Un ¡®loach¡¯ tierno y reconocible
En el universo de Ken Loach los personajes, las voces, las actitudes, los dilemas y la atm¨®sfera, todo, resulta cre¨ªble, humano y cercano
Un friqui con gafas, desmesuradamente ebrio y con gesto feliz camina por los ra¨ªles del metro desoyendo los avisos de que no va a quedar de ¨¦l ni los huesos. Tambi¨¦n hay una cr¨ªa de pelo morado que no puede evitar la tentaci¨®n de robar lo que sea, aunque no le sirva para nada. Y un chaval diminuto que responde a los matones del barrio con violencia a¨²n m¨¢s salvaje (no nos enga?emos, en un enajenamiento de coca tambi¨¦n puede desfigurar a patadas a un pobre hombre por una discusi¨®n de tr¨¢fico) y con el rostro marcado por una de esas cicatrices que solo puede dejar la supervivencia del marginal en las calles m¨¢s duras. Son peque?os transgresores de la ley, gente con tembloroso presente y ausencia de futuro, ni?os perdidos de Glasgow, condenados por un juez comprensivo a la pena de trescientas horas de trabajos sociales.
LA PARTE DE LOS ?NGELES
Direcci¨®n: Ken Loach.
Int¨¦rpretes: Paul Brannigan, John Henshaw, Gary Maitland, Jasmin Riggins, William Ruane, Roger Allam.
G¨¦nero: comedia. Reino Unido, 2012.
Duraci¨®n: 101 minutos.
As¨ª arranca La parte de los ¨¢ngeles y cualquier espectador que haya seguido el cine de Ken Loach sabe que estamos en una geograf¨ªa f¨ªsica y emocional que este hombre suele hacer veraz y compleja. Es el retratista de parias urbanos y a punto de desesperaci¨®n de las emotivas y desgarradas Riff-raff, Lloviendo piedras y Mi nombre es Joe, o de algunos t¨ªtulos de los ¨²ltimos tiempos en cuyos guiones ha participado Paul Laverty. En ese universo los personajes, las voces, las actitudes, los dilemas y la atm¨®sfera, todo, resulta cre¨ªble, humano y cercano. Nada que ver con la demagogia gritona, el izquierdismo de manual, el moralismo forzado, el manique¨ªsmo pobret¨®n, las conclusiones previsibles, el tono hist¨¦rico, que tanto me irritan en otra parte notable de su cine.
Loach y Laverty le ofrecen a estos precoces perdedores una oportunidad de salvaci¨®n provisional o duradera. Lo hacen a trav¨¦s de un hombre bueno, c¨¢lido, justo y generoso que debe tutelar el cumplimiento de la sentencia que han impuesto a los transgresores, o de alg¨²n personaje epis¨®dico que ayuda al desamparado sin pedir nada a cambio, porque tambi¨¦n sintieron la solidaridad ajena cuando alguna vez les acorral¨® la vida. Pero la receta m¨¢s eficaz para huir del pozo se la proporcionar¨¢ su ingenio, la posibilidad de hacer picaresco negocio gracias a su progresivo conocimiento de ese invento de los dioses llamado whisky de malta.
Si la descripci¨®n de alguno de estos disparatados personajes es inicialmente tr¨¢gica, en el desarrollo posterior de la historia Loach utiliza la comedia y el tono se vuelve amable. Te hace sonre¨ªr y re¨ªr con las aventuras de esta cuadrilla lumpen intentando buscarse la vida. Y te contagia su deseo de que sus aparentemente surrealistas planes les salgan bien. Exigirle profundidades ser¨ªa excesivo. Es una pel¨ªcula m¨¢s dulce que agria, divertida, bonita, interpretada por gente que parece no interpretar, que huelen a calle, a realidad sin adulterar.
Babelia
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