Turismo de riesgo
Olivier Megaton, uno de los m¨¢s perseverantes efectivos en la escuder¨ªa Besson, firma una secuela que se toma un cierto esfuerzo por sumarle valor a?adido al original: cambia el escenario y se trastocan las din¨¢micas del relato
Venganza (2008), de Pierre Morel, pel¨ªcula que reafirmaba de la manera m¨¢s sensacionalista ¡ªy grosera¡ª la mirada paranoica de su protagonista, pod¨ªa haber sido un competente thriller de acci¨®n m¨¢s, destinado al consumo r¨¢pido en multisalas, como, en el fondo, era. Los caprichos del azar quisieron que acabase siendo considerada una pel¨ªcula de culto, categor¨ªa que, por otra parte, ha devaluado su significado desde los tiempos en que las sesiones de madrugada de escogidas salas de Nueva York y Los ?ngeles, comprometidas con un emergente esp¨ªritu contracultural, le dieron carta de naturaleza.
ENGANZA: CONEXI?N ESTAMBUL
- Direcci¨®n: Olivier Megaton.
- Int¨¦rpretes: Liam Neeson, Famke Janssen, Maggie Grace.
- G¨¦nero: 'thriller'. Francia, 2012.
- Duraci¨®n: 91 minutos.
El secreto de esa transmutaci¨®n del producto de consumo en objeto de culto tuvo mucho que ver con la presencia de Liam Neeson en cabeza de reparto, actor que, contra todo pron¨®stico, romp¨ªa con su imagen para reafirmarse como tipo duro y unidireccional en la estela interpretativa presidida por Charles Bronson. En la pel¨ªcula, la hija del protagonista era secuestrada por un grupo mafioso albano a los pocos minutos de pisar suelo franc¨¦s, confirmando el supuesto buen criterio de todo ciudadano estadounidense convencido de que uno puede vivir sin pasaporte. Lo curioso era que est¨¢bamos ante una pel¨ªcula, en buena medida, francesa, caracter¨ªstica producci¨®n de Luc Besson en su estrat¨¦gica infiltraci¨®n en el mercado global.
Olivier Megaton, uno de los m¨¢s perseverantes efectivos en la escuder¨ªa Besson, firma una secuela que se toma un cierto esfuerzo por sumarle valor a?adido al original: cambia el escenario ¡ªPar¨ªs por Estambul¡ª y, lo m¨¢s importante, se trastocan las din¨¢micas del relato, con Neeson ejerciendo aqu¨ª de presa, empe?ada en impartir un curso de hero¨ªna de acci¨®n a distancia a su propia hija v¨ªa tel¨¦fono m¨®vil. Por desgracia, el inter¨¦s de la propuesta acaba con la enunciaci¨®n de esas variantes: el resto es acci¨®n rutinaria, rodada en ese esperanto expresivo que hace indescifrable la geometr¨ªa de cada situaci¨®n. Al llegar al desenlace, un ba?o turco se propone como heterodoxo ring para una confrontaci¨®n final, que parece abrir una peque?a puerta a la redenci¨®n cat¨¢rtica del personaje de Neeson, hasta que el peso de la franquicia (y, sobre todo, su determinismo narrativo) cierran toda posibilidad de sorpresa.
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