Pap¨¢ no me quiere
"La pel¨ªcula de animaci¨®n 'Tadeo Jones' y 'Lo imposible' han revertido la cotidiana decadencia..."
El cine espa?ol ha alcanzado este a?o la cota m¨¢s baja de estima por parte de las autoridades. La industria manejar¨¢ un fondo de ayudas por debajo de los 50 millones de euros. Si se lo compara con otra industria de esa envergadura el resultado tendr¨ªa que ser de esc¨¢ndalo, pero gracias a una presi¨®n medi¨¢tica que nunca afloja, la sospecha y la da?ina animadversi¨®n siguen piando contra los profesionales. La razones oscuras de ese trato tan selectivo dar¨ªan para varios divanes de psicoanalista. Corren tiempos de maltrato generalizado; las reivindicaciones se acumulen una sobre otra como los pedidos en un local de comida basura, pero merece la pena detenerse en este sintom¨¢tico caso de "pap¨¢ no me quiere".
En las ¨²ltimas semanas dos ¨¦xitos del cine espa?ol suman m¨¢s de 30 millones en taquilla. La pel¨ªcula de animaci¨®n Tadeo Jones y Lo imposible han revertido la cotidiana decadencia. Ambas est¨¢n lanzadas por Mediaset, la casa matriz de Telecinco, que vuelve a apuntarse al acierto desde su divisi¨®n de cine. Demuestra adem¨¢s que en un panorama sumergido entre la crisis y la invasi¨®n del producto norteamericano, cuando se tienen los recursos presupuestarios para levantar proyectos ambiciosos y capacidad para envolverlos en campa?as de promoci¨®n superlativas, no hay competici¨®n que no se pueda ganar.
Las televisiones privadas se quejan de la norma europea que les obliga a invertir en la industria del cine un 3% de su balance. Lo llaman impuesto revolucionario, pero han logrado manipular la ley a su favor y reconvertirse en productoras, sin competencia con las firmas independientes que languidecen raqu¨ªticas de recursos. La obligaci¨®n se demuestra no solo rentable, sino una inteligente manera de que el Estado obtenga alg¨²n beneficio de las concesiones que ha otorgado en su mercado televisivo. Son ¨¦xitos que transmiten esa esquizofr¨¦nica sensaci¨®n del "pap¨¢ no me quiere". Porque nadie quiere asumir que los Estados, con la regulaci¨®n del mercado y exigencias a cambio de concesiones privilegiadas, ayudar¨ªan a resolver defectos industriales y potenciar¨ªan la actividad econ¨®mica. Pasar¨ªamos de ese "pap¨¢ no me quiere" a un "pap¨¢ se preocupa por m¨ª". Primer paso para llegar al ideal en que los pap¨¢s dejan a solas a sus hijos en un territorio justo y floreciente.
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