel¨ªcula. Si el de Andr¨¦s Velencoso es un triple mortal con pirueta al decidir dejar de vivir exclusivamente de su jeta, el de Clara Lago constituye su definitiva transici¨®n en pantalla a la edad adulta 10 a?os m¨¢s tarde de aquella reveladora primera aparici¨®n y tras numerosos papeles de adolescente. En Fin, Clara va comi¨¦ndose poco a poco la c¨¢mara, a medida que extra?os sucesos difuminan al resto de sus compa?eros de reparto. ¡°Ya me tocaba empezar a oler este otro tipo de personajes m¨¢s adultos, no tan de ni?a o adolescente. Ten¨ªa muchas ganas. Y debo decir que he flipado con Andr¨¦s. El cabr¨®n da en c¨¢mara que dices: ¡®?Por Dios, esto qu¨¦ es!¡¯. Y, adem¨¢s, act¨²a bien¡±.
Andr¨¦s y Clara no se limitan a compartir planos en Fin. Entre ellos se genera una tensi¨®n de alto voltaje antes, incluso, de coincidir en escena. ¡°?Menudo morbazo! Y si me tira los tejos, ?qu¨¦ hago?¡±, pregunta el personaje de Clara Lago al ver unas fotos del tipo al que est¨¢ a punto de conocer junto a otros viejos amigos del protagonista de la pel¨ªcula. Todo se complica con el controvertido asunto del reencuentro. Haga la prueba usted mismo. Convoque al grupo de amigos con los que atraves¨® la adolescencia y comparta 20 a?os despu¨¦s con ellos un fin de semana de campo. ?Cu¨¢ntas rencillas, traiciones y celos saldr¨ªan a relucir? B¨¢sicamente eso es lo que florece cuando varias personas que llevan sin verse dos decenios ¨Cexactamente desde la fecha de una atrocidad que todos intentaron borrar de la memoria¨C deciden reencontrarse en una casa rodeada de exuberante naturaleza. Tan exuberante como peligrosa, esa naturaleza de la que abomina Houellebecq se convierte en punto de partida de una catarsis colectiva en la que paulatinamente se vislumbra que no va a quedar ni el apuntador para contarlo. Trepidante en el ritmo durante sus noventa minutos exactos de metraje, de atm¨®sferas inquietantes y ambiciosa producci¨®n llevada a cabo por los exitosos art¨ªfices de Los otros y Los ojos de Julia, el deb¨² en largo recorrido de Jorge Torregrossa denota su acertado ojo para el suspense y la acci¨®n, as¨ª como la huella de su formaci¨®n cinematogr¨¢fica estadounidense queda patente en la factura de esta cinta con aromas de thriller norteamericano contempor¨¢neo. Antes de que el Apocalipsis se apodere del metraje, Clara y Andr¨¦s tendr¨¢n tiempo incluso de practicar el noble arte de la seducci¨®n. En una secuencia en la que Andr¨¦s ¡°estaba cagao¡± antes de rodar, y que sintetiza como ¡°la del t¨ªpico animal que entra en la cocina y va a lo que pueda pillar¡±, saltan tantas chispas como durante la sesi¨®n de fotos que ilustra estas p¨¢ginas.
¡°Est¨¢s yendo mucho al gimnasio t¨², ?eh?¡±. Clara irrumpe en el estudio fotogr¨¢fico con vestido largo de fiesta y el pelazo moreno h¨²medo. Entorna sus ojos de almendra hacia Andr¨¦s mientras palpa sus abdominales al desnudo. ¡°No, sobre todo hago yoga. T¨², Pilates, ?no?¡±. S¨ª; Clara, Pilates. Su hermano es monitor y ella aprovecha. El resultado salta a la vista. En b¨ªceps, cu¨¢driceps y cuerpazo en general. Ah¨ª est¨¢n los dos, tan explosivamente carnosos como se les podr¨¢ ver en Fin. En este interior di¨¢fano rodeado de flases, Andr¨¦s solo viste pantalones negros de esmoquin. Grandull¨®n, ancho de espaldas y muscularmente fibroso, parece imposible encontrar algo en su cuerpo que no est¨¦ en su sitio. Pelo en pecho. Barba de tres d¨ªas. Luce tatuaje con el nombre de su madre fallecida al lado del coraz¨®n. Luc¨ªa no lleg¨® a conocer las ambiciones actorales de su hijo. Ella siempre quiso que fuera modelo. Andr¨¦s habla con toda naturalidad sobre ella. Es la misma naturalidad con la que se refiere a la estelar cantante australiana Kylie Minogue cuando dice ¡°mi chica¡±, a quien conoci¨® en 2009 durante el rodaje de un anuncio. De los ecos que despierta su aireada relaci¨®n, a ¨¦l solo le molesta ¡°que el simple de hecho de salir a cenar en Londres con ella ponga en guardia a un ej¨¦rcito de paparazzi a las puertas del restaurante¡±.
¨C?Esto del cine es porque a lo de modelo, por muy Andr¨¦s Velencoso que uno sea, no le ve mucho m¨¢s recorrido?
"Todos tenemos nuestro lado canalla. Estoy aprendiendo a sacar partes de m¨ª que sean cre¨ªbles" (Velencoso)
¨CBueno, cuando trabajas un poco menos que cuando ten¨ªas 25 a?os, no viajas tanto, tienes algo m¨¢s de tiempo libre¡ ?Por qu¨¦ no invertirlo en algo que ten¨ªa pensado desde hace tiempo? Ojal¨¢ lo hubiera intentado antes, cuando tuve tantos ratos libres paseando por Nueva York.
¨CSe estrena como un golfo irreductible, eterno Peter Pan. ?Ha tenido que prepararse mucho el papel o tra¨ªa bastante de serie?
¨C?S¨ª, soy un cabronazo! [Estalla en una carcajada]. Todos tenemos nuestro lado canalla. Estoy aprendiendo a sacar partes de m¨ª que sean cre¨ªbles. Supongo que en eso consiste el trabajo de actor.
Clara asiente mientras escucha a Andr¨¦s tras la sesi¨®n de fotos. Ella asegura no tener problemas como los de ¨¦l con la persecuci¨®n de paparazzi. Clara, menuda. Clara, con vaqueros, sandalias y rebeca tres cuartos que parecen ocultar lo inmensa que se vuelve en pantalla. L¨ªa cigarrillos mientras saca una sacarina de un bolso de Loewe para ech¨¢rsela al caf¨¦, y cuenta con desparpajo que est¨¢ a punto de marcharse a Berl¨ªn a rodar su primera pel¨ªcula en lengua extranjera. Para su estreno con una cinta en otro idioma ha elegido¡ el alem¨¢n, que a¨²n no sabe hablar, pero aprender¨¢ a toda mecha para interpretar a una au-pair argentina que cuida a los ni?os de una pareja en crisis. Hija de dise?ador gr¨¢fico y cuentacuentos, esta madrile?a de 22 a?os ha ido sofisticando a la fiera interpretativa que llevaba dentro desde ni?a. Clara parece que siempre ha estado ah¨ª, que siempre tiene un papel entre manos o pendiente de estreno. ¡°?Pero la realidad es que llevo desde enero toc¨¢ndome los pies! He tenido alg¨²n curro de modelo y de doblaje, pero de actriz¡ ?Ah! Y he ejercido de ayudante de direcci¨®n con una com??pa?¨ªa independiente de teatro¡±.
"Ya me iba tocando empezar a oler personajes m¨¢s adultos, de dejar de parecer tan ni?a en el cine" (Lago)
La crisis golpea aqu¨ª hasta al m¨¢s pintado. Pe??ro de ah¨ª a resumir to???da Espa?a, como hizo recientemente The New York Times, con la imagen de una persona trasteando en un contenedor de basura hay un trecho. El d¨ªa de nuestro encuentro con Clara y Andr¨¦s, el rotativo estadounidense publicaba en su primera p¨¢gina la pol¨¦mica foto de marras. Si hay algo que de veras le molesta a ¨¦l de todo esto es tener que escuchar desde hace a?os, en todas partes del globo, eso de: ¡°Est¨¢s mal, ?eh?¡ Est¨¢is mal all¨ª, ?verdad? Te lo dice desde el taxista hasta el peluquero de cualquier ciudad del mundo en cuanto te reconocen como espa?ol. Y es algo que me toca bastante los cojones. Entre eso, y que parece como si las soluciones siempre tienen que venir de fuera, de Estados Unidos, del Banco Central Europeo o de Alemania, al final, acabas diciendo: ¡®?Qu¨¦ nos pasa en Espa?a? Parece que no somos nadie¡±. ?Caramba con el supermodelo!
Tampoco le gusta mucho, por cierto, tener que reprimirse en su cuenta de Twitter. En la Red trata de ser bastante activo, hasta que vislumbra jardines en los que, seg¨²n ¨¦l, m¨¢s vale no entrar para no provocar incendios. ¡°El pasado 11 de septiembre me hubiera gustado poder decir: ¡®?Feliz Diada!¡¯. Al final se convirti¨® en una reivindicaci¨®n y prefer¨ª no dar mi opini¨®n sobre algo tan delicado. Pero soy catal¨¢n y el otro d¨ªa s¨ª que escrib¨ª: ¡®?Feliz d¨ªa de la Merc¨¨!¡¯. El problema es que hay gente en Twitter que est¨¢ loca, te dice barbaridades, y al final tienes que bloquearles¡±.
La madurez de Clara acaba de comenzar y lleva una vida en esto. Andr¨¦s afronta un oc¨¦ano de prejuicios por derribar
En Tossa de Mar (Girona), donde viven su padre y sus hermanas, tiene este incipiente gal¨¢n de cine de 34 a?os su para¨ªso. El de Clara Lago est¨¢ en cualquier terraza, compartiendo un tinto de verano con su hermano, el monitor de Pilates que cuida de su esbelta silueta. Si lo de Clara en el cine va en serio desde que era ni?a, su salto hacia la madurez acaba de comenzar. Pero lleva ya toda una vida en esto. ¡°Y lo mejor es que parece no tener fin¡±, aseguran muchos de los que han trabajado con ella. Ha dejado de tener como ¨²nico referente a aquella Pen¨¦lope Cruz a quien ansiaba conocer desde ni?a y acab¨® conociendo gracias a que las dos comparten representante. Clara sigue admirando a Pen¨¦lope, pero si hoy tiene que escoger un modelo a seguir elige sin dudarlo a una actriz tan gloriosamente madura como Meryl Streep. Andr¨¦s dir¨¢ que Gary Oldman le parece no solo un gran actor ¡°que hace igual de Dr¨¢cula que de El topo¡±, sino, adem¨¢s, un tipo que parece no haber perdido la cabeza, algo nada f¨¢cil de evitar en el Olimpo de las estrellas del celuloide.
Sobre Clara Lago caben pocas dudas acerca de si tiene la cabecita bien amueblada. Est¨¢ por ver lo que ocurre con Andr¨¦s Velencoso cuando su apuesta salga a la luz. De hecho, est¨¢ por ver si seguir¨¢ siendo actor. Todav¨ªa queda, para empezar, un oc¨¦ano de prejuicios por derribar. No es nada nuevo. Le ha pasado a muchos otros reputados guaperas cuando han dicho Esta boca es m¨ªa. Eva Leira y Yolanda Serrano, las directoras de casting que descubrieron ¡°el talento¡± de Velencoso en aquellas primeras pruebas de improvisaci¨®n, quieren deslizar una ¨²ltima puntualizaci¨®n para los m¨¢s esc¨¦pticos: ¡°Guapos hay muchos. A patadas. Si haces una convocatoria en Estados Unidos puedes encontrar cientos. Pero que se te queden grabados no hay tantos. Y es f¨¢cil de demostrar: ninguno de nosotros ha podido olvidar a aquel Brad Pitt que hac¨ªa fugazmente de sinverg¨¹enza en Thelma y Louise. Algo as¨ª no es solo fruto de la belleza, como pudo verse despu¨¦s¡±.
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