La lenta agon¨ªa de Detroit se convierte en un museo urbano
El gobierno local decide derrumbar unas viviendas en las que se criaron las Supremes
La ciudad de Detroit se ha convertido en un exquisito museo arqueol¨®gico donde las obras expuestas se tienen que destruir porque es muy caro conservarlas. La ¨²ltima: un gran complejo de viviendas de protecci¨®n oficial, construidas en los a?os 30, en las que se criaron Diana Ross, Florence Ballard y Mary Wilson, un tr¨ªo conocido como The Supremes. Las viviendas Brewster-Douglass quedaron abandonadas en 2008. Hoy son un fantasmag¨®rico cementerio digno de una pel¨ªcula postapocal¨ªtpica. El alcalde de la ciudad anunci¨® hace dos semanas que ser¨¢n derruidas en 2013, por un precio de 6,5 millones de d¨®lares.
Las casas Brewster-Douglass, 661 viviendas, ocupan 7,2 acres de descomposici¨®n urbana. Son cuatro edificios de 12 pisos, dos de seis alturas y 75 casas tipo chal¨¦ adosado. Las torres de ladrillo rojo se yerguen con las ventanas oscuras, la mayor¨ªa sin cristales. En su interior quedan los restos de vidas pasadas, como una versi¨®n americana de Chernobyl: juguetes, sof¨¢s, cocinas, muebles, ropa. El abandono y la inseguridad llevaron al cierre definitivo de las viviendas hace cuatro a?os. Desde entonces, el gobierno local ha sopesado qu¨¦ hacer con ellas.
Son un parche del pasado en una zona, el centro de Detroit, que lucha a vida o muerte por renacer de sus cenizas, y evitar el hundimiento total. Est¨¢n a s¨®lo un kil¨®metro del flamante Comerica Park, el hogar del equipo de b¨¦isbol de los Tigers de Detroit. El nuevo alcalde, Dave Bing, ha decidido aceptar lo obvio: no se podr¨¢ salvar las viviendas de la podredumbre. Hay que demolerlas. Borr¨®n urbano y cuenta nueva.
¡°Hay mucha historia aqu¨ª. Estoy seguro de que hay gente que piensa que ni siquiera deber¨ªa tirarse¡±, dijo Bing el 15 de noviembre, al anunciar el inicio de las operaciones de derrumbe. ¡°Pero estamos viendo c¨®mo la cara de Detroit va cambiando de forma continuada, y se empieza por medidas como ¨¦sta... El proyecto se ha convertido en una monstruosidad. Debemos pensar en el futuro. Y el futuro pasa por demoler esto¡±.
El problema en Detroit es que lo que para los residentes es una monstruosidad, para los turistas es una joya. Es todo un fen¨®meno: hordas de visitantes acuden a la ciudad a capturar con sus c¨¢maras y tel¨¦fonos m¨®viles las ruinas de un pasado glorioso. La Estaci¨®n Central de Michigan, abandonada en 1988, es decorado de v¨ªdeos y pel¨ªculas. Manzanas enteras han sido demolidas, para evitar que las casas caigan solas. La mayor¨ªa de viviendas abandonadas quedan a merced de intrusos que las saquean buscando cobre para venderlo como morralla.
En Detroit se puede comprar una casa por un d¨®lar. Es el precio que pag¨® el artista Jacobo Montelongo Mart¨ªnez, de 49 a?os. ¡°Las infraestructuras de la ciudad est¨¢n rotas, hay ¨¢reas totalmente vac¨ªas. La descomposici¨®n urbana puede ser fuente de inspiraci¨®n hacia cierto punto. Hay mucha gente aqu¨ª que no entiende lo que supone el valor de tener un hogar, y por eso se ven tantos incendios, provocados¡±, explica.
Seg¨²n cifras oficiales, hay 30.000 casas abandonadas en el centro industrial de Detroit. Los incendios son muy comunes. Muchos de ellos los provocan los intrusos que buscan cobre. Llevan sopletes, cuya llama, muchas veces, se les va de las manos. Otros son meros actos de vandalismo. En septiembre, en un s¨®lo martes, se registraron 80 incendios en la ciudad.
¡°El principal problema de Detroit es el de la seguridad ciudadana. Hay robos y asaltos, y la conducta criminal es el problema n¨²mero uno que tenemos¡±, explica Timothy Thorland, director ejecutivo de la empresa Southwest Solutions, que se dedica a reconstruir viviendas y ofrecer apartamentos a precio asequible en una parte de la ciudad. ¡°En realidad es un problema municipal. No hay suficientes recursos municipales y eso es un grave problema¡±.
Los haya o no los haya, lo cierto es que los residentes de Detroit, aquellos numantinos que se han quedado all¨ª durante los peores a?os del ocaso de la ciudad, ven ahora cierto resurgimiento. Algunas grandes empresas han renovado edificios en el centro. J¨®venes de ambas costas de Estados Unidos se mudan a la ciudad para trabajar en proyectos punteros y tecnol¨®gicos, buscando crear un Silicon Valley del Medio Oeste. Para ello, hace falta mirar al futuro, y dejar que desaparezcan los edificios ruinosos, por mucho que en ellos vivieran anta?o viejas glorias de la Motown.
Babelia
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