Jean Rolin, un explorador urbano
El franc¨¦s exhibe toda su capacidad narrativa en dos libros que mezclan la ficci¨®n, la cr¨®nica sociol¨®gica y la antropolog¨ªa de la ciudad.
Jean Rolin naci¨® en 1943, en Boulogne-Billancourt, privilegiado municipio con el bosque de Boulogne al norte y el parque de Saint-Cloud al sur. Wikipedia (de la que se quejan Philip Roth y Vargas Llosa con bastante raz¨®n) cita algunos de los ciudadanos ilustres de la localidad: Patrick Modiano, Andr¨¦ Glucksmann, Delphine de Vigan, Anna Gavalda, y algunos actores y raperos de cuyo nombre no me quiero acordar, pero no cita al m¨¢s arriesgado de todos ellos: Jean Rolin. Omisi¨®n comprensible si pensamos en el star-system literario, en qu¨¦ se basa y en qui¨¦nes patrocinan y alimentan su burbuja, que en estos momentos est¨¢ estallando por todas partes, tambi¨¦n en Francia, donde se ignora no pocas veces a los mejores escritores de cada generaci¨®n, para ensalzarlos cuando est¨¢n muertos (ver el caso de Julien Gracq). Como si en Espa?a (que peca de lo mismo) quisi¨¦ramos compensar las injusticias francesas, acaban de aparecer a la vez dos libros de Jean Rolin en dos de esas nuevas editoriales que est¨¢n haciendo un esfuerzo heroico por divulgar buena literatura en este pa¨ªs de lectores guiados ¨²nicamente por las modas.
Se equivocar¨¢ quien busque en 'El rapto de Britney Spears' una narraci¨®n sobre la c¨¦lebre y desnortada estrella
El primero de los libros tiene apariencia de novela, pero solo lo es vagamente. Me refiero a El rapto de Britney Spears. Se equivocar¨¢ el lector que busque en El rapto de Britney Spears una narraci¨®n sobre la c¨¦lebre y desnortada estrella del pop. El libro habla de ella, cierto, pero sobre todo habla de la irredimible ciudad de Los ?ngeles, y pertenece a ese g¨¦nero h¨ªbrido que Jean Rolin ha practicado desde el principio, a medio camino entre el reportaje, la cr¨®nica sociol¨®gica m¨¢s que social, y la antropolog¨ªa urbana, y en sus mejores y peores momentos lo veo emparentado con el magn¨ªfico y novedoso ensayo de Douglas Coupland ¡®Brentwood Notebook¡¯, incluido en su libro Polaroids de los muertos, y que en Espa?a se titul¨® simplemente Polaroids. Pocos libros me han sumergido de forma tan incisiva, tan ir¨®nica y tan visceral en la locura de Los ?ngeles como este rapto de Britney Spears, pero no lo considero una obra maestra. S¨ª que me parece sin embargo una obra maestra La cerca. El libro se compone de dos narraciones que se van alternando hasta el final y que aparentemente nunca se juntan, como dos l¨ªneas paralelas. Una de ellas versa sobre la vida y los hechos del mariscal napole¨®nico Michel Ney, que particip¨® en la invasi¨®n de Rusia, en la retirada, y m¨¢s tarde en la batalla de Waterloo, para acabar fusilado; y el otro relato narra los recorridos exhaustivos y alucinantes del propio Jean Rolin por el bulevar perif¨¦rico que lleva el nombre del mariscal: el bulevar de Ney. El m¨¦todo narrativo casi parece un juego a lo Georges Perec, y lo es, adem¨¢s de ser muchas m¨¢s cosas; porque en esas traves¨ªas por una de las zonas m¨¢s s¨®rdidas, duras y devastadas de Par¨ªs, Jean Rolin vuelve a exhibir su incre¨ªble capacidad descriptiva, solo comparable a la de Robbe-Grillet, pero sin el manierismo del autor de La celos¨ªa, y que lo acerca mucho a la atm¨®sfera y al mundo del libro Paris insolite de Jean-Paul Cl¨¦bert, muerto el a?o pasado.
La desolaci¨®n de los bulevares perif¨¦ricos, de sus bares, sus esquinas, sus eriales, sus ruidos permanentemente atronadores, su atm¨®sfera sofocante y vil, sus mendigos, sus prostitutas y sus personajes de toda ¨ªndole absorben como la mejor de las novelas, cuando nos gu¨ªa la pluma incisiva, ir¨®nica y profundamente humana (sin dejar de ser distante) de Jean Rolin. Algunos personajes se quedan para siempre en la cabeza y otros aletean durante alg¨²n tiempo como lepid¨®pteros con las alas quemadas por las luces de ne¨®n.
Cuando cerr¨¦ el libro a altas horas de la noche,? sent¨ª una gran admiraci¨®n hacia este Ulises urbano
Al final, ?el soberbio relato sobre el mariscal Ney y la traves¨ªa del autor por el bulevar Ney se juntan? Yo creo que s¨ª, y se juntan cuando Jean Rolin describe el cuadro del fusilamiento del mariscal, titulado 'Le 7 d¨¦cembre 1815, 9 heures du matin', que el lector puede encontrar con el buscador de im¨¢genes de Google. Ese hombre ajusticiado y tirado en el lodo, ante una tapia de aspecto suburbial, que es observado de reojo por el militar que ha dirigido el fusilamiento y que cierra la comitiva del pelot¨®n alej¨¢ndose de la calle abandonada, conduce al lector a los bulevares perif¨¦ricos que pueblan la mitad del libro, y comunica la misma desolaci¨®n, el mismo resplandor sombr¨ªo y la misma tristeza que el bulevar Ney. Cuando cerr¨¦ el libro a altas horas de la noche, no pude menos que sentir una gran admiraci¨®n hacia este Ulises urbano tan lacerante y tan peculiar, que ha dedicado un libro inclasificable a los perros errantes del mundo (Un chien mort apr¨¨s lui), en ese g¨¦nero tan suyo y al mismo tiempo tan franc¨¦s en el que se borran las fronteras entre el ensayo, el reportaje y la novela.
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