El caso del cad¨¢ver inquieto

En La corta notte delle bambolle di vetro (1971), el italiano Aldo Lado propon¨ªa una singular variante sobre los tradicionales esquemas del giallo: el protagonista era un cuerpo catal¨¦ptico que, entre un puzle de flashbacks con obsesivo mon¨®logo interior, reconstru¨ªa, desde la morgue, las claves de un crimen mientras, al mismo tiempo, luchaba por esquivar la posibilidad de una autopsia. Debut en la direcci¨®n de Oriol Paulo ¡ªque ya hab¨ªa confirmado el guion de Los ojos de Julia, de Guillem Morales, un trabajo donde el influjo del giallo se ve¨ªa condicionado por esa querencia, tan propia del cine de terror espa?ol, por un parad¨®jico presente g¨®tico¡ª, El cuerpo no va tan lejos como la propuesta de Aldo Lado, pero su andamiaje tambi¨¦n se levanta sobre un cuerpo, su desaparici¨®n, el claustrof¨®bico entorno de un dep¨®sito de cad¨¢veres y una larga noche oscura del alma, puntuada por imaginativos golpes de efecto y eficaces giros de guion.

En El cuerpo, el cad¨¢ver de una mujer con poder ¡ªuna Bel¨¦n Rueda rompiendo, con palpable placer, su imagen de sofisticada scream queen del g¨¦nero¡ª desaparece de la morgue y el enigma enfrenta a un polic¨ªa, con trauma del pasado incorporado (Jos¨¦ Coronado, volatilizando, a golpe de caracterizaci¨®n y lenguaje corporal, el reciente recuerdo del voltaico Santos Trinidad), y al joven esposo de la difunta (un Hugo Silva con joven amante y, por tanto, todo un acicate para espolear la sospecha en la mirada de su interlocutor). Resulta evidente que Paulo no habla por boca de ganso y que su conocimiento del legado del giallo de finales de los sesenta y principios de los setenta es profundo: muchos motivos visuales, como ese motorista enfundado en negro que parece remitir a la figura del asesino de Nude per l¡¯assassino (1975), de Andrea Bianchi, activar¨¢n la memoria del incondicional de ese formalista cine de terror italiano de los setenta que se nutr¨ªa de las mec¨¢nicas del psicoan¨¢lisis y que convert¨ªa sus escenas de violencia en coreograf¨ªa formalista. Tambi¨¦n resulta evidente, no obstante, que este impulso cin¨¦filo por parte del director ha tenido su contrapeso en las probables exigencias de producci¨®n para obtener un producto m¨¢s convencional, menos problem¨¢tico. Con todo, El cuerpo, tambi¨¦n bisnieta del terror grandguinolesco de Las diab¨®licas (1955), de Henri-Georges Clouzot, logra mantener en alto su juego de ingenio hasta su mismo ¡ªy arriesgado¡ª desenlace.