Antonio Nazar¨¦ merece mejor suerte

Es curioso y preocupante el caso del torero Antonio Nazar¨¦. Triunf¨® en la Feria de Abril de Sevilla y no le sirvi¨® de nada; sorprendi¨® en los Sanfermines y sigui¨® en el paro. En total, solo ocho corridas, la mayor¨ªa de ellas en plazas de primera. Sin duda alguna, la suerte le es esquiva; o la justicia taurina se ha olvidado de ¨¦l, o alguien importante le est¨¢ pasando factura por vaya usted a saber qu¨¦ cosa. Lo cierto es que no se comprende que un torero con condiciones, valeroso y con calidad en las mu?ecas, pase las tardes toreando de sal¨®n y alimentando sue?os mientras muchos otros, -pero muchos-, con menos capacidad est¨¢n anunciados en todas las ferias. Este es otro de los misterios de esta fiesta cuajada de oscuras aristas por las que se escapan ilusiones de j¨®venes toreros que se encuentran con las puertas cerradas sin raz¨®n que lo justifique.

Volvi¨® Nazar¨¦ a Sevilla en el cierre de la temporada y demostr¨® otra vez lo que lleva dentro: buenas maneras, temple, sentido del gusto y torer¨ªa. Lo anunci¨® en el quite por ce?idas y vistosas chicuelinas que le hizo al segundo toro de la tarde, y lo cant¨®, despu¨¦s, ante el tercero, -un toro bravo en el caballo y noble y bonancible en la muleta-, al que mulete¨® con largura, suavidad, ligaz¨®n y personalidad por ambas manos. No mat¨® bien, pero un p¨²blico especialmente cari?oso le concedi¨® una oreja que ojal¨¢ le sirva para la temporada que viene. Volvi¨® a lucirse con el sexto, un animal sin clase, ante el que mostr¨® un extraordinario deseo de triunfo para que no se olvide que es un torero v¨¢lido que merece m¨¢s oportunidades.

Distinto fue el caso de sus compa?eros de terna, Curro D¨ªaz y Mat¨ªas Tejela. No tuvieron toros para el lucimiento, especialmente el primero, pero dieron la impresi¨®n de que no es la motivaci¨®n una condici¨®n que hayan mantenido hasta el final del a?o. D¨ªaz, torero elegante donde los haya, se desesper¨® ante el muy soso primero, un toro con el destino equivocado, tanto que m¨¢s bien parec¨ªa una vaca lechera, y estuvo poco habilidoso con el quinto, tambi¨¦n desclasado. Muy despegado y superficial fue el toreo de Tejela con el tercero, con el que no dijo nada, siempre despegado y ventajista; se afan¨® algo m¨¢s con el inservible quinto, pero no despej¨® la impresi¨®n de que es un torero joven con el ¨¢nimo ya muy veterano.