El artista que volvi¨® de las estrellas
Wolfgang Tillmans quiso ser astr¨®nomo y acab¨® convertido en el retratista m¨¢s emblem¨¢tico de la cultura alternativa de los noventa. Hoy reinventa su propia figura realizando un peculiar viaje con el que romper los t¨®picos tur¨ªsticos.
Cuando apenas levantaba unos palmos del suelo, Wolfgang Tillmans (Remscheid, 1968) so?aba con ser astr¨®nomo. Un potente telescopio le permit¨ªa huir del microcosmos de su colegio, con el que no se identificaba para nada, y refugiarse en la galaxia. Hasta que a los 14 a?os, en un viaje de intercambio a Inglaterra, descubri¨® otras estrellas m¨¢s palpables: Culture Club, Bronski Beat y toda una generaci¨®n de m¨²sicos abiertamente gays portadores de una semilla disco-punk que germinar¨ªa posteriormente en el acid house. ¡°S¨¦ que suena contradictorio¡±, explica por tel¨¦fono desde el Museo del Banco de la Rep¨²blica de Bogot¨¢, donde supervisa el montaje de su ¨²ltima exposici¨®n, ¡°pero de alguna manera la esencia de esas dos devociones se ha preservado en mi coraz¨®n: esa irracionalidad de la escena musical, la imprevisibilidad de vestirse para salir de noche, y la exactitud implacable de la astronom¨ªa. Ambas cosas tratan sobre la identidad: qui¨¦nes somos, d¨®nde estamos. Pero lo maravilloso del arte, de la m¨²sica, de la moda, es que no tienen que responder a una l¨®gica¡±.
Esta breve s¨ªntesis puede servir para situar la particular cosmolog¨ªa de este fot¨®grafo alem¨¢n frente al tiempo que le ha tocado vivir. Si acudi¨¦ramos tan solo a Neue welt (nuevo mundo), el ¨²ltimo libro que ha publicado con Taschen, descubrir¨ªamos una mirada transitoria, fortuita, incapaz de posarse m¨¢s de unos segundos en cada palmo de los muchos pa¨ªses que recorre. Pero tras esta impresi¨®n superficial bulle la necesidad de preservar la novedad y la frescura en su visi¨®n desafiante y, en muchas ocasiones, voluntariamente fea e inc¨®moda. ¡°Muchos dicen que mi trabajo es un diario personal. Yo no lo siento as¨ª aunque, tras 25 a?os, empiezo a comprender el valor de ejercer de cronista de tu tiempo¡±, masculla con un rotundo acento alem¨¢n.
La idea era romper mis propias fronteras e imponer esa ruptura ¨Cf¨ªsica, pol¨ªtica, cultural¨C a quien viera despu¨¦s estas fotos
El origen de esta serie fotogr¨¢fica ¨Csi es que se puede situar un solo punto de partida en el arte¨C est¨¢ en su necesidad de explorar el planeta al margen de coordenadas preestablecidas. ¡°Ca¨ª en que mi percepci¨®n del mundo casi se restring¨ªa al mundo occidental. As¨ª que empec¨¦ a viajar: primero a China, con la excusa de ver un eclipse solar total, y despu¨¦s a Pap¨²a Nueva Guinea, Filipinas, India, Bang?kok, Tierra de Fuego, Dubai, Israel, T¨²nez, Ciudad del Cabo, Tanzania, Brasil¡ Me propuse romper mis propias fronteras e imponer esa ruptura de fronteras ¨Cf¨ªsicas, pol¨ªticas, culturales, personales¨C en quien viera despu¨¦s esas fotos. La idea era huir de los cauces tur¨ªsticos y de los patrones que me resultaran familiares para centrarme en lo genuino de la experiencia. No permanec¨ªa m¨¢s de dos o tres d¨ªas en cada sitio para no diluir la inocencia y el asombro del primer impacto. Estamos abocados a leer la verdad de las cosas a trav¨¦s de nuestras impresiones superficiales. Como dijo Bertrolt Brecht, el exterior de una f¨¢brica nunca retrata las condiciones de su interior¡±.
Para comprender la deconstrucci¨®n visual a la que ha llegado Tillmans en su obra hemos de acudir a su biograf¨ªa. Una vez fue el emblema de la fotograf¨ªa alternativa. A finales de los ochenta se zaf¨® del servicio militar dedicando veinte meses de su vida a atender a enfermos en sus casas junto a organizaciones humanitarias. De noche se transformaba. ¡°Pintaba, fotocopiaba im¨¢genes robadas que luego exhib¨ªa, me maquillaba, sal¨ªa de fiesta, tomaba ¨¦xtasis. Fue entonces, y solo entonces, cuando ech¨¦ mano de la c¨¢mara; una muy barata. Ten¨ªa 20 a?os. Estaba desarrollando mi propia identidad como joven y no me ve¨ªa reflejado en las im¨¢genes que se daban habitualmente de los j¨®venes. As¨ª que quise retratarme a m¨ª mismo y a mis amigos como adultos serios, no como adolescentes fugaces¡±.
Envi¨® varios carretes al fundador de i-D, Terry Jones, con la excusa de invitarle a que apadrinara alguna fiesta en Hamburgo. El editor se las public¨® y poco despu¨¦s adopt¨® a Tillmans como ¡°el ojo¡± de su emblem¨¢tica revista. Por su objetivo pasaban salvajes an¨®nimos y eminencias del cine y el pop, supermodelos te?idas de heroin chic y apartamentos en permanente debacle after-hours. Todas sus instant¨¢neas, de sexo gay a retratos de la cultura rave, suger¨ªan un activismo pol¨ªtico desprendido de solemnidad. A¨²n hoy la editorial Taschen lo presenta en su web como ¡°el fot¨®grafo m¨¢s guay del planeta¡±. Mejor no se lo recuerden. ¡°No reniego de nada, pero esa es la lectura que se hace de mi trabajo despu¨¦s de que haya llegado a una audiencia¡±, concede.
En 2000 fue el primer artista no brit¨¢ni??co en hacerse con el Premio Turner. Sus montajes invad¨ªan literalmente el espacio con im¨¢genes ¨Cpropias, fotocopiadas, recortadas de revistas¨C sin enmarcar o pegadas con cinta adhesiva, rompiendo con la jerarqu¨ªa que parecen exigir las salas expositivas. Tres a?os despu¨¦s fue el primer fot¨®grafo en tener una muestra individual en la Tate Britain. Para entonces ya hab¨ªa reaccionado contra su propio ¨¦xito. Pero sin dramatismos. ¡°Tras el cambio de siglo, de repente, viv¨ªamos desbordados de im¨¢genes de j¨®venes en anuncios. Proliferaban decenas de revistas que reduc¨ªan el estilo de vida juvenil a simple objeto de consumo. Incluso percib¨ª que se hac¨ªa una lectura diferente de mis im¨¢genes. La comercialidad parec¨ªa haber engullido muchas de esas ideas¡±. Tillmans se centr¨® en la abstracci¨®n, convirtiendo fotograf¨ªas dobladas en objetos a retratar, anteponiendo el color y la textura. ¡°Hasta que un d¨ªa me dije: salgamos de nuevo. Y part¨ª en busca de otras galaxias, las que habitan nuestro mundo¡±.
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