Veto
Leonard Cohen (qu¨¦ miedo me daba en su ¨²ltimo concierto que el lumbago se cebara de repente con este glorioso anciano cuando se empe?aba coquetamente en arrodillarse mientras cantaba), ese pr¨ªncipe de la met¨¢fora, del permanente desorden sentimental, de las eleg¨ªas desoladas y la contradicci¨®n como alimento del alma, aseguraba que siempre estaba solo en su vida secreta. A?os antes, Moustaki estaba convencido de que ¨¦l nunca estaba solo con su soledad. Cosas de poetas, cosas de otro tiempo. Hoy resulta infantil creer que es posible un territorio sagrado llamado intimidad. Sabes que hasta tus gestos m¨ªnimos, tus palabras o ?tus pensamientos? pueden hacerse p¨²blicos mediante c¨¢maras y micr¨®fonos que recogen sin tu permiso lo que haces y lo que dices. Incluido, como lo de esa pobre, avergonzada y escarnecida mujer que se filma masturb¨¢ndose para complacerse a s¨ª misma o a otra persona y que la bellaquer¨ªa y las redes sociales transforman en un morboso espect¨¢culo al alcance del pr¨®jimo.
Nadie (lo de nadie es maximalista, se supone que el control absoluto de los pringaos solo pueden ejercerlo los poderosos y no al rev¨¦s) est¨¢ a salvo de que su vida, su conducta y su privacidad est¨¦ permanentemente expuesta a los ojos de los dem¨¢s. Pero el poder es tan pragm¨¢tico y c¨ªnico que quiere hacer una excepci¨®n con sus servidores m¨¢s resolutivos, aquellos que siempre tendr¨¢n mogoll¨®n de trabajo en tiempos de penuria y desesperaci¨®n colectiva (vuelvo a exagerar, pongamos que unos cuantos, aquellos que han provocado el horror, no padecer¨¢n jam¨¢s esos males e incluso les ir¨¢ mejor que antes), los encargados de velar por la ley y el orden mediante una placa, una porra y una pistola.
Van a vetar la difusi¨®n en la democr¨¢tica Red de la identidad de los polic¨ªas que est¨¢n ejerciendo sus funciones. Imagino que esas funciones se refieren exclusivamente al machaque (en leg¨ªtima defensa, por supuesto) que practican con los gritones y los subversivos. Jam¨¢s volveremos a ver a un mont¨®n de polic¨ªas blancos pateando a un negro desarmado en el suelo. Que los s¨¢dicos y los indignados busquen su disfrute por otros medios. Todo ser¨¢ p¨²blico. Excepto las palizas de la polic¨ªa.
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