Memoria y l¨ªrica para tiempos oscuros
Zbigniew Herbert, Antonio Gamoneda, Luis Landero, Juan Gelman, Juan Jos¨¦ Saer, Caballero Bonald, Ram¨®n Andr¨¦s, John Banville y Javier Cercas son, junto a Tony Judt, los autores de 2012
2? Poes¨ªa completa
Zbigniew Herbert. Traducci¨®n de Xaverio BallesterLumen
Lejos de pasiones desmedidas, Zbigniew Herbert (1924-1988) teji¨® sus versos con una mezcla de iron¨ªa y escepticismo, no exenta de delicadeza y comicidad. Pilar central de la poes¨ªa polaca, junto con Milosz y Szymborska (galardonados con sendos Nobel), empez¨® a escribir ¡°para el caj¨®n¡± durante la Segunda Guerra Mundial hasta que empez¨® a publicar sus poemarios despu¨¦s del Deshielo. Damnificado por las penurias b¨¦licas, moralista y valedor sobre todo de la conciencia personal, ve¨ªa en la fidelidad a unos valores el ¨²nico contraveneno ante una pol¨ªtica zafia y fluctuante. Genuino humanista, con estudios en bellas artes, filosof¨ªa, econom¨ªa y derecho, volc¨® sus numerosos intereses intelectuales en su poes¨ªa, no radicalmente experimental ni innovadora en la forma, con especial atenci¨®n a la tradici¨®n grecolatina, el uso reiterado del pasado mediante la aparici¨®n de figuras hist¨®ricas y el di¨¢logo con objetos inanimados como recurso indagatorio de la relaci¨®n entre experiencia y realidad. Desde el primer ciclo de poemas, Cuerda de luz (1956), acaso los m¨¢s oscuros y vanguardistas, hasta el ¨²ltimo, Ep¨ªlogo de la tormenta (1998), hay m¨¢s de cuatro d¨¦cadas de creaci¨®n de la que cabe destacar su formidable Don C¨®gito. Hay que celebrar que ahora, catorce a?os despu¨¦s de la muerte de Herbert, nos llegue con traducci¨®n luminosa e inspirada de Xaverio Ballester toda su valios¨ªsima producci¨®n po¨¦tica. Marta Reb¨®n
3 Canci¨®n err¨®nea
Antonio Gamoneda. Tusquets
Con el peso de la edad, Antonio Gamoneda (Oviedo, 1931) reclama el cese y la indiferencia, acaso, como una ¨²ltima pasi¨®n ante la certeza de ¡°Haber / vivido sin / saber para qu¨¦ y / morir sin / saber para qu¨¦¡±. La existencia como un accidente, un ¡°sue?o vac¨ªo¡±, un ¡°error¡± que nos hace ¡°ir / de la inexistencia / a la inexistencia¡±. Y as¨ª, ¡°sin miedo ni esperanza¡± ¡ªpues ambos son inconstantes, brotan de algo futuro o pret¨¦rito de dudosa efectividad, imposibles el uno sin la otra¡ª acaban los deseos y alcanzan su fin los temores: ¡°Definitivamente, me he sentado / a esperar la muerte / como quien espera noticias ya sabidas¡±. No hay ya servidumbres, solo la libertad serena de saber que ¡°Han desparecido los significados y nada estorba ya a la indiferencia¡±. No hay necesidad de esperar, la nada del presente nos basta: ¡°Al parecer, / es imposible existir y tambi¨¦n / no existir¡±. Aqu¨ª est¨¢ su escritura entera, el inventario de sus ¡°palabras inm¨®viles¡±, reiteradas y obsesivas, hiladas como cuentas, vertebrando el desorden sucesivo de la vida. Poemas como l¨¢minas, lascas que se amalgaman y amontonan. En este estremecedor, magistral y poderoso libro no hay literatura, solo ese consuelo po¨¦tico que intensifica nuestra conciencia, la claridad de saber que vamos ¡°a despertar / en el olvido¡±. Antonio Ortega
4 Absoluci¨®n
Luis Landero Tusquets
Vuelve Luis Landero en Absoluci¨®n, a combinar con el arte del mejor ilusionista (y tambi¨¦n del mejor relojero), la descripci¨®n ir¨®nica del confort cotidiano, burgu¨¦s, con la irrupci¨®n inesperada de una huida hacia adelante. Lino est¨¢ a un paso de ser definitivamente feliz. Ser¨¢ el marido de una mujer hermosa y el yerno de un hombre de negocios. Las circunstancias le auguran un futuro envidiable. Pero hete aqu¨ª que Lino, el afortunado protagonista, trueca a ¨²ltimo momento su inminente suerte por una fuga de la ciudad hacia lo desconocido. Como en toda la obra de Landero, Cervantes y Kafka no dejan en esta novela tambi¨¦n su impronta. Al final Landero las ha hecho definitivamente suya. Habr¨ªa que releer el epistolario del escritor checo, para fijar la naturaleza kafkiana de las dudas y los tormentos interiores que aquejan a Lino. Y luminosamente cervantino es el encuentro entre Lino y el comercial de una empresa lechera llamado G¨¢lvez. En otras novelas, Luis Landero ya recre¨® el tedio y las enso?aciones. Pocos novelistas espa?oles traban con tanta solidez esos mundos con el de la cotidianidad m¨¢s radical. Absoluci¨®n es una novela sobre los pocos huecos que deja la realidad para escaparse de ella. Solo que quien los aprovecha, como Lino, corre un serio riesgo de arrepentirse. J. Ernesto Ayala-Dip
5 Poes¨ªa reunida
Juan Gelman. Seix Barral
Cuando, en 1999, se public¨® en Espa?a C¨®lera buey, Juan Gelman afirm¨® en una entrevista: ¡°La poes¨ªa es lenguaje calcinado y su palabra se alza desde esas calcinaciones que algunos llaman silencio y, sin embargo, todav¨ªa se retuercen y a¨²n crepitan¡±. Calcinaciones del idioma que se retuercen y crepitan: desde su m¨¢s temprano libro, Viol¨ªn y otras cuestiones, publicado en 1956, hasta El emperrado coraz¨®n amora, de hace apenas dos a?os, el poeta argentino residente en M¨¦xico y premio Cervantes en 2007, ha levantado una obra en la que la dial¨¦ctica entre lenguaje y vida, entre imaginaci¨®n y realidad, nos ofrece la cr¨®nica poetizada de una biograf¨ªa que es trasunto de las grandes convulsiones que han marcado la historia de los ¨²ltimos sesenta a?os. Exilios, dolor, soledad, muerte, memoria (incluso la de la lengua sefard¨ª), ternura, olvido, amor, cansancio, decepci¨®n, compromiso, esperanza¡ Todo ello, sometido a una tensi¨®n dial¨¦ctica que reinventa y apura el idioma hasta el l¨ªmite de quebrarlo para encontrar en ¨¦l sentidos nuevos, se concentra en su Poes¨ªa reunida. A la voz l¨ªrica de Gelman hay que a?adir el pr¨®logo de Pere Gimferrer y, sobre todo, el de Julio Cort¨¢zar , de 1981, para el poemario Interrupciones I: ¡°La fuerza m¨¢s extrema de la palabra de Juan¡±, escribi¨® el autor de Rayuela, ¡°nace de haber dejado atr¨¢s la superficie del dolor y de la c¨®lera para ahondar en sus ra¨ªces¡±. Manuel Rico
6 Cuentos completos
Juan Jos¨¦ Saer El Aleph
Juan Jos¨¦ Saer decidi¨® el orden cronol¨®gico invertido de la edici¨®n de estos cuentos, que se presentan provocativamente de 2000 a 1957. En su variaci¨®n extraordinaria se advierte cu¨¢n relativo es el lugar com¨²n que afirma que un escritor progresa hacia la madurez, o hacia la novela, si empez¨® por cuentos. Este segundo clich¨¦ le era, por supuesto, completamente ajeno, porque Saer era americano, con lo que le parec¨ªa incomprensible la idea de que el cuento fuese solo una preparaci¨®n para la novela. Saer no progresaba; se ha dicho muchas veces, con raz¨®n, que ¨¦l ya estaba en su pleno dominio de recursos, en Unidad de lugar o La mayor ¡ªde finales de los sesenta¡ª y tambi¨¦n en los cuentos tard¨ªos, reflexivos, casi como cr¨®nicas de una situaci¨®n o de un enigma, de Lugar. Plenitud propia, aun cuando sea visible el Faulkner o Chandler o Di Benedetto u Onetti iniciales cuyas reglas reconocibles ¨¦l mismo transgrede en obras maestras tempranas (¡°Sombras en un vidrio esmerilado¡±, ¡°Verde y negro¡±). Plenitud en la mirada que se despega de sus propios paisajes (¡°Traor¨¦¡±) en muchas piezas de Lugar. Estos cuentos son una historia de las formas literarias en castellano de la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI; y la historia de un estilo; y, por ¨²ltimo, la historia de todas las posibilidades del arte de narrar: la intriga y sus fracturas, la representaci¨®n de la vida y sus evanescentes retornos, la plasmaci¨®n, fuga y detenci¨®n del tiempo. Saer naci¨® en Serodino (Santa Fe, Argentina) en 1937 y muri¨® en Par¨ªs en 2005. Nora Catelli
7 Entreguerras
Jos¨¦ Manuel Caballero Bonald. Seix Barral
En cualquier g¨¦nero que aborde, Jos¨¦ Manuel Caballero Bonald es un escritor memorialista atra¨ªdo por la funci¨®n alucinatoria de la palabra. El poema-libro Entreguerras est¨¢ dispuesto en cap¨ªtulos, como las novelas; y, como las memorias, recoge los aluviones autobiogr¨¢ficos de su experiencia. Pero nadie se enga?e: se trata de pura poes¨ªa derramada en vers¨ªculos fluviales seg¨²n los flujos y reflujos del recuerdo, cuyas leyes ¡°complejas son y mudadizas¡±. Sin puntos, comas ni otros diques de contenci¨®n, las oleadas verbales no responden a un automatismo surrealista y sin conciencia rectora, sino a un escudri?amiento racional de la realidad: no por casualidad el volumen se subtitula De la naturaleza de las cosas, lo que remite al poema lucreciano sobre la epopeya intelectual de Epicuro, que quiso entender el mundo sin el amparo de mitos o de dioses. Los dep¨®sitos de ese conocimiento contienen noticia del amor y la c¨®lera, el para¨ªso de Arg¨®nida-Do?ana, el descr¨¦dito de los h¨¦roes y sus ilusorias quimeras, la erosi¨®n de la vejez, las ma?as de la muerte. Y todo ello con una serenidad, casi displicencia fatalista, ajena al entusiasmo, la exasperaci¨®n y el ruido. Sesenta a?os de creaci¨®n han desembocado en este poema de casi 3.000 versos, cifra y suma de una escritura ejemplar. ?ngel L. Prieto de Paula
8 Diccionario de m¨²sica, mitolog¨ªa, magia y religi¨®n
Ram¨®n Andr¨¦s. Acantilado
Como dice Ram¨®n Andr¨¦s en el pr¨®logo de esta obra, el hombre se ha acostumbrado a ¡°caminar entre fisuras, siendo nosotros mismos fisura¡±. Una apreciaci¨®n as¨ª precediendo un libro que abarca exhaustivamente el universo mitol¨®gico indoeuropeo relacionado con la m¨²sica (dioses, instrumentos, plantas, temas, creencias, conceptos) tiene que significar esto: que en el horizonte de su autor estaba legar, adem¨¢s de un impresionante despliegue de erudici¨®n, algo que contribuyera a darle sentido a ese caminar entre fisuras. La m¨²sica, que armoniza el intervalo o fisura esencial que hay entre los seres y entre estos y el Ser, solo pod¨ªa acceder a convertirse en un diccionario si este, a su vez, aceptaba poder ser le¨ªdo-escuchado como una pieza musical. Para curar y servir como los terapeutas de la p¨¢gina 1.557, para hilvanar y ensartar como los rapsodas de la 1.420, para salir danzando del laberinto del yo como en la 915 o para unir y conectar como las cuerdas de la 517: cuatro ejemplos entresacados de entre los cientos que cantan y resuenan, dentro de la catedral que es este libro, a mayor gloria de los ruise?ores y las bacantes (y los yunques, los abedules, la utop¨ªa o el p¨¢nico) que habitan dentro de cada uno de nosotros. Jes¨²s Aguado
9 Antigua luz
John Banville. Traducci¨®n de Dami¨¤ AlouAlfaguara
Olvidarse de s¨ª mismo, como la se?ora Gray mientras avanza cautelosa por el agua del r¨ªo sorteando las piedras afiladas del fondo. Canturrea. As¨ª me la va contando Alexander Cleave, presente en otras novelas del extraordinario John Banville, Cleave es ahora un viejo actor teatral que recupera los sentidos de un verano adolescente, cuando la madre de su mejor amigo, la se?ora Gray, era su amante. ¡°Yo ten¨ªa quince a?os y ella treinta y cinco. Estas cosas son f¨¢ciles de decir, pues las palabras no sienten verg¨¹enza y nunca se sorprenden¡±. Y as¨ª, en un potente y deslumbrante soliloquio, la memoria es punta de lanza atravesando el presente. Soy lectora, espectadora apasionada de Antigua luz, absorta en esa introspecci¨®n del protagonista que se?ala la rareza de olvidar. Pero aqu¨ª, olvidarse de s¨ª mismo es estar en esta lectura donde convergen las mujeres de la vida de Cleave. Cass, la hija que se suicid¨®; Billie Stryker, la extra?a confidente; la joven actriz Dawn Devonport y Lydia, esposa c¨®mplice de espor¨¢dicos desacuerdos. La antigua luz es ¡°esa luz de las galaxias que viaja durante un mill¨®n¡, un bill¨®n¡, ?un trill¨®n de kil¨®metros para alcanzarnos¡±. Como viaja la materia d¨²ctil de la memoria a la que embellecemos tanto como sea necesario. Escuchad lectores, escuchad espectadores: ¡°?Record¨¢is c¨®mo era abril cuando ¨¦ramos j¨®venes, esa sensaci¨®n de l¨ªquida impetuosidad y el viento extrayendo cucharadas azules del aire?¡±. ?Ah!, esa antigua luz. Mar¨ªa Jos¨¦ Obiol
10 Las leyes de la frontera
Javier Cercas. Mondadori
Las leyes de la frontera es una novela bien construida por su equilibrio entre fondo y forma, trama y personajes. Nada nuevo: Javier Cercas ha demostrado en sus obras anteriores conocer bien las reglas de la narraci¨®n. Es un novelista de l¨ªnea clara que huye del artificio literario. Como ¨¦l mismo dice, si la frase le sale demasiado libresca, la borra. El autor de Soldados de Salamina escribe novelas donde la respuesta precede a la pregunta, en una constante vuelta de tuerca que atrapa al lector con incertidumbres y falsas verdades. Aqu¨ª todo empieza cuando al narrador le ofrecen escribir la biograf¨ªa de un delincuente juvenil, El Zarco, muerto tempranamente hace a?os. As¨ª nos adentramos en la historia de El Gafitas, el chico de clase media que en la Gerona de 1978 conoci¨® a Tere y El Zarco. De este modo Cercas hurga en una Transici¨®n que ha olvidado la cruz para fijarse solo en la cara limpia y mitificada. Entonces afloran las preguntas: ?Por qu¨¦ los delincuentes juveniles como El Zarco llegaron a ser glorificados por los medios de comunicaci¨®n durante aquellos a?os? ?Por qu¨¦ la hero¨ªna tuvo el mismo mort¨ªfero impacto que una guerra en toda una generaci¨®n? Nunca hay solo una respuesta, pero Cercas cuenta con maestr¨ªa la que m¨¢s se acerca a la verdad. Luis de Le¨®n Barga
Babelia
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