Bipolar
De David Mamet me gustaban hasta sus obras de teatro, algo ins¨®lito en alguien como yo, casi siempre lamentablemente incapaz de captar las esencias de ese arte, de cre¨¦rmelo, sobre todo si va de experimental y de vanguardia. La escritura de Mamet representa la inteligencia y el estilo. Imprime su sello, el toque Mamet, en relatos, art¨ªculos, impresiones y guiones. Tambi¨¦n ha dirigido pel¨ªculas tan originales como buenas. Igualmente, ha sido el creador de la serie de televisi¨®n The Unit. La hizo despu¨¦s de haber publicado en la revista Village Voice un art¨ªculo con el t¨ªtulo: Por qu¨¦ ya no soy un izquierdista empecinado. Y, por supuesto, nada que objetar a que alguien descubra la Luz en el camino de Damasco y se arrepienta de sus antiguas y p¨¦rfidas creencias. Lo malo es que esa conversi¨®n ha venido acompa?ada de una merma alarmante de su talento expresivo. The Unit,que describe la heroica existencia de una secci¨®n de ¨¦lite del Ej¨¦rcito de Estados Unidos dedicada a misiones clandestinas, es grotesca, mal escrita y peor realizada, un producto de Fox al gusto del intelectual George Bush.
Lanzaron Homeland, otro producto de Fox, con el se?uelo publicitario de que eran los mismos creadores de 24, esa contumaz apolog¨ªa de la tortura en posesi¨®n de cierta habilidad narrativa, aunque todo resultara bastante inveros¨ªmil, comenzando porque en tan solo 24 horas el fren¨¦tico y sufrido patriota Jack Bauer protagonizara conjuntamente La Iliada y La Odisea.
Con estos antecedentes el mosqueo inicial estaba asegurado. Pero se vino abajo al constatar el talento, el suspense y la complejidad que desprenden las atormentadas aventuras de esa bipolar agente de la CIA dotada de instinto privilegiado y el marine secuestrado en Afganistan que abraz¨® la fe isl¨¢mica para sobrevivir mentalmente a la desesperaci¨®n y al constatar que los drones de su ej¨¦rcito cometen impunemente matanzas de ni?os. La primera temporada, centrada en el tenaz convencimiento de la bipolar de que el repatriado h¨¦roe es un infiltrado de Al-Qaeda, era adictiva. La segunda, cada vez m¨¢s sombr¨ªa, con giros tan imprevisibles como efectivos, me sigue hipnotizando. Hasta el punto de devorar en dos sesiones los 12 cap¨ªtulos, despues de prometerme en vano : ¡°Veo uno m¨¢s y a dormir¡±.
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