El superviviente de la crisis ¡®indie¡¯
Whit Stillman, que empez¨® en el cine espa?ol, estrena ¡®Damiselas en apuros¡¯
Y al decimotercer a?o resucit¨®. Que Whit Stillman (Washington D. C., 1952) vuelva a Espa?a, su pa¨ªs de adopci¨®n, a promocionar un estreno es un peque?o empuj¨®n a favor de la reconciliaci¨®n del cin¨¦filo con el mundo. El hombre que empez¨® dedic¨¢ndose a ventas internacionales del cine espa?ol ("Nunca he pasado tanta hambre", confiesa entre risas), el cineasta que fue candidato al Oscar al mejor guion original con Metropolitan (1990), y que despu¨¦s entreg¨® dos pel¨ªculas como Barcelona (1994) y The last days of disco (1998), el creador desaparecido durante m¨¢s de una d¨¦cada, volvi¨® por fin al cine mundial con Damiselas en apuros, que sirvi¨® de clausura en el festival de Venecia de 2011 y que acaba de estrenarse en Espa?a. Fino estilista, Stillman retorna a sus mundos de lenguajes ampulosos y atemporales: es dif¨ªcil asegurar en qu¨¦ fecha se desarrollan las desventuras de estas universitarias en un centro estadounidense de pedigr¨ª en la Costa Este, porque su forma de expresarse y su vestuario no pueden ser m¨¢s pijos.
En persona, Stillman sigue siendo un dandi de vestimenta impecable y de fino vocabulario espa?ol. A¨²n recuerda entre risas c¨®mo intentaba vender las primeras pel¨ªculas de Fernando Colomo, Fernando Trueba (actu¨® en Sal gorda) y Alberto Bermejo ("Me encant¨® Vecinos, pero no tuvo la andadura deseada").
Stillman dej¨® antes de su traves¨ªa por el desierto un retrato de los a?os de la m¨²sica disco en The last days of disco y en 2008 estuvo a punto de levantar otro proyecto relacionado con la m¨²sica, Dancing mood, para rodar en Jamaica. En Damiselas en apuros la protagonista, que se desahoga bailando claqu¨¦, intenta lanzar un movimiento musical latino con perspectiva de dominaci¨®n mundial: "Lo curioso es que soy un ignorante musical, no tengo ning¨²n talento en este sentido. Pero me parec¨ªa que daba algo positivo a un personaje que puede no ser querido por el p¨²blico. Adem¨¢s, en la Universidad todos tenemos grandes proyectos de futuro. Puede que suene a tonto; sin embargo, son las cosas peque?as que mejoran la vida". Stillman confiesa que tambi¨¦n es un amante de la canci¨®n de Fred Astaire ("Compuesta por Gershwin") que suena en A damsel in distress (Una se?orita en desgracia), pel¨ªcula que adapta la novela de P. G. Wodehouse: el t¨ªtulo original de su filme es Damsels in distress. "No me interesaba ni Wodehouse ni el filme de Stevens. S¨ª la canci¨®n de Astaire, porque me gustan los temas de Gershwin y el tono que aportaba al filme". Un tono cari?oso: "Mis personajes son queribles, c¨¢ndidos, cada uno tiene sus razones defendibles. Me atrajo desde el inicio la idea de llamarles con nombres de flores, por la importancia de los perfumes en el filme, esa nota exc¨¦ntrica y pija de los olores".
Durante a?os, Stillman ha intentado levantar un par de proyectos, se mud¨® de Nueva York a Par¨ªs y vuelta a Nueva York sin tener ¨¦xito cinematogr¨¢fico. Este camino tortuoso ?crea dolor, frustraci¨®n? "M¨¢s bien verg¨¹enza. Yo pensaba que iba a sacar adelante alguno de ellos, no me esperaba que fueran cayendo. Siempre he estado trabajando en guiones¡ Retrospectivamente, creo que siento verg¨¹enza porque he perdido muchos a?os". ?C¨®mo se gan¨® la vida? "Es un misterio. Ha sido muy dif¨ªcil. En realidad, fui vendiendo algunos cuadros que ten¨ªa para pagar el colegio de mi hija. Me he dedicado a cosas raras¡Tambi¨¦n es cierto que mis tres pel¨ªculas han tenido mucho ¨¦xito y he recibido dinero por sus ediciones en DVD o parte de sus derechos para televisi¨®n. He tenido suerte".
Bajo esa apariencia de dandi, Stillman esconde un estajanovista de la escritura, un tipo que se levanta muy pronto para escribir desde las cinco de la ma?ana¡ pero no en su casa sino, atenci¨®n, en un Dunkin donuts. "The last days of disco la escrib¨ª en un Dunkin donuts, y cuando volv¨ª de Europa a Nueva York en 2009, me acomod¨¦ en el Greenwich village y repet¨ª la experiencia de escribir en una de estas tiendas de donuts. Abren muy pronto, lo que es perfecto para m¨ª, y tienes que escribir r¨¢pido, porque no tienen ba?o. Es tranquilo, salvo los fines de semana, porque se juntan las drag queens que acaban all¨ª su noche. Hay enchufe y caf¨¦ americano, todo lo que yo necesito para escribir".
A Stillman le arras¨® el crash del cine indie neoyorquino. "Yo no me di cuenta de que ese mundo se hund¨ªa y desaparec¨ªa hasta despu¨¦s del colapso. Ese cine ha desaparecido. Es como la crisis financiera actual. Hab¨ªa gente recibiendo unos sueldos inmensos escud¨¢ndose en incre¨ªbles beneficios que no exist¨ªan, que se comportaban como reyes del mundo. Yo ten¨ªa amigos en ese mundo, y eso se basaba en mentiras. Volviendo al cine, tengo m¨¢s guiones, m¨¢s fuerza, y la industria est¨¢ en la misma posici¨®n que en los ochenta, antes de la burbuja indie y su estallido. S¨¦ c¨®mo funcionan las cosas y por eso espero volver pronto con otro filme".
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